Cosme Pérez va camino de Chichilla (Albacete) donde esta noche tomará parte en su l XIV Festival de Teatro Clásico, una de las citas con los grandes festivales de teatro clásico que la obra tiene este verano. ‘El sueño de Cosme Pérez’ es una obra coproducida por los festivales de Chinchilla, Almagro, Almería, Olmedo y el Ayuntamiento de Roquetas y que se estrenó en las pasadas Jornadas de Teatro del Siglo de Oro de Almería, celebradas a mediados del mes de febrero. La representación de la obra, dirigida por Ascensión Rodríguez Bascuñana e interpretada por Jesús Herrera y Jorge Luis Godoy, aborda la insatisfacción del actor con el personaje que le ha tocado defender.
Bascuñana asegura que el texto "recoge identidades modernas y clásicas, sobre el ‘Canto de la rana’, de José Sanchís Sinistierra. Se ha hecho una dramaturgia con inclusión de textos de ‘El Canto del cisne’, de Chejov, los entremeses completos el rufián cobarde de Lope de Rueda, y el Tahúr celoso de Francisco Navarrete y una escena de la Adversa fortuna de Don Bernardo de Cabrera, de Antonio Mira de Amescua".
No hay que olvidar que la obra cuenta con una parte cinematográfica, donde los actores de la obra teatral charlan con los que aparecen en ese cortometraje. Esa parte de cine se rodó hace unos meses en la Escuela de Artes, contando con la participación de los actores Jesús Herrera, Jorge Godoy y Leticia Valle, bajo la dirección y dramaturgia de Ascensión Rodríguez. La dirección cinematográfica corre a cargo de David del Águila y la música es de Piel de Canto y el atrezzo de Paco Cañizares.
El actor barroco Cosme Pérez, viejo y completamente borracho, se pasea solo por el escenario tras una reciente representación. Allí sueña, hace una revisión de su vida de actor, medita sobre lo que agradece y reprocha a su inolvidable personaje ‘Juan Rana’, sobre las satisfacciones tenidas ante papales concretos y su añoranza de haber encarnado otros, que jamás representó. Se percibe una ligera ansiedad del actor cómico que siempre ha sido, y que anhela, haber representado algún papel trágico, que nunca tuvo.
En el fondo, la obra es una incursión en la eterna insatisfacción del actor, y quien sabe si en la eterna insatisfacción del hombre. El humor, la ternura, la sensación de fracaso, la humildad y la arrogancia del cómico se pasean por el escenario de la mano de Cosme Pérez y baja hasta el patio de butacas para hacer sonreír al espectador, pero también para hacerle meditar profundamente.
Tras su paso por Chichilla, esta obra teatral se representará en los festivales de Almagro y Olmedo.