En el siglo III, en plena época romana, un evento catastrófico tuvo un impacto en toda la Andalucía occidental, cuyas huellas han llegado a nuestros días. Un enorme tsunami arrasó todo lo que encontró a su paso desde Cádiz hasta Sevilla, la antigua Hispalis, cuyas edificaciones romanas conservan la marca de la ola que lo cambió todo, según ha confirmado un equipo internacional liderado por Mario Gutiérrez Rodríguez, de Instituto Universitario de Investigación en Arqueología Ibérica de la Universidad de Jaén.
En el artículo A Third Century AD Extreme Wave Event Identified in a Collapse Facies of a Public Building in the Roman City of Hispalis. Sevilla, Spain (Un suceso de oleaje extremo del siglo III d. C, identificado en un derrumbe de un edificio público en la ciudad romana de Hispalis), publicado en Natural Science in Archaeology detallan lo sucedido en aquel entonces y explican el sentido de unas inscripciones romanas aparecidas en la localidad sevillana de Écija, fechadas entre los años 245 y 253, en las que se informaba de que el emperador había eximido de impuestos a toda la provincia Bética.
La confirmación de que Sevilla fue arrasada por un tsunami en el siglo III llegó después de analizar unos restos arqueológicos aparecidos en 2009, en el Patio de Banderas, en el actual Alcázar de la capital hispalense. En uno de los muros de la edificación romana se han encontrado restos de sedimentación marina, que forzosamente llegaron hasta allí impulsados por una gran ola.
Cómo era Sevilla en el siglo III
Sevilla y lo que hoy es el Valle del Guadalquivir era muy diferente en época romana. En la desembocadura del Guadalquivir había una laguna conocida como Lacus Ligustinus, que estaba rodeada por tres corredores fluviales. Uno de ellos llegaba directamente a Sevilla y permitía la navegación hasta el puerto de la capital andaluza, que en aquel entonces tendría unas dimensiones cercanas al kilómetro.
La configuración del terreno facilitó la entrada de la gran ola que recorrió unos 40 kilómetros y alcanzó más de seis metros de altura. Este tsunami arrasó enclaves en la provincia de Cádiz, uno de ellos fue Baelo Claudia; y extendió la destrucción tierra adentro, hasta impactar contra la Hispalis romana, a la que causó unos daños de consideración, hasta el punto de que la zona afectada de la ciudad estuvo varios siglos abandonada.
Qué se observó en el yacimiento de Patio de Banderas
Entre 2009 y 2014, un equipo de arqueólogos estudiaron los restos aparecidos en el Patio de Banderas. Se trataba de un yacimiento de enorme riqueza, del que obtener una información de gran valor, ya que ofrecía estratigrafía urbana de entre los siglos IX antes de nuestra era (a.n.e.) y el XIII.
Entre todos los registros arqueológicos, a los investigadores les llamó poderosamente la atención un edificio romano, construido en torno al años 30 a.n.e., que presentaba signos de haber sido objeto de una reparación profunda entre los años 200 y 225, debido a un derrumbe. Además, también se observó que los muros habían sido desplazados por una fuerza exterior.
Tras análisis y dataciones con carbono 14, estudios geoquímicos y espectrometría de masas, entre otras técnicas, analizaron los restos cerámicos de este edificio. Y los resultados fueron más que interesantes: confirmaron las sospechas iniciales de que ese derrumbe se debió a un tsunami.
Por qué se sabe que el tsunami del siglo III llegó a Sevilla
La confirmación de que el tsunami del siglo III afectó a Sevilla ha llegado a través de los restos adheridos a las piezas cerámicas de este edificio. El equipo de Mario Gutiérrez Rodríguez halló arena, lechos limosos y fragmentos de conchas, elementos inequívocamente marinos. Pero no solamente, porque en el entorno de estos restos había piezas de construcciones, inscripciones y otros elementos arquitectónicos que no pertenecían a este edificio, sino que habían sido transformados químicamente por un suceso altamente energético, como un tsunami, que los transportó hasta este edificio de Sevilla.
Con este estudio se ha comprobado que el edificio del Patio de Banderas actuó como una trampa que atrapó elementos arquitectónicos que el tsunami arrastró tierra adentro y que la costa andaluza no está exenta de sufrir eventos marinos catastróficos. En la Antigüedad hay registros de varios, como el que arrasó el primer asentamiento fenicio de Málaga y propició la fundación de la ciudad en la ubicación que tiene en la actualidad.