- En España hay 668.082 embriones en los bancos de conservación, algo más de un 10% de ellos con destino incierto y riesgo de quedar abandonados
- El número va en aumento debido a que cada vez son más necesarios los tratamientos de fertilidad
El retraso de la maternidad en España, causado, entre otros factores, por el contexto socioeconómico actual, ha conducido a que cada vez más personas requieran tratamientos de fertilidad para lograr su objetivo de convertirse en padres. A consecuencia de esta demanda, el número de embriones criopreservados en los bancos va en constante aumento, alcanzando los 668.082 embriones tan solo en España, de acuerdo con los últimos datos arrojados por la Sociedad Española de Fertilidad (SEF). En la actualidad, esto provoca que se vayan acumulando embriones, con el problema añadido de que muchos de ellos además no tienen un destino claro.
Esta situación genera una serie de problemas logísticos a las clínicas de medicina reproductiva. La preservación de estos embriones, según indican los especialistas en medicina reproductiva del Instituto Bernabeu, tiene un coste importante ya que el mantenimiento de las instalaciones es costoso, el consumo de nitrógeno también es elevado, y se requiere cada vez más espacio en los tanques de nitrógeno líquido donde se almacenan.
En España hay 668.082 embriones en los bancos, de los que se estima que 60.005 se encuentran en una situación de abandono, según la SEF. Esto representa cerca del 10% de los embriones criopreservados y conduce a los especialistas en medicina reproductiva a un dilema ético y legal, derivado de la imposibilidad de darle un destino definido.
En España, y dentro de las opciones que permite la ley, aproximadamente el 45% de los embriones congelados son destinados al uso por los propios pacientes, mientras que el 5% son donados a otras parejas con fines reproductivos, el 18% se destina a fines de investigación y el 18% restante tiene como destino la destrucción. Sin embargo, existe algo más del 10% para los que no existe un destino definido.
La Ley sobre Técnicas de Reproducción Humana Asistida indica que las clínicas tienen la obligación de solicitar periódicamente a la mujer o pareja progenitora la renovación o modificación del consentimiento donde consta el destino elegido para sus embriones. Si tras dos intentos los pacientes no cumplen con este requisito los embriones quedarían a disposición del centro y podrían destinarlos conforme a su criterio a cualquiera de los fines citados.
“Tenemos que distinguir entre lo que denominamos ‘embriones abandonados’ de lo que los especialistas clasificamos como embriones a los que no podemos dar el destino elegido por sus progenitores. Las causas por las que un embrión puede acabar abandonado son diversas. Lo más habitual es que sea porque sus dueños se desentiendan de ellos o que la pareja sea imposible de localizar”, explica el director del Programa de Donación de ovocitos y criobiología de Instituto Bernabeu, Jaime Guerrero.
Una legislación poco clara
Sin embargo, aunque la ley contempla que el destino de los embriones abandonados pasaría a ser competencia de las clínicas, lo cierto es que esto tiene sus limitaciones. Muchos de estos embriones no reúnen los requisitos mínimos para ser donados a otras parejas, tampoco se pueden dirigir a proyectos de investigación porque son inexistentes, y tampoco se opta por destruirlos ante la posibilidad de que fueran reclamados en un futuro por sus progenitores. Paradójicamente, aunque los progenitores sí hayan decidido el destino de estos embriones, esta situación puede darse también al no poder llevar a cabo su voluntad, ya que pueden no cumplir los requisitos que marca la normativa legal.
“Además, la legislación no es tajante y no deja claro qué pasaría si los progenitores aparecieran después de haberse desentendido durante años y los reclamaran. Esta incertidumbre provoca que la mayoría de centros optemos por conservarlos indefinidamente hasta que la ley aclare esta situación. Es decir, estos embriones quedan en el limbo, sin que puedan destinarse en muchas ocasiones para otras parejas o para la investigación científica”, explica Guerrero.
A pesar de que son necesarios ciertos ajustes, según reconoce el equipo médico de Instituto Bernabeu, la Ley de Reproducción Asistida de nuestro país es una de las más avanzadas del mundo y es una referencia tanto por las técnicas que regula como por las personas destinatarias. De hecho, pacientes de todo el mundo visitan España con el objetivo de llevar a cabo su tratamiento de fertilidad. En IB, en concreto, atendemos anualmente a pacientes llegados de 137 países diferentes.
Más tratamientos de fertilidad
El aumento de los tratamientos de fertilidad se une a la caída en picado de la natalidad en España. Según reflejan los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), la cifra de niños nacidos en España cae progresivamente, descendiendo de 1,37 a 1,19 el número de hijos por mujer de 2010 a 2021. Por contra, la edad media a la que las españolas tienen su primer hijo no deja de subir, superando los 32,6 años en la actualidad (en 2010 la edad era 29,8 años), con las dificultades que esto puede generar para la fertilidad femenina.
Por este motivo, cada vez más parejas recurren a especialistas para concebir y, sólo en España, en 2021 nacieron un total de 40.638 bebés por técnicas de reproducción asistida, lo que supone el 11,8 % de los nacimientos (según SEF).