El Centro de Estudios Sociosanitarios (CESS) de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM) ha elaborado un estudio que pone de manifiesto que, al proporcionar beneficios para la salud, el ejercicio puede recomendarse como la primera opción de tratamiento para la dislipidemia cuando el estado de salud del paciente y los síntomas lo permitan.
Este trabajo, que compara la efectividad de los tratamientos con polipíldora y ejercicio para mejorar el perfil lipídico en pacientes con alto riesgo cardiovascular, se basa en la premisa de que ambas estrategias se recomiendan para mejorar el perfil lipídico. No en vano, las polipíldoras cardiovasculares (CV) reducen el riesgo de sufrir la enfermedad cardiovascular ateroesclerótica (ECVA); mientras que el ejercicio físico es una medida efectiva para prevenir dicha enfermedad.
Este estudio se ha llevado a cabo gracias a una revisión sistemática y metanálisis en red de ensayos clínicos que incluían 14.108 (polipíldoras CV) y 8.963 (ejercicio físico) participantes con ECVA o factores de riesgo CV. Un análisis que descifró que tanto la polipíldora CV como el ejercicio físico son capaces de reducir el colesterol LDL (colesterol malo) y el colesterol total.
Se constató también que el ejercicio físico fue la única intervención que mejoró el colesterol HDL (colesterol bueno) y el nivel de triglicéridos, siendo la modalidad de ejercicio aérobico interválico la más efectiva. Del mismo modo, esta investigación concluye que las polipíldoras CV son más convenientes para reducir el colesterol LDL y el colesterol total, siendo también, sin tratamiento antiagregante, la forma más efectiva para mejorar el perfil lipídico.