El cantautor Miguel Ríos (Granada, 1944) entregó anoche a Luis García Montero un legado para la Caja de las Letras compuesto por viejas cartas personales, su primer disco y el más reciente, el manuscrito de su canción “Vuelvo a Granada” y su libro Cosas que siempre quise contarte. Objetos todos ellos que resumen su larga y exitosa carrera discográfica como cantante y compositor de rock, y que quedarán depositados en la caja de seguridad número 1274 de la cámara acorazada del Instituto Cervantes.
Con la recepción de este legado, el Instituto Cervantes puso el broche final a la Reunión Anual de Directores que ha celebrado durante tres días (del 19 al 21 de diciembre) en la ciudad andaluza, y que fue inaugurado el pasado lunes por la reina Letizia. El acto, celebrado en el teatro Isabel la Católica, abarrotado de público, incluyó la proyección de un vídeo elaborado por Radio Televisión Española y fue seguido del concierto gratuito “Vuelvo a Granada”, título de una de sus más icónicas canciones.
El director del Instituto Cervantes, el también granadino Luis García Montero, dijo que el cantautor representa un puente por el que llegó a España a cultura musical anglosajona, y que su paisano y amigo es “una referencia artística y humana”.
El legado de Miguel Ríos contiene un pequeño mazo de cartas manuscritas que él fue enviando a su familia a partir de 1961, cuando dejó su Granada natal para buscar en Madrid el camino profesional que le permitiera dedicarse a la canción. La primera misiva está fechada el 28 de noviembre de aquel año, y en ella un jovencísimo Miguel les cuenta (con faltas de ortografía incluidas, según confesó) que todo le va bien, para que no se preocupen, y les oculta o suaviza el relato de las dificultades que afronta en la capital de España para sobrevivir “en este oficio de funambulista”.
Esas cartas, después recuperadas, le sirvieron más tarde para refrescarle la memoria y escribir el libro Cosas que siempre quise contarte, por encargo de la editorial Planeta hace una década. Un ejemplar de esta obra forma también parte del legado al Instituto Cervantes, al igual que un manuscrito actual de la canción “Vuelvo a Granada”, cuyos derechos cedió al Ayuntamiento de su ciudad en 1992.
Su primer disco y el más reciente
No podían faltar los soportes físicos de su música: dos discos de vinilo dedicados al Cervantes, el primero y el último de su discografía. El más antiguo, de 45 revoluciones por minuto (RPM), se publicó en 1962 bajo el título Mike Ríos, el rey del twist. El nombre artístico de Mike le sorprendió al propio artista, a quien no le habían consultado ese cambio, que posteriormente rechazó.
Con la entrega del disco más reciente, en formato LP (Long Play), Miguel Ríos concluía la entrega del legado, guardado en una caja roja que el director del Cervantes depositará en la Caja de las Letras. Se sumará a otros legados musicales como el que dejó hace tres años su amiga Ana Belén.
“Es muy emocionante lo que está pasando”, dijo el cantante, que bromeó: “Por fin voy a entrar en la caja de un banco” (la Caja de las Letras fue la cámara acorazada de los bancos que ocuparon antes la sede central del Instituto, en Madrid). También declaró que “el motor de mi vida ha sido hacer música para que los demás me quieran”, algo que ha conseguido a la vista del lleno total del público que asistió al acto y al posterior concierto gratuito. Fue en ese escenario donde el cantautor ofreció su primer gran concierto en su ciudad a principios de los años setenta, titulado Rock y amor.
En la entrega del legado, organizada por el Instituto Cervantes en colaboración con la Fundación Miguel Ríos, también intervinieron brevemente el presidente de la Diputación, José Entrena, y el alcalde de Granada, Francisco Cuenca, y se proyectó el vídeo de 10 minutos realizado por RTVE en homenaje al artista. El documental contiene extractos de entrevistas y conciertos, repasa sus giras y espectáculos, e incluye declaraciones en las que Ríos rememora su larga trayectoria de éxitos musicales.