El aceite lubricante que es imprescindible para hacer funcionar los motores de todo el parque de vehículos (turismos, pesados, especiales, etc.) y todo tipo de maquinaria (desde la industrial, a la agrícola o la de obra) se convierte, al final de su vida útil, en un residuo peligroso y de los más contaminantes que existen. Sin embargo, puede recogerse y reciclarse al 100%, generando con él nuevas materias primas o energía. En 2018, el sistema encargado en España de la gestión del aceite industrial usado, SIGAUS, logró recuperar 29 millones de litros en Andalucía, recogiendo en casi 13.000 puntos distintos. El resultado: más de 17 millones de litros de nuevos lubricantes retornados al mercado y casi 70.000 toneladas de CO2 ahorradas.
Andalucía dispone de un buen modelo de ese nuevo paradigma económico que están impulsando las autoridades de Europa y España, y que aboga por minimizar la generación de residuos y reintroducir los que se produzcan en nuevas cadenas productivas. Se trata del caso del aceite industrial usado.
El residuo que generan los lubricantes utilizados en los motores de los vehículos y en la industria es un gran desconocido para la mayor parte de los ciudadanos de a pie. Sin embargo, se trata de un residuo peligroso, que contiene sustancias tóxicas y metales pesados y cuyo impacto sobre el medio ambiente podría ser importante. Desde hace más de 10 años, SIGAUS es la entidad que se encarga de su recogida y reciclaje.
En 2018 en Andalucía se recogieron 24.118 toneladas brutas (incluyendo el agua y sedimentos con los que el aceite usado suele presentarse), lo que equivale a 98 toneladas cada día, laborable, del año).
Esta recogida exige un sistema logístico que llegue a todos los rincones en los que se produce una gota de aceite usado. Y es que la amplísima diversidad de usos del aceite industrial provoca que la generación de su residuo sea extremadamente fragmentada y dispersa en todo el territorio.
En Andalucía, 12.819 establecimientos generaron aceites usados en 2018. El 85% de ellos fueron establecimientos que generaron pequeñas cantidades de aceite usado (un máximo de 2.000 kg al año). Por tipologías, el 56% de puntos generadores fueron talleres de reparación de vehículos. Junto a ellos, se recogió residuo en más de 1.300 industrias y varios miles más de instalaciones de diverso tipo, desde construcción a agricultura, hostelería u otros servicios. En total, se realizaron 37.281 recogidas (151 recogidas cada día laborable del año), siendo la más frecuente de apenas 174 kg (aproximadamente un bidón de aceite usado).
Llegar a cada rincón del territorio
En cuanto a la dispersión territorial, fue necesario recoger aceite usado en 625 municipios andaluces (que abarcan el 99% de la población), incluyendo 439 municipios ubicados en el medio rural, en los que el sistema de recogida articulado por SIGAUS contribuye a la protección del entorno en esas zonas de mayor despoblación, prestando un servicio de valor para el tejido económico local.
La atomizada generación de aceite usado fue tal que se hizo necesaria la recogida de 8.421 toneladas de este residuo peligroso en 3.483 establecimientos situados en zonas desfavorecidas de montaña, cuya altitud y/o pendiente conlleva importantes limitaciones a la actividad agraria y, con ella, al mantenimiento de estas poblaciones.
Precisamente, es en estos entornos más aislados y despoblados donde existen los más importantes valores naturales que deben ser protegidos. En Andalucía existen numerosos espacios naturales protegidos, en los que se ubican 579 establecimientos que el pasado año generaron 519 toneladas de aceites usados. Como ejemplo, se acopiaron 254 toneladas de este residuo peligroso en la Reserva de la Biosfera de Doñana, gracias a la recogida en 279 establecimientos generadores de aceites usados.
Nuevas vidas, con grandes beneficios
Una vez recogido, mediante una flota de camiones cisterna de diverso tamaño, el aceite usado se traslada a instalaciones especializadas para su análisis y tratamiento. En concreto, son 29 las instalaciones de recogida, almacenamiento y tratamiento ubicadas en Andalucía que participan contractualmente con SIGAUS. En primer lugar, ha de separarse el aceite neto de agua y sedimentos. Posteriormente, dos tipos de tratamiento diferentes otorgan al residuo una nueva vida, ya sea como base lubricante, o como combustible industrial. En ambos casos, un correcto almacenamiento y entrega por parte de los establecimientos que generan aceites usados hace posible que el residuo sea 100% aprovechado.
La cantidad de aceite usado neto finalmente gestionado y valorizado por parte de SIGAUS en Andalucía fue de 28,8 millones de litros. Un 89% del mismo se destinó a regeneración, el tratamiento prioritario que permite extraer aceites base, que son el componente fundamental en la fabricación de nuevos lubricantes, que pueden llegar a tener características similares a los de primer refino.
Así, con el aceite usado recuperado en Andalucía se pudo retornar al mercado 17 millones de litros de nuevos lubricantes. Además de materias primas, la regeneración es un proceso con importantes beneficios en cuanto a la lucha contra el cambio climático: gracias a la gestión en Andalucía se evitó emitir a la atmósfera 69.171 toneladas de CO2.
El segundo posible tratamiento para el aceite usado es su descontaminación para fabricar combustible de uso industrial, evitando con ello la utilización de otros combustibles tradicionales como el fuel óleo. Gracias a ello se obtuvo una energía equivalente 31 GWh, similar a la consumida en usos eléctricos por 8.838 hogares.
Eduardo de Lecea, director general de SIGAUS, señala: “La gestión de los aceites industriales usados en Andalucía es un buen ejemplo de proyectos de Economía Circular que están funcionando ya de forma eficaz y sostenible. Lo hacemos posible con un residuo complejo, y de costosa gestión, gracias al compromiso de las empresas involucradas, al impulso de la Administración, y a la conciencia ciudadana. Entre todos, debemos seguir avanzando hacia este nuevo modelo de crecimiento, más innovador e inteligente, en el que los residuos que se recogen en las ciudades y en los pueblos de España se convierten en recursos. El camino ya no tiene vuelta atrás”.