La Universidad de Alicante (UA) ha iniciado un proyecto de investigación en una necrópolis de un pueblo de Murcia, cuyos hallazgos lo sitúan como «un destacado enclave durante el Bronce Final y la Primera Edad del Hierro». En esta zona ha aparecido un ajuar metálico, que incluye partes de un carro y broches de cinturón del ámbito tartésico.
Los investigadores del Instituto Universitario de Investigación en Arqueología y Patrimonio Histórico (INAPH) de la UA Alberto José Lorrio Alvarado y Raimon Graells i Fabregat indican que durante las excavaciones ha sido identificado «un depósito intacto, integrado por un singular ajuar metálico con partes de un carro, broches de cinturón y restos de apliques zoomorfos que podemos reconocer como producciones del ámbito tartésico, es decir del área situada en el Suroeste peninsular».
En qué pueblo de la Región de Murcia han aparecido restos de la cultura tartésica
El pueblo de la Región de Murcia donde han aparecido los restos de la cultura tartésica es en Jumilla y, más concretamente, en la necrópolis del Collado y Pinar de Santa Ana. Los investigadores destacan que los hallazgos «tienen un enorme interés histórico, puesto que evidencia la importancia de la necrópolis y la riqueza que pudieron haber atesorado los grupos dirigentes asentados en el lugar», al tiempo que «abre nuevas vías de investigación y sitúa a Jumilla como un destacado enclave durante el Bronce Final y la Primera Edad del Hierro».
Además, añaden que este proyecto «representa una oportunidad para ampliar las investigaciones que viene realizando el Grupo de Investigación de Prehistoria y Protohistoria de la UA durante los últimos años en tierras alicantinas, con ejemplos tan señeros como los asentamientos indígenas de Peña Negra y Los Saladares, la ciudad fenicia de La Fonteta o la ciudad ibérica de La Alcudia de Elche«.
Las excavaciones, que acabaron el pasado 25 de septiembre, han contado con la participación de investigadores y estudiantes de las universidades de Alicante, Complutense de Madrid y Murcia. La necrópolis, conocida desde 1800, había sido objeto de excavaciones arqueológicas entre las décadas de los años 60 y 80 del siglo XX.
Buscadores de tesoros
Se trata de un conjunto de túmulos, algunos de grandes dimensiones, cuyos materiales proporcionan una cronología general entre los siglos IX y VI a. C., aunque en muchos casos las tumbas habían sido objeto de expolio.
La nueva campaña de excavación se ha centrado en la documentación fotogramétrica de los siete sepulcros ya conocidos y la excavación de otros tres inéditos hasta la fecha. El más antiguo, remite al final de la Edad del Bronce y confirma las actuaciones de buscadores de tesoros ya hacia mediados del siglo XIX, al haberse encontrado un botón de camisa o chaleco que podría pertenecer a la época de Isabel II, probablemente.
Este tipo de actuaciones se verían acrecentadas por la temprana noticia sobre el hallazgo, transmitida ya en 1800 por el canónigo Juan Lozano, lo que sitúa esta necrópolis protohistórica entre las primeras dadas a conocer de toda la península ibérica.