Bodegueros importantes se han fijado en la provincia de Almería para instalar sus bodegas por el suelo y el clima de zonas como la Alpujarra y el Desierto de Tabernas, aseguró en enólogo Isidro Rodríguez en el desarrollo del curso de verano de la Universidad de Almería ‘el vino, mosaico de actividades’, que se desarrolla en la sede de Adra. Este mismo enólogo elogió la calidad de los vinos que se están elaborando en la provincia y destacó la apuesta por la calidad.
Rodríguez Ferrio aconseja a las empresas vitivinícolas de la provincia que “perseveren y que mantengan la ilusión”, porque “un gran vino exige muchos años de trabajo”.Durante su intervención, Isidro Rodríguez explicó las funciones de todos los profesionales vinculados a la actividad de una bodega. Dedicó gran parte de su tiempo a profundizar en la figura del enólogo, pero también habló del bodeguero, tonelero, taponero, analista de laboratorio, técnico en enoturismo y de los gurús del vino, entre otros profesionales.
Sobre los gurús del vino o críticos enólogos, el ponente subrayó que se trata de “un mal necesario” porque “son capaces de prestigiar un vino o una bodega” ya que “sus opiniones son muy respetadas” y “ayudan a promocionar” caldos.En la parte negativa, los gurús “son los que marcan la tendencia de lo que gusta y lo que no”, y si en la actualidad la tendencia hace que se busquen “vinos más suaves y fáciles de beber” eso “condiciona el tipo de vinos que hacemos en las bodegas”, remató el enólogo abderitano.
Por su parte, el profesor de la Escuela Superior de Hostelería de Madrid, José Ángel Sierra, hizo una defensa vehemente de la hostelería y de sus profesionales. Según su criterio “la profesión de la hostelería es la más digna de cuantas existen”. Y tal es así, que no escatimó en críticas tanto para los malos profesionales como para los clientes que no respetan a los trabajadores del sector.
A juicio de Sierra, “el buen profesional” debe tener una formación excepcional, y “saber de todo lo que ocurre a su alrededor”. Debe conocer la ciudad donde trabaja, su gastronomía, sus vinos, tiene que “saber vender, dominar el protocolo, conocer idiomas, ser pulcro y ordenado”. También es su obligación tener algo de “psicología y empatía” con el cliente, y por supuesto “conocer los precios, el material”, y un largo etcétera.
Excelente comunicador, Sierra bordó una conferencia muy participativa en la que, entre otras cosas, pidió ideas a los estudiantes para vender más vino. Y es que, en pocos años, según se ha puesto de manifiesto durante toda la semana, el consumo de vino per cápita ha pasado en España de 70 a 18 litros anuales.
Algunas de las ideas que Sierra dio por buenas para vender más vino en la hostelería fueron: “Vender vino a buen precio; comprar más cantidad del que tiene mejor salida; disponer de vinos con reconocimiento; disponer de botellas sin sobredimensionar el stock; vender diferentes tipos de vino; rentabilizar el producto de forma honesta; tener en cuenta los platos de la carta.