El cuchillo que hurtó hace 60 años y sus primeros libros, el legado que Mainer deja al Cervantes

José-Carlos Mainer Baqué (Zaragoza, 1944), reconocido historiador de la literatura y ensayista, depositó hoy en la Caja de las Letras sus tres primeros libros publicados en la década de los setenta, relatos de ficción, notas manuscritas, correspondencia con escritores y hasta un viejo cuchillo de mesa. Objetos todos ellos que resumen su trayectoria y que guardó en la caja de seguridad número 1418, donde permanecerán hasta que se integren en la biblioteca patrimonial del Cervantes. El doble homenaje del Instituto al catedrático emérito de la Universidad de Zaragoza continuó con una mesa redonda en la que Mainé dialogó con Jordi Gracia, María Dolores Albiac y Araceli Iravedra.  

Los volúmenes, en sus ediciones originales, que cedió al Cervantes son: Atlas de literatura latinoamericana (siglo XX), publicado en 1972; Regionalismo, burguesía y cultura (1974) y La Edad de Plata (1975, cuyo contenido fue ampliando en sucesivas ediciones). También depositó algunas cartas que fue intercambiando con amigos escritores, de los que fue su “crítico vigilante”, entre ellos Andrés Trapiello, Javier Marías, Eduardo Mendoza o José María Merino. 
 
Son retazos, explicó, de su vida profesional, que incluyen también fotocopias de varios relatos de ficción que publicó tanto en la revista Pregón (Pamplona), entre 1960 y 1963, como para la Diputación Provincial de Zaragoza en 1962. Igualmente, diversas notas manuscritas sobre sus lecturas, mientras preparaba las oposiciones a profesor titular de literatura; y mecanoscritos del manual de Literatura Española para alumnos de COU (Curso de Orientación Universitaria) editado por Santillana en 1992.
 
Y un objeto insólito: un viejo cuchillo de mesa. “Es un hurto que ya prescribió, me lo llevé hace sesenta años”, relató, mientras realizaba un aburrido curso en El Escorial, en su primer año de carrera. El objeto robado lo utilizó durante décadas como plegadera (para doblar el papel). Desde ahora, y tras ser “aliñado” para la ocasión, se guarda en una caja de seguridad y “ya no volverá a ser mi fetiche” ni a ejercer esa función.
 
El director del Instituto Cervantes dijo que “pocos profesores y críticos tienen el altísimo número de discípulos que hoy pueblan las universidades españolas siguiendo su magisterio”. Y es que, recordó, Mainer ha sido profesor universitario de literatura en Barcelona, Tenerife y Zaragoza, y se ha consolidado como un punto de referencia para los que, como el propio Luis García Montero, se han dedicado a su enseñanza.  
 
Destacó también el trabajo de Mainer Baqué tanto desde el punto de vista académico y filológico como su apuesta por la cultura y la modernización de España, sus reflexiones sobre la novela y su invención como género literario, sus numerosas colaboraciones en medios de comunicación y sus estudios sobre grandes autores, dos de los cuales dejaron legados en la Caja de las Letras: Francisco Ayala, a quien José-Carlos Mainé reivindicó tras el exilio, y Joan Margarit, cuya obra el catedrático estudió “con certera mirada”.
 
Por todo ello, García Montero le expresó “nuestra máxima gratitud por contribuir con tu magisterio en los estudios de la literatura y en su enseñanza, tareas que están en el corazón de lo que lleva a cabo el Instituto Cervantes”.
 
Como testigos de la entrega actuaron María Dolores Albiac, su compañera de vida y de profesión, profesora emérita de la Universidad de Barcelona; Jordi Gracia, escritor, historiador, filólogo y crítico de literatura; la escritora Araceli Iravedra, y Pedro Álvarez de Miranda, filólogo y miembro de la Real Academia Española.
 
Concluido el acto en la Caja de las Letras, se celebró en el salón de actos un debate en el que José-Carlos Mainer dialogó con los tres primeros: Albiac, Jordi Gracia y Araceli Iravedra, que actuó como moderadora.