El veneno de las serpientes contiene compuestos más benéficos de lo que se cree, entre ellos algunos que sirven como materia prima para elaborar fármacos contra el cáncer. En laboratorio se comprobó que el veneno de Crotalus durissus cumanensis –única subespecie de cascabel de Colombia– tiene moléculas que podrían “atacar” las células de cáncer de pulmón, enfermedad por la que cada año mueren en el mundo 1,8 millones de personas, según cifras de 2020.
Según la OMS el cáncer de pulmón es la causa principal de muertes relacionadas con el cáncer en todo el mundo, y su tasa de mortalidad es la más elevada tanto entre hombres como entre mujeres. El tabaquismo es la causa principal del cáncer de pulmón y es responsable de aproximadamente el 85% de todos los casos.
Aunque por muchos años se ha estudiado el veneno de la cascabel, hasta ahora sus componentes no se habían diferenciado según las regiones donde habita, lo cual es importante porque, por ejemplo, las proteínas que tiene dicha especie en el Caribe no son las mismas que tienen en la Orinoquia o en el Magdalena Medio.
Así nació el interés de Ariadna Rodríguez Vargas, candidata a doctora en Bioquímica de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), quien analizó una muestra representativa de cada una de estas tres ecorregiones para hallar la proteína lectina tipo C, que ha demostrado tener un efecto en células de cáncer.
Las muestras se examinaron mediante técnicas como la electroforesis en gel de poliacrilamida, en la que se toma una “foto” de los compuestos del veneno y se marcan algunas bandas con el peso molecular de las proteínas existentes, y la cromatografía líquida de alta eficiencia, técnica que separa las sustancias del veneno y su calidad dependiendo de qué tan bien interactúan con el agua.
Así, con cantidades muy bajas (en el rango micromolar) se redujo o eliminó un 50 % en las líneas celulares de cáncer de pulmón estudiadas, lo cual es promisorio para que en un futuro se obtenga un fármaco o tratamiento efectivo contra la enfermedad.
La clave de estas moléculas es que, aisladas y separadas en el laboratorio, comienzan a tener propiedades distintas, incluso benéficas, a las que tienen cuando están mezcladas en el veneno y generan ese efecto tóxico y letal que conocemos.
Pero, como decía el pintor Bob Ross, reconocido por sus paisajes y frases célebres, “no existen errores, sino accidentes felices”, y esto es lo que la investigadora asegura que ocurrió en el intento de obtener lectina tipo C, pues esta apareció acompañada de serina proteasa, una enzima que puede tener actividad antitumoral y efectos sobre la coagulación de la sangre.
Según la doctora Rodríguez, un componente se robó el protagonismo, pues es difícil de identificar y solo estaba en el veneno de la cascabel del Caribe: la crotamina, una proteína pequeña relacionada con parte del efecto neurotóxico característico de este veneno.
“Esta proteína se puso a prueba para conocer su efecto sobre algunas líneas celulares de cáncer esperando lograr que estas fueran eliminadas y tuvieran un impacto importante en el control de la enfermedad”, asegura la experta.
Añade que “aquí el término clave es ‘apoptosis’, un proceso natural en el que las células cancerígenas ‘explotan’, y que la crotamina potencia, ya que se introduce en la célula y hace que una serie de genes produzcan en exceso caspasas, proteínas encargadas de ejecutar dicho estallido”.
Pero esto no es todo: la simulación computacional, una herramienta que cada vez le aporta más a la ciencia, no fue la excepción en esta investigación. La doctora utilizó un software especializado para predecir lo que ocurriría si la crotamina bloquea los canales de potasio de las células, encargados de regular diversos procesos de impulsos nerviosos, contracción muscular y presión sanguínea.
“Cuando el compuesto forma parte del veneno y la serpiente muerde a una persona, de inmediato esta puede sufrir parálisis de alguna extremidad, ya que se da una interferencia con los canales de potasio; sin embargo, cuando las proteínas se aíslan y se utilizan en el organismo, se produce un efecto beneficioso en enfermedades como el cáncer de pulmón, ya que se potencia el proceso de apoptosis o muerte celular”, indica la doctora Rodríguez.
La palabra veneno viene del latín venenum, cuyo significado estaba relacionado en la Antigüedad con una poción mágica, ya fuera buena o mala para la salud. En este caso, el estudio de la investigadora Rodríguez es un primer paso para desentrañar las posibilidades que ofrece el veneno de la cascabel que, en un esfuerzo científico sin precedentes, podría ser la respuesta contra enfermedades que cada año cobran la vida de miles personas.