El Museo Arqueológico de Murcia (MAM), espacio gestionado por la Consejería de Turismo y Cultura de la Región de Murcia, acoge desde este jueves la exposición ‘Villae. Vida y producción rural en el sureste de Hispania’, que permanecerá abierta hasta el próximo 23 de junio.
A través de más de 125 objetos arqueológicos, esta muestra ofrece un recorrido por el mundo de las villas (o villae) romanas en la Región de Murcia, enclaves que vertebraron la explotación económica de los recursos rurales y que estuvieron dotadas de casas con fastuosas decoraciones, necrópolis, zonas para el hábitat de la población servil e instalaciones para el almacenamiento y manufacturación de productos tales como el aceite, el vino y las salazones y salsas de pescado, entre otras.
La consejera Miriam Guardiola presentó hoy la exposición junto a uno de los comisarios, José Miguel Noguera, doctor y catedrático de Arqueología en la Universidad de Murcia, y destacó “la intensa actividad arqueológica llevada a cabo por los investigadores durante las últimas décadas en relevantes yacimientos de la Región, que está permitiendo avanzar en el conocimiento de nuestro pasado y nuestra historia; un trabajo que se complementa con la labor de los museos, donde se organizan de forma habitual exposiciones que dan a conocer parte del material hallado en estos enclaves debidamente contextualizado”.
Los datos obtenidos han servido para dibujar el panorama de las villas romanas que jalonaron los campos de la Región de Murcia y vertebraron su propiedad y explotación en época romana. Algunos de estos enclaves son conocidos arqueológicamente, como sucede con los de Los Torrejones (Yecla), Los Cipreses (Jumilla), Los Villaricos (Mula), Villa Romana del Paturro (Cartagena-La Unión), La Quintilla (Lorca) o Fuente de la Teja (Caravaca de la Cruz).
Cuidada selección de más de 125 objetos
La exposición que acogerá el MAM, añadió Guardiola, “pretende ofrecer una visión de conjunto de estos enclaves a través de la cuidada selección de más de 125 objetos relevantes repartidos en diferentes secciones, algunos nunca expuestos en la Región, que se complementan con piezas audiovisuales y maquetas realizadas para esta muestra”. Entre los materiales que podrán contemplarse destacan el retrato del emperador Adriano de Los Torrejones, las estatuas y la Venus de Los Cantos, el retrato funerario del Camino del Pedregal, los mosaicos de teselas y la capsella de Portmán, el instrumental de pesca de Rihuete o las antefijas del mausoleo de La Alberca (Murcia).
La exposición se organiza en siete apartados dedicados a explicar las formas de poblamiento rural y la explotación del medio en el sureste hispano; el concepto de villa y su distribución a partir del siglo I d.C. en la actual Región de Murcia; cómo eran las casas de los propietarios y su familia y cómo transcurría la vida cotidiana del hogar.
Las últimas secciones se dedican al análisis de la explotación y manufacturación de productos; a los cementerios rurales asociados a las villas, y a los procesos que marcaron el fin de este modelo de hábitat y explotación del territorio en torno a los siglos V-VI d.C. Junto a Noguera, son comisarios de la muestra Luis de Miquel, del MAM, y Salvador Martínez Sánchez, del Museo del Vino de Bullas.
La exposición, que posteriormente se programará en otros museos de la Región, estará en el MAM hasta el 23 de junio. El horario de visita es, de martes a viernes, de 10:00 a 14:00 y de 17:00 a 20:00 horas; los sábados, de 11:00 a 14:00 y de 17:00 a 20:00 horas, y domingos, de 11:00 a 14:00 horas. La sala cerrará todos los lunes, así como el Viernes Santo, el día del Bando de la Huerta y la tarde del Entierro de la Sardina.
Las villae
Los campos del sureste peninsular de la Hispania romana, entre los siglos I y V, estuvieron intensamente poblados y explotados gracias a un complejo sistema de vías de comunicación y asentamientos. En estos territorios se desarrollaron distritos mineros, grandes canteras y complejos productivos especializados, como los dedicados a elaboración de salazones y salsas de pescado o contenedores cerámicos, además de pequeñas granjas y también establecimientos de carácter agropecuario denominados villas (villae en latín). Estos asentamientos se distribuyeron por todo el territorio, aprovechando los recursos naturales y la cercanía de estos a las principales vías de comunicación terrestres y marítimas.
Una villa era el conjunto de edificios que constituían el centro de una finca (fundus) de dimensiones variables, desde pequeñas haciendas a grandes latifundios, definida por su variedad de recursos naturales (agropecuarios, boscosos, pesqueros) y por diversos tipos de instalaciones. Era un sistema socio-económico, pero también una forma de ocupación y explotación del territorio y solía estar integrada por edificaciones de carácter residencial y de servicios.