La frase la pronunció ayer Mario Weitz, reputado economista, doctor en Economía y consultor del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional. Este experto analizó la situación económica española y sus perspectivas de futuro en una masterclass en el Cámara de Comercio de Almería organizada por la FAEEM y la escuela de negocios ESIC. Según este experto las previsiones de futuro para España son bastante oscuras. A medio plazo el consumo apenas si crecerá el 1% frente al 6% de años anteriores, el paro va a seguir subiendo, y los tipos de interés también debido a la tendencia inflacionista y al aumento del coste de la energía.
Por ello, la única opción para mejorar el resultado de las empresas es exportar. Pero un euro tan fuerte frente al dólar nos perjudica como país. Además, no todas las empresas pueden exportar. Hace falta músculo para aguantar el primer año, y un tejido productivo con tanta pyme lo hace aún más difícil. Las pequeñas empresas tienen menos personal cualificado, y sobre todo, menos acceso al crédito que les permita asumir pérdidas en las primeras fases de la exportación. Todo esto, unido a nuestra baja cualificación en materia de idiomas, sobre todo del inglés, hace necesaria una revisión de nuestro tejido productivo en una economía cada vez más global.
La marca “España” tampoco ayuda. Según Weitz ya no es que las comunidades autónomas nacionalistas escondan en su presencia en las ferias internacionales el “Made in Spain”, sino que marcas señeras como Santander o Zara, y el resto de las del IBEX 35, esconden su procedencia para no verse perjudicadas por la situación de la economía española y porque los mercados tienen catalogado a nuestro dentro de las naciones “PIGS”. Es decir, las iniciales en inglés de los países en el punto de mira de los mercados: Grecia, Portugal, Irlanda y España.
Sobre este asunto este economista asegura que de facto ya estamos intervenidos. Desde fuera nos han dicho que o hacemos produndas reformas o nos llevamos por delante el euro. Si ello pasase, no sólo no habría dinero para refinanciarnos, sino que los intereses del dinero que nos prestasen y las reformas que nos obligarían a hacer, serían de tal dimensión que nos hipotecarían durante décadas. Tras España, advierte este experto, los siguientes en la lista son Bélgica e Italia.
Mario Weitz cree que estamos ante un tejido productivo atomizado que no sabe sacar provecho a sus propios recursos, y puso como ejemplo al aceite de oliva. Somos el primero productor del mundo y lo exportamos a Italia a granel para que éste lo venda bajo sus marcas. Igual nos pasa con productos como el queso, entre otros. Por ello, anima a buscar nuevos mercados a los que vender nuestros productos con marcas consolidadas, como el chino, el indio o el brasileño. En estos tres países ya hay una gran clase media de doscientos, cien y ochenta millones de personas dispuestas a comprar cualquier producto que proceda de Europa porque cree que cualquier marca que proceda de allí es mejor que la que ellos fabrican.
Otro lastre para España es el ladrillo. Weitz cree que el precio de la vivienda todavía debe caer un 15%, y en las zonas costeras y grandes ciudades, que es donde más inflados están los precios, éstos deben caer aún más. De todos los países que han sufrido burbuja inmobiliaria: Irlanda, Estados Unidos, Inglaterra y España, nuestro país es el único que aún no ha experimentado un desplome en los precios de la vivienda.
Reformas.
Weitz se muestra partidario de hacer una reforma en profundidad del sistema administrativo español. “No es asumible que España tenga más de ocho mil ayuntamientos, y que muchas de las competencias estén triplicadas”. Además, añade este experto, hay que bajar bruscamente el gasto corriente improductivo en sueldos de empleados públicos innecesarios, coches oficiales, altos cargos, y una larga lista de ejemplos, en lugar de hacerlo como se está llevando a cabo en inversiones productivas. Puso como ejemplo de despilfarro el Plan E y gastos similares, que lo único que han hecho han sido endeudarnos mucho más.
Este economista se muestra partidario de no aumentar impuestos, como recomienda la Unión Europea para bajar el déficit, y sí luchar contra la economía sumergida como forma de aumentar los ingresos. Es inasumible que uno de cada cuatro euros en España sea dinero negro.
Si bien es cierto que la economía sumergida, y la cultura de la familia en España, están manteniendo a raya la paz social (España lleva una Huelga General frente a las quince griegas), es cierto que su existencia supone agravios comparativos y pone en peligro el sistema social que todos queremos mantener.
Un ejemplo de ello es el mercado laboral. En España el subsidio de desempleo son dos años. En Estados Unidos, tres meses. Por ello se dice que ningún Gobierno puede mantenerse en el cargo de la primera potencia del mundo si el paro supera el 8%. En España supera el 21%, y aquí no pasa nada. Llevamos décadas así, lo que refleja que algún problema tendremos. También se mostró partidario de hacer una profunda reforma laboral que vincule los salarios a la productividad, y no al IPC.