El mejor trabajo del Congreso de Agroingeniería lo firman dos almerienses

Bajo el título “Efectividad de las mallas antiinsectos frente a la mosca blanca Bemisia tabaci (Gennadius) en condiciones de laboratorio”, el grupo de investigación formado por Rocío María Oliva Molina y Antonio Jesús Álvarez Martínez (Departamento de Ingeniería), han obtenido el premio al mejor trabajo en “Tecnología de invernaderos” en el congreso bianual organizado por la Sociedad Española de Agroingeniería y la Sociedad Española de Ciencias Hortícolas, celebrado del 26 al 28 de agosto.

Este grupo de investigación lleva diez años trabajando con agrotextiles: “Fundamentalmente, trabajamos con mallas antiinsectos; se trata de un método físico de protección de cultivos respetuoso con el medio ambiente ya que permite reducir considerablemente en empleo de pesticidas”.

Una malla antiinsectos es un tejido que se instala en las ventanas de los invernaderos con el objetivo de impedir la entrada de insectos nocivos. Tienen grandes ventajas pero tienen un gran inconveniente: a la vez que evitan la entrada de insectos al interior del invernadero también dificultan el flujo de aire que es tan necesario para ventilar el invernadero y mantener unas condiciones microclimáticas favorables para el desarrollo del cultivo. Por eso es tan importante optimizar su diseño para cumplir con este doble objetivo contrapuesto: evitar la entrada de insectos y permitir el flujo de aire.

A pesar de sus beneficios, “hoy por hoy, se aplican sin demasiado criterio”, señala el investigador Antonio Jesús Álvarez. “Aquí entramos nosotros porque todo nuestro trabajo intenta plantear criterios para seleccionar la malla más interesante para el agricultor según sus necesidades”.

Así, lo primero que idearon fue un método para medir las mallas antiinsectos. Este método está plasmado en un software bautizado con el nombre de Euclides v1.4. “Euclides permite obtener todas las características geométricas de las mallas antiinsectos, algo completamente innovador”.

Rocio y Antonio Jesús nos explican que antes de Euclides la forma de realizar estas mediciones consistía en medir los poros de la malla (los agujeros) y el tamaño de los insectos. “Lamentablemente”, destacan “el asunto es mucho más complicado porque en realidad no hablamos de un insecto con un tamaño estándar, sino de una población y, por tanto, hay insectos “altos”, “bajos”, “delgados” y “gruesos” y, además, tienen habilidades y pueden, en algunos casos, contornearse un poco para atravesar la malla”.

De ahí la importancia de hacer ensayos en el laboratorio y para ello este equipo ha diseñado un dispositivo para la evaluación de la eficacia de los agrotextiles, siendo esta la temática premiada en el congreso Ibérico de Agroingeniería y Ciencias Hortícolas. “Con este diseño podemos simular la acción del viento y determinar, en unas condiciones completamente controladas, el porcentaje de exclusión de una malla antiinsectos”.

La importancia de este trabajo desde el punto de vista práctico son las prestaciones a los fabricantes de estos productos: “si los fabricantes se acogieran a esta tecnología podríamos ensayar sus productos y determinar sus prestaciones y con esta información los fabricantes y los comercializadores podrían ofrecer a los agricultores el textil que mejor se adapta a sus necesidades”. De hecho ya han suscrito un contrato de investigación con una empresa con sede en el poniente almeriense.

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