El día del docente: el sueño de una educación digna

    Sale disparado hacia la nueva clase que le toca. Aún no está acostumbrado al nuevo centro y se sigue desorientando un poco. El alumnado espera dentro de clase la mayoría, los más atrevidos en la puerta y algún descarado, incluso, llega bastante después. Es un centro de una gran diversidad cultural, afortunadamente esta cuestión no es relevante a la hora de los altercados usuales en un instituto. Uf, que clase más repleta de críos, piensa. Según la reunión que tuvieran la semana pasada con el orientador, hay dos alumnos con discapacidad, ocho que repiten curso, trece inmigrantes, de los cuales dos precisan aún atención lingüística y tres desconocen el idioma.

    Entra en clase y tardan, aún, un rato en sentarse en su sitio correspondiente y callarse. Hoy no falta nadie, es segunda hora y aún no están cansados y, a qué negarlo, aburridos. Le encanta ver lo bien que se llevan a pesar de sus diferencias físicas y culturales, aún no están contaminados por los absurdos y maniqueos enfoques de los adultos. Esta mañana continuan con el tema de la Tierra, se sumergen en los modos de representarla. Se detienen en los diferentes tipos de mapas. Con los mapas políticos surgen un montón de dudas que no se cortan medio pelo en manifestar, ¿y si no hay ninguna raya en el suelo como sé cuando estoy en Almería o en Granada?, por las señales que hay en la carretera, ¿y quién ha puesto esas señales?, el gobierno,¿esas señales valen dinero?, si, y ponerlas también, ¿y quién lo paga?, el gobierno con el dinero de los impuestos. Pregunta si alguien sabe lo que son los impuestos y varias manos entusiastas se levantan ¡lo que pagamos¡, ¡lo que nos cobran¡…. Intenta hacer una metáfora del gobierno como unos padres responsables que recoge un poquito de dinero de cada uno de sus hijos/ciudadanos para hacer frente a gastos de todo tipo: carreteras, colegios, etc…. Julia se levanta como un torbellino ¡ si pero lo que hace este gobierno es guardárselo para él¡, ha de decir que cuando sucede eso se llama corrupción y que para combatirla existen los canales legales adecuados… Robert exclama ¡pues mi madre dice que ningún político ha ido todavía a la cárcel en España¡, insiste en los canales legales, pero admite que la madre de Robert tiene razón.

    Después del recreo tiene Ética con tercero. Es un grupo poco numeroso por razones “accidentales”, se acumulan los alumnos que ya han alcanzado la mayoría legal para no asistir obligatoriamente al centro pero que tienen derecho a matricularse. Se habla de la libertad, comenta lo fácil que es confundir libertad con libertinaje. Sabe que es un momento ideal para demagogias como las que rápidamente surgen ¡pues mi padre dice que con Franco estábamos mucho mejor¡. Bueno, comenta divertido, con Franco tú probablemente no estarías aquí estarías trabajando en el campo o vete a saber, si te pagaban poco o el jefe se pasaba no podías protestar, asistir a misa era casi obligatorio, los niños/as se tenían que confesar en los colegios, no podías criticar al gobierno….harto el alumno exclama ¡si, anda ya, eso es imposible¡.

    Toca el timbre y medita entre divertido y triste el futuro que se perfila para la formación de estos adolescentes. Se pregunta si continuará existiendo la asignatura de Ética el curso que viene. Los jóvenes se expresan sin miedo a hacerlo, no conciben el no poder criticar la labor de sus gobernantes. Sabe, sin embargo, de las reticencias de los alumnos marroquís a criticar a su gobierno y, sobre todo, a su monarquía. Es un tema tabú, no se plantean siquiera la posibilidad porque siempre les han dicho que no puede hacerse. Han crecido en un régimen totalitario, en un espejismo de democracia donde la ética es la que impone la religión. Lo que si tiene claro es que los recortes presupuestarios no han llegado a la asignatura de religión. Esa si, esa continua como siempre. Ahora ya si que un escalofrío le recorre la espalda al imaginar un futuro cercana, en el que se haga efectiva una educación diferenciada por sexos.

    ¿Seguiremos pudiendo dar una enseñanza más personalizada a los más desfavorecidos?, se pregunta. Teme que no. Sabe que están temblando actividades de compensatoria como los profesores de apoyo, el profesorado de apoyo al lenguaje para inmigrantes, etc. Seguro que no, no pueden hacerlo ¡cómo va a ser¡. Pero el desasosiego no deja de acompañarle, es una sombra que llega a la opresión física cuando está con su tutoría de cuarto. Un grupo bullicioso y algo faltón que conoce desde primero. Lo ven y bajan el volumen de inmediato, si los mira a los ojos hasta a el más hosco se le escapa una sonrisa. Son sus chicos y chicas y quiere un futuro digno para ellos. Sabe que la única vía es una educación pública, laica y de calidad, con los soportes y ayudas personales precisas para compensar desigualdades de origen familiar o social.

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