Investigadoras de la Universidad de Málaga han diseñado un instrumento de evaluación que ha de permitir a los médicos detectar de forma rápida y fiable el riesgo de abuso de fármacos opioides en pacientes con dolor crónico no oncológico.
Gracias a la valoración de una serie de variables, esta herramienta facilitará la identificación de los enfermos más propensos a desarrollar una adicción a los analgésicos opiáceos, como la morfina, la codeína o el fentanilo, recetados para el tratamiento de dolores agudos o crónicos.
El proyecto, financiado por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades con 109.000 euros, concluirá a finales de año, cuando se espera que este cuestionario esté a disposición de los profesionales sanitarios, una vez supere los procesos de validación reglamentarios.
La investigación, que se inició hace cuatro años, la lideran las catedráticas de la Facultad de Psicología y Logopedia de la UMA Carmen Ramírez, Alicia E. López y Rosa Esteve, que entrevistarán en total a cerca de 370 pacientes.
Además, cuentan con la colaboración de expertos de varios centros sanitarios de Málaga (el Hospital Civil, el Clínico, el Costa del Sol y el Marítimo, así como los centros de atención primaria Cruz de Humilladero y El Cónsul), cuya ayuda está resultando «imprescindible» para conseguir la verificación final del instrumento.
Por qué es importante detectar el abuso de opioides
El abuso de los analgésicos opioides es un problema creciente en todo el mundo, especialmente en países como Estados Unidos. Allí, la oxicodona, altamente adictiva, es una de las principales responsables de la epidemia de opiáceos declarada en los años 90, ahora agravada por el uso del fentanilo, conocido como la droga zombi por sus devastadores efectos en la salud.
La situación en España es distinta, principalmente porque el sistema de salud «está mucho más controlado», pero sí se está detectando un problema de adicción a los opioides prescritos cada vez mayor, explica la investigadora principal del proyecto, Carmen Ramírez.
Para hacer frente a este problema, el Gobierno impulsó en 2021 el ‘Plan de optimización de la utilización de analgésicos opioides en dolor crónico no oncológico en el Sistema Nacional de Salud’, con el fin principal de analizar la situación y establecer las líneas de actuación necesarias para optimizar la utilización de estos medicamentos. Aquí se enmarca el proyecto de la UMA
Según datos del Ministerio de Sanidad, el consumo de opiáceos en España pasó de 9,93 dosis diarias por cada 1.000 habitantes y día (DHD) en el año 2010 a 20,88 en 2021. Y un dato preocupante: el temido fentanilo es ahora el principio activo de mayor consumo, ya que supone el 50 por ciento de todos los opioides, siendo su DHD en 2019 de 2,72.
«En España este es un problema que, si bien no alcanza en absoluto las dimensiones de lo que sucede en EE.UU., hay que empezar a tener en cuenta para que no pase lo mismo», advierte la catedrática de la UMA.
Un método fácil, rápido y eficaz
El objetivo de las investigadoras era diseñar un instrumento que permitiera a los médicos detectar de manera rápida y sencilla esa vulnerabilidad a una posible dependencia a los opiáceos.
Primero hicieron una larga lista de factores -de tipo psicológico, demográfico o físico, entre otros- relacionados con el mal uso de opioides y, tras entrevistar a 190 pacientes, redujeron las variables a aquellas que se asociaban de una manera clara con el mal uso de analgésicos opiáceos, como por ejemplo el hecho de sufrir ansiedad, depresión o estrés postraumático.
«Es posible que este paciente use la medicación no para quitarse el dolor, sino porque está triste, con miedo o nervioso, así que por si acaso se toma pastillas. Eso provoca un mal uso de estos fármacos», indica Carmen Ramírez.
Las investigadoras de la Facultad de Psicología y Logopedia de la UMA contrastaron la segunda lista de factores con 180 pacientes más y ahora están en proceso de validación del cuestionario, que consta de una treintena de preguntas que el enfermo puede responder en apenas cinco minutos.
Ramírez asegura que la iniciativa ha tenido muy buena acogida entre los profesionales sanitarios, que, no obstante, reclaman la presencia de más psicólogos en todos los centros, para ayudarles, entre otras cosas, a tratar a las personas con mayor predisposición a hacer un uso indebido de los opioides recetados, lo que podría conducir incluso a una adicción a estos fármacos.