El rector de la Universidad Internacional de Andalucía (UNIA), Juan Ignacio García, acompañado por el vicerrector de Formación Permanente y Extensión Universitaria, Manuel Acosta, y el portavoz del jurado Simón Arrebola, ha entregado hoy los diplomas a los seis galardonados en el X Premio UNIA de Pintura: Paz Catalán, Agus Díaz, Dolores Gallego, Diego Morcillo, Elena Núñez e Israel Tirado.
En su intervención, el rector afirmó que “en esta casa del saber, el arte es un vehículo de conocimiento; desde la provocación, aportando perspectivas únicas, activando líneas de pensamiento poco convencionales. El arte, en este caso el arte plástico, merece su espacio en la Universidad”.
Asimismo, y tras felicitar a los premiados, incidió en que “el patrimonio de la Internacional de Andalucía gana valor con la incorporación de estas obras; una muestra de vuestro talento, esfuerzo y determinación, y una representación del empuje de las nuevas generaciones artísticas de nuestro país. En este sentido, recordó que estas obras pasarán a formar parte de una exposición especial con motivo de la décima edición del Premio UNIA de Pintura, bajo el lema “Euforia, intimidad y depresión. Una década de cambios en la colección de pintura joven de la UNIA”, cuya comisaria va a ser Regina Pérez Castillo.
El jurado de esta edición ha estado integrado por Juan Antonio Álvarez, director del Centro Andaluz de Arte Contemporáneo; el decano de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Granada, Francisco J. Sánchez; el catedrático de Historia del Arte de la Universidad de Sevilla, Andrés Luque; Mª Dolores Sánchez y Simón Arrebola, profesores de las facultades de Bellas Artes de las universidades de Málaga y Sevilla, respectivamente; Esther Regueira, comisaria e investigadora, y Rosa Aguilar Santos, artista plástica premiada en la IX edición del Premio UNIA de Pintura.
Las obras premiadas, por orden alfabético de sus autores y autoras, son:
- El sofá de la abuela, de Paz Catalán, “por su audaz reelaboración de los imaginarios cotidianos extraídos de la tradición de los álbumes familiares donde el afán coleccionista y la labor de archivo espontáneo se combinan y se traducen a través de un lenguaje plástico muy personal”.
- Abrevadero, de Agus Díaz Vázquez, “por su aparente frescura cercana a la iconografía naif que revela una profundidad de intenciones en el enfoque narrativo de la pieza, contrapuesta a lo casual y por su simbólico uso del colorido”.
- La divergencia, de María Dolores Gallego, “porque esta pieza reivindica el uso de materiales y técnicas textiles artesanales como materiales propios del arte contemporáneo para elaborar un vital documento de antropología visual que plantea de forma sutil la perspectiva de género”.
- Detrás del telón, de Diego Morcillo, “por la plasmación de una escenografía sugerente que propone derivaciones hacia el juego, la imaginación o el extrañamiento a través de la idea del “fuera de campo” que cuestiona lo inmediatamente visible”.
- Dibujar con un dedo en el cristal, de Elena Núñez Mallén, “por su búsqueda de lo fundamental y la eliminación de lo accesorio en la articulación de un imaginario que combina una aproximación geométrica con una interpretación vívida de la realidad”.
- Hotel, de Israel Tirado García, “por su especial interés en el proceso de creación de la imagen pictórica a la que llega desde la postproducción digital de maquetas y por la rotunda presentación de espacios oníricos, inestables y evocadores de narrativas múltiples”.