Iñaki Gabilondo (San Sebastián, 1942), uno de los grandes referentes de la comunicación en España, depositó ayer en la Caja de las Letras del Instituto Cervantes su legado, el micrófono con el que realizó su último intervención en la radio. Como él mismo explicó se trata de un símbolo de su profesión, pues «yo no tengo absolutamente nada que legar», insistió, «lo que he hecho es un servicio ya cumplido».
Con este legado, «el Instituto Cervantes se compromete con una profesión que debe reivindicar la dignidad de la información en estos tiempos de ruido», indicó su director, Luis García Montero. Y recalcó la relevancia de este «periodista de varias generaciones» y «parte fundamental de la vida cotidiana», además de «testimonio de la transición de una dictadura a una democracia, pero sobre todo como la voz de una democracia madura».
En este homenaje a una de las voces más representativas de la radio, entre otros medios informativos, también participaron las periodistas Pepa Bueno y Mara Torres. Ambas compartieron algunos de los valores y enseñanzas que han recibido de la figura de Gabilondo con la lectura de sendas cartas que también pasaron a formar parte del legado en la caja nº 1268. Ángel Gabilondo, defensor del Pueblo y hermano del homenajeado; y Carmen Noguero Galilea, secretaria general del Instituto Cervantes participaron, como testigos del legado.
Su micrófono, símbolo de las ideas
«La verdad es que yo no tengo absolutamente nada que legar», repitió Gabilondo al recordar como el 95% de su trabajo ha sido «en tiempo real, en directo, circulando».
«Mi esperanza e ilusión es que mi el legado esté microscópicamente escondido en el cerebro y el corazón de la gente», pues como relató, la esperanza de los que trabajan en periodismo es la aportación que con sus valoraciones hayan podido hacer.
Como «una prenda, pues no es un legado en sí mismo, sino un símbolo», el periodista con más de 60 años de profesión depositó en la caja nº 1268 un objeto, el micrófono dinámico con el que realizó desde su casa, «tras 55 años de radio, el último comentario para la Cadena SER, en enero de 2021».
Al final del homenaje, Luis García Montero indicó que a petición del Instituto Cervantes, el periodista escribió también una carta, pero «con una coquetería propia de esta Caja de las Letras, nos la vamos a guardar en la manga para mantenerla como uno de los secretos que custodiamos aquí y para tener la ilusión de un día, darla a conocer».
Rigor, pluralidad y curiosidad
Entre los aprendizajes que Iñaki Gabilondo le aportó, la periodista Mara Torres (Madrid, 1974), directora del programa «El Faro» de la Cadena SER, destacó tres elementos fundamentales en su desarrollo profesional: «pensar antes de hablar», «que nada es indiscutible» y el «contagio de la curiosidad por lo desconocido»
«Lo primero que aprendí profesionalmente de ti [Iñaki Gabilondo] fue a pensar antes de hablar, a entender que el micrófono que tenía delante no era solo un instrumento que me hacía llegar a un montón de gente, sino un símbolo de que debía cuidar lo que decía a través de él, con rigor, con cercanía y con la exigencia de mirar en todas las direcciones. Porque esa es otra de las cosas que aprendí escuchándote: que no hay una única realidad, sino muchas realidades formadas por un poliedro de circunstancias (…) en la que nada es indiscutible».
Asimismo, la periodista añadió, «eso también me lo contagiaste: la curiosidad por lo desconocido, a preguntarme por el mundo que nos rodea pero también por el mundo que está por venir».
Concluyó el escrito manifestando la proximidad que profesa por el periodista con el que, pese a compartir escasos meses de trabajo, la ha acompañado por la radio durante innumerables momentos de su vida, «porque, aunque tú no lo sepas, como dice el verso de Luis García Montero, has formado parte de mi intimidad».
«Voz de madera noble»
Por su parte, directora del El País, Pepa Bueno, (Badajoz, 1964), comenzó su intervención con el relato de un «instante íntimo que retrata, perfectamente, cómo el periodista ha sabido contruir un puente de confianza irrompible con su audiencia», en referencia a cómo ella recibió desde su casa la noticia del atentado del 11 de marzo en Madrid (2004), y cómo percibió la magnitud del acontecimiento al escuchar la voz de Gabilondo en la radio.
Con este ejemplo relató una de las aportaciones fundamentales del periodista para ella, «si quieres comunicar de verdad, construye confianza. Una confianza real, no mitómana ni interesada, una confianza basada en el respecto a la inteligencia del oyente».
Se refirió al pensamiento crítico como otra enseñanza crucial y recordó: «nunca te vi entregar tu incondicionalidad a nadie (…) reservando siempre un espacio a los tonos grises, a la duda, a la distancia crítica imprescindible».
Finalmente compartió, que «un periodista dura lo que dura su curiosidad», y destacó como esta «curiosidad real por el presente, para tratar de entenderlo, te ha salvado de creerte en posesión de la verdad».