Investigadores de la Universidad de Cádiz, pertenecientes al grupo CTS-1081: Fotoprotección y Prevención del Cáncer de Piel, en colaboración con el Instituto de Investigación e Innovación Biomédica de Cádiz (INiBICA), el Centro Andaluz de Medicina del Deporte, la Unidad de Investigación REDISSEC de la Agencia Sanitaria Costa del Sol (Marbella) y el departamento de Dermatología del Hospital Costa del Sol (Marbella), han llevado a cabo un estudio centrado en los comportamientos, actitudes y conocimientos relacionados con el sol entre los regatistas paralímpicos.
Este novedoso trabajo, de gran importancia para la transferencia social, ha sido posible gracias a la colaboración de 56 regatistas de élite con discapacidad pertenecientes a 19 países que participaban en los Campeonatos Mundiales de Vela 2019, celebrados en julio en Puerto Sherry (El Puerto de Santa María – Cádiz).
A qué riesgos se exponen los regatistas
Los deportes al aire libre se asocian con beneficios físicos, mentales y sociales. No obstante, varios estudios realizados entre deportistas revelaron que se someten a niveles significativos de exposición a la radiación solar, lo que suele derivar en altos índices de quemaduras solares, combinados con una baja adherencia a las conductas de fotoprotección.
Asimismo, “los deportes acuáticos presentan un mayor riesgo de cáncer de piel debido a sus horarios y condiciones de entrenamiento, los cuales se llevan a cabo con mayor frecuencia durante los meses de primavera y verano y en las horas de mayor exposición a los rayos UV (entre las 10.00 y las 16.00 horas), sin olvidar que hacen un uso frecuente de superficies acuáticas reflectantes”, como se señala en el estudio publicado en la revista Disability and Health Journal, primera del ‘Ranking Journal Citation Reports’.
El primer trabajo centrado en los riesgos de los regatistas paralímpicos
Este trabajo es el primero que se lleva a cabo centrado en regatistas paralímpicos y su relación con el sol. Para ello, se han evaluado “los hábitos de exposición, las prácticas de protección solar, las actitudes y conocimientos relacionados con el sol” entre estos deportistas. Los datos, que han sido codificados y analizados, se han obtenido a través de un cuestionario.
Entre las conclusiones de esta investigación destaca el hecho de que “la tasa de quemaduras solares en la temporada anterior (en 2018) fue muy elevada”. Así, el 76,8% de los deportistas estudiados habían sufrido al menos una quemadura solar. De igual forma, “las prácticas de protección solar más comunes fueron el uso de gafas de sol (85,7%), protector solar (83,9%), sombrero (75%) y mangas largas/pantalones largos (48,2%)”; mientras que “las menos comunes fueron evitar el sol del mediodía (28,6%) y utilizar la sombra (43,6%)”.
En cuanto a la reaplicación de la protección solar, “cerca de un tercio de los participantes (33,9%) declaró ‘no reaplicar’ y sólo unos pocos (16,1%) indicaron hacerlo cada una o dos horas”, a pesar de que la mayoría de ellos, un 82,1%, declaró estar preocupado por el cáncer de piel que puede provocar el sol.
Las principales conclusiones de este estudio revelan que los regatistas paralímpicos “presentaban altas tasas de exposición al sol, una adherencia insuficiente a las prácticas de protección solar, actitudes insatisfactorias y conocimientos limitados relacionados con la exposición al sol y el cáncer de piel”. Por ello, los autores de este trabajo recomiendan a las administraciones de salud pública y a las organizaciones deportivas la realización de campañas de protección solar dirigidas a la comunidad deportiva, especialmente a los deportistas con discapacidad, para mejorar la adherencia a conductas de fotoprotección para la prevención del cáncer de piel en el entorno deportivo al aire libre.
Entre los consejos que aportan los expertos para prevenir el daño cutáneo se encuentran: comprobar el índice UVI durante todo el año; limitar la exposición al sol durante el mediodía, intentar permanecer en la sombra siempre que sea posible; utilizar ropa deportiva que cumpla con la normativa técnica de fotoprotección; usar gorras y gafas de sol durante la práctica deportiva; y utilizar cremas solares y renovarlas al menos cada dos horas. De igual forma, estos científicos aclaran que “se necesitan unos 20 minutos diarios de exposición al sol para mantener los niveles adecuados de vitamina D. Por encima de ese tiempo, no obtendremos más beneficios y pondremos en riesgo la salud de nuestra piel”.
Con todo ello, solo queda indicar que “hay que convertir tu práctica deportiva en una práctica segura. Revisa tu piel regularmente y consulta a tu médico si notas alguna herida que no cicatriza, un tumor que aumenta de tamaño o un lunar que cambia de aspecto”, como sentencian los investigadores de este trabajo que cuenta como primer autor al profesor José Vicente Gutiérrez-Manzanedo, del departamento de Didáctica de la Educación Física, Plástica y Musical.