Encuentran el factor del que depende que un bosque se recupere tras un incendio

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Una investigación del Centro Nacional de Investigación italiano, en colaboración con la UNED, ha demostrado por primera vez que, en entornos propensos a incendios, las características de las plantas determinan la resiliencia frente a los incendios de los bosques, las praderas y las sabanas. Los resultados, obtenidos mediante un nuevo modelo matemático, se publican en The American Naturalist. 

Equipos de bomberos forestales realizan tareas de extinción.

¿Podemos determinar la resiliencia ante incendios de diferentes tipos de ecosistemas a partir de las características de las plantas que los componen? ¿Qué papel desempeñan las adaptaciones que las plantas han desarrollado en respuesta a los incendios? Estas son las preguntas a las que ha respondido un equipo de investigación internacional integrado por investigadores del CNR (Italia), la UNED y la Universidad de Reading (Reino Unido). El resultado es claro: la capacidad de las plantas para volver a crecer después de un incendio es un factor fundamental para determinar la resiliencia de los bosques y los pastizales frente a los incendios.

«Los incendios forestales que estamos viendo cada vez más frecuentemente en nuestro país y en muchos otros países pueden tener impactos devastadores para el ser humano y el medio ambiente. Pero, no hay que olvidar que los incendios han quemado la vegetación durante más de 400 millones de años, desempeñado un papel fundamental en la evolución de las plantas y la configuración de los ecosistemas. Así, algunas plantas han desarrollado adaptaciones que les permiten no solo sobrevivir en entornos propensos a incendios, sino incluso aprovechar los incendios para proliferar.

Por ejemplo, la encina mediterránea (y muchas otras especies de árboles) puede volver rebrotar a partir de sus raíces, aún tras la quema total de su tronco; o las piñas de algunos pinos, que solo se abren después de un incendio, al ser estimuladas por él. Este tipo de características definen a cómo responde cada especie a los incendios. En el pasado, diferentes tipos de respuestas a los incendios permitieron que las plantas sobrevivieran a los incendios, pero las reglas del juego están cambiando debido al actual cambio climático «, explica Mara Baudena, investigadora del CNR-ISAC.

¿Podemos determinar la resiliencia ante incendios de diferentes tipos de ecosistemas a partir de las características de las plantas que los componen? ¿Qué papel desempeñan las adaptaciones que las plantas han desarrollado en respuesta a los incendios? Estas son las preguntas a las que ha respondido un equipo de investigación internacional integrado por investigadores del CNR (Italia), la UNED y la Universidad de Reading (Reino Unido). El resultado es claro: la capacidad de las plantas para volver a crecer después de un incendio es un factor fundamental para determinar la resiliencia de los bosques y los pastizales frente a los incendios.

«Los incendios forestales que estamos viendo cada vez más frecuentemente en nuestro país y en muchos otros países pueden tener impactos devastadores para el ser humano y el medio ambiente. Pero, no hay que olvidar que los incendios han quemado la vegetación durante más de 400 millones de años, desempeñado un papel fundamental en la evolución de las plantas y la configuración de los ecosistemas. Así, algunas plantas han desarrollado adaptaciones que les permiten no solo sobrevivir en entornos propensos a incendios, sino incluso aprovechar los incendios para proliferar. Por ejemplo, la encina mediterránea (y muchas otras especies de árboles) puede volver rebrotar a partir de sus raíces, aún tras la quema total de su tronco; o las piñas de algunos pinos, que solo se abren después de un incendio, al ser estimuladas por él. Este tipo de características definen a cómo responde cada especie a los incendios. En el pasado, diferentes tipos de respuestas a los incendios permitieron que las plantas sobrevivieran a los incendios, pero las reglas del juego están cambiando debido al actual cambio climático «, explica Mara Baudena, investigadora del CNR-ISAC.