La contaminación por plásticos se ha convertido en uno de los problemas ambientales de mayor entidad. Desde diversas organizaciones se advierte de la presencia masiva en los mares y ahora se ha descubierto que también está presente en especies de fauna. Un estudio sobre aves que circulan por la Corriente Canaria ha revelado que el 90 por ciento de los ejemplares analizados tenían restos de plástico en su organismo.
El estudio ha estado liderado por investigadores del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC), y ha revelado que la presencia de plásticos está extendida de forma homogénea a lo largo de la Corriente Canaria, una zona que aporta importantes recursos a las pesquerías españolas y de la UE. El trabajo, publicado en la revista Marine Pollution Bulletin, destaca el papel de las pardelas cenicientas, Calonectris borealis, como bioindicadores clave de este problema ambiental.
Qué revela este estudio sobre la presencia de plástico en aves
Para este estudio, el equipo de investigadores analizó el contenido estomacal de 116 polluelos de pardela cenicienta en tres islas del archipiélago: Tenerife, Gran Canaria y Lanzarote. Los resultados revelan que más del 90 % de las aves habían ingerido plásticos. En total, se identificaron 1.159 fragmentos plásticos, con una mayor prevalencia de fibras transparentes o blancas que desprenden las redes y cabos que se utilizan en la actividad pesquera.
La Corriente de Canarias es un afloramiento de aguas frías y profundas ricas en nutrientes que concentra gran productividad biológica y biodiversidad. Su presencia influye en el clima y ecosistema de las islas macaronésicas de Madeira, Cabo Verde, Canarias y Salvajes.
Cómo llega el plástico a las aves
Los restos de plástico llegan a las aves a través de los peces que capturan en el mar. Las pardelas cenicientas son aves marinas que pasan la mayor parte del año mar adentro, visitando las islas solo para criar. Se alimenta principalmente de calamares y peces, que pesca mediante zambullidas de hasta 15 metros de profundidad y es un bioindicador de la situación ambiental de los ecosistemas donde está presente.
“A pesar de las diferencias en las áreas de alimentación de los adultos, que hemos determinado mediante análisis isotópicos y seguimiento por GPS, la cantidad y tipo de plásticos ingeridos por los pollos fue similar en todas las islas”, apunta el investigador del MNCN Airam Rodríguez. “Esto indica que la presencia de plásticos es uniforme a lo largo de la Corriente Canaria, una región caracterizada por su alta biodiversidad y una intensa actividad pesquera”, continúa.
Los pollos analizados son los que se recogen entre finales de octubre y primeros de noviembre, cuando realizan su primer vuelo. Los pollos de pardela abandonan el nido en esa época y muchos, a causa de la contaminación lumínica, se desorientan y acaban chocando con estructuras urbanas (antenas, farolas, edificios, incluso el suelo). Cuando la colisión es mortal, el equipo estudia el contenido estomacal de cada ejemplar. Como antes de salir del nido no han podido alimentarse por si mismos, se sabe con certeza que los plásticos ingeridos se los han proporcionados los padres que pescan en la Corriente de Canarias.
Los resultados destacan la importancia de estandarizar los programas de monitoreo de plásticos en el medio marino y destacan la utilidad del biomonitoreo como una herramienta eficaz para evaluar la salud del medio marino. “La alta presencia de plásticos en las aves refleja un problema grave que no solo afecta a la fauna, sino también a la calidad de nuestros ecosistemas marinos donde pescamos y de los cuales nos alimentamos”, alerta Rodríguez.
El estudio no solo aporta datos sobre el impacto de los plásticos en la Corriente Canaria, sino que también refuerza la necesidad de cooperación internacional para abordar esta creciente amenaza ambiental en grandes ecosistemas que trascienden barreras políticas.