Persépolis fue una de las mayores urbes de la Antigüedad. Capital del Imperio persa durante aqueménida, esta ciudad destruida por Alejandro Magno en el 331 antes de nuestra era, atesora uno de los conjuntos monumentales más impresionantes de esa época, que hoy día sigue siendo admirado. Este patrimonio ha sobrevivido a guerras, catástrofes naturales y la negligencia de algunos seres humanos, sin embargo, puede sucumbir ante un pequeño liquen, que está causando daños de consideración en sus bajorrelieves.

Un equipo de investigadores del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN), el Real Jardín Botánico (RJB) ha descrito cómo afecta la presencia de la especie de un liquen endolítico a las construcciones pétreas. Las huellas de nuestros antepasados están presentes a lo largo y ancho de todo el planeta: templos, casas, ciudades, castillos y todo tipo de infraestructuras permanecen aparentemente inalterables como testigos de civilizaciones anteriores a la nuestra.
En este trabajo han comprobado como el desarrollo de los cuerpos fructíferos de un liquen endolítico, impacta estética y estructuralmente en las rocas calizas del monumento.
Qué liquen pone en riesgo los bajorrelieves de Persépolis
El liquen que pone en riesgo los bajorrelieves de Persépolis es el Bagliettoa sp, que crece dentro de la roca e induce la formación de microperforaciones en la superficie al emerger el cuerpo fructífero al exterior. Lo más grave es que estas marcas permanecen incluso cuando desaparece el liquen de la piedra. Además, se ha demostrado que, en paralelo a la degeneración del cuerpo fructífero, se produce la perdida de capas superficiales de la caliza colonizada por el liquen.
El objetivo de esta investigación, que se publica en la revista Journal of Cultural Heritage, era comprender cómo se generan estas microperforaciones y cuál es su evolución para poder desarrollar estrategias que favorezcan la preservación de monumentos pétreos.
“Lo que hemos hecho ha sido analizar por microscopía electrónica de barrido cómo colonizan estos líquenes el interior de la caliza y cómo se desarrollan y evolucionan estas microperforaciones”, explica la investigadora del MNCN Asunción de los Ríos. “En el trabajo demostramos como esta colonización no solo induce cambios estéticos que perjudican al monumento sino que favorecen la erosión superficial de la roca colonizada, con perdidas de una capa de hasta 0,5 mm, poniendo en riesgo así la preservación de bajorelieves y grabados de alto valor histórico y cultural”, continua la investigadora.

Colonización por otros organismos
“Hemos querido valorar también si la formación de microperforaciones favorece la colonización por otros microorganismos que puedan contribuir al biodeterioro del monumento, mediante un análisis por secuenciación masiva del ADN (metabarcoding) de las bacterias presentes en las microperforaciones. Sin embargo, los resultados apuntan a que no existe riesgo en este sentido por no detectarse nuevos colonizadores microbianos” apunta el investigador del RJB Miguel Blazquez.
“Esta especie tiene un potencial bioerosivo muy alto y constituye un riesgo para el patrimonio cultural y artístico de Persépolis, pero a la vez la especie en sí es muy interesante, ya que corresponde a una especie nueva para la ciencia, que será descrita formalmente en otro artículo que se publicará los próximos meses” concluye el investigador del RJB Sergio Perez Ortega”.
Esta investigación fortalece el conocimiento científico que permite establecer estrategias de conservación de monumentos que, como Persépolis, nos hablan de nuestro pasado y nos ayudan a comprender mejor nuestro presente y futuro.