El Instituto Cervantes tendrá expuesta hasta el 20 de junio la exposición Na linia secreto del horizonte. El legado de Filipinas al mundo hispánico: la literatura hispanonofilipina, que, a través de los fondos de la biblioteca del Instituto Cervantes de Manila, da a conocer múltiples obras escritas por y para Filipinas en español, una valiosa colección que ahora el Cervantes invita a redescubrir. La muestra evidencia la labor fundamental de conservación de estos fondos llevada a cabo por dicha biblioteca para mantener vivo un legado que parecía destinado al olvido, e ilustra las relaciones culturales, políticas, artísticas y religiosas entre ambos países.
Con un total de 94 libros y publicaciones que datan desde 1840, este gabinete bibliográfico se adentra en varios territorios que, aun siendo dispares, confluyen en la línea del horizonte, es decir, en la aportación de Filipinas al mundo hispánico.
Luis García Montero, director del Instituto Cervantes, dijo en la presentación que estos “maravillosos” fondos resumen toda la tradición literaria hispanofilipina y resaltan la importancia que el mundo hispánico ha tenido en la cultura de aquel país. También ponen en valor las relaciones de hermandad que ha habido entre las culturas filipina e hispánica a través de México, importantes porque “la cultura crea lazos que enriquecen los procesos de conocimiento y de hermandad”. Unos vínculos, insistió, que continuaron después de la independencia (en 1898) a lo largo del siglo XX. Y que justifican que Manila sea “uno de los centros del Instituto Cervantes con más alumnos y con mayor interés por nuestro trabajo”.
Intervinieron también en la inauguración Rafael Rodríguez-Ponga, presidente de la Asociación Española de Estudios del Pacífico (AEEP) y ex secretario general del Instituto Cervantes, quien lamentó que la lengua española se encuentre “en peligro de extinción” en Filipinas; Adrián Elmer Cruz, cónsul general y segundo jefe de la Embajada de aquel país en España; José Rodríguez Rodríguez, presidente honorífico de la Academia de la Lengua Filipina, y Francisco Javier Pérez, secretario general de la Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALE).
Javier Galván, director del Cervantes de Manila, y Beatriz Álvarez Tardío (Universidad Rey Juan Carlos), comisaria de la muestra, dialogaron sobre los contenidos de la exposición y la labor que ambos desarrollaron para mantener y catalogar a lo largo de varios años la valiosa colección filipiniana que atesora la biblioteca Miguel Hernández de Manila, de la que ahora se puede ver una parte en la sede central del Instituto, en Madrid.
El gabinete bibliográfico reúne gramáticas, diccionarios, periódicos, traducciones del Quijote, relatos, guías, novelas y poemas. Contribuye a destacar la existencia de una literatura filipina escrita en lengua española, identificada hoy en día como “literatura hispanofilipina” y aún poco conocida. Destacan las piezas literarias que el Instituto Cervantes de Manila se ha ocupado de rescatar desde su nacimiento (en 1994) a través de la colección Clásicos hispanofilipinos, que comenzó en 2009.
La muestra recuerda la labor de intelectuales como José Rizal, artífice principal de la independencia filipina, o la reivindicación de su figura que hizo Miguel de Unamuno, y recorre múltiples obras de creación en lengua española. Entre las piezas más representativas, según la comisaria, se encuentran el relato de María Paz Zamora Mascuñana, que escribe un diario de su huida por la ciudad durante la batalla de Manila entre febrero y marzo de 1945, o la poesía cultivada por autores como Manuel Bernabé o Benigno del Río, que refleja las penalidades que ha sufrido la literatura hispanofilipina y la relevancia de las actuaciones de conservación realizadas.
Na linia secreta del horizonte nos descubre, por ejemplo, el sello japonés que permitió que la gramática hispano-tagala del lingüista Rosendo Ignacio se salvara de la quema de libros que llevó a cabo el ejército de ocupación japonés en Manila. Cabe destacar también el libro de Adelina Gurrea editado por el Instituto en su colección Los Galeotes.
También se pueden ver publicaciones de la segunda mitad del siglo XX, que no por ser más recientes son más conocidas; entre ellas, la obra de Federico Licsi Espino, poeta multilingüe en español, inglés y tagalo, cuya ignorada trayectoria vital sirve de epítome de esta literatura.
La vitalidad del chabacano
Entre las obras galardonadas con el prestigioso Premio Literario Enrique Zóbel (que desde 1920 distingue cada año la mejor de la literatura filipina en español), destaca el Prontuario de palabras y frases mal empleadas en Filipinas, obra del traductor Manuel de los Reyes, donde muestra la evolución del español en Filipinas ante el envite del inglés. Este manual tuvo repercusión en el ámbito jurídico, ya que fue empleado por los juristas para corregir las traducciones al español, lengua de ámbito legal en aquella época.
Para completar los estudios hispanofilipinos, se abordan también las conexiones lingüísticas del idioma español en tres aspectos: su contribución como lengua para la investigación lingüística, la historia de la enseñanza del español en Filipinas y, finalmente, la gran vitalidad actual del chabacano (lengua criolla resultado de mezclar español y varias lenguas nativas), como muestra el poema de Francis Macansantos que da título a la exposición.
Se desgrana además el viaje de la lengua española alrededor del mundo, desde que llegó a aquel archipiélago pasando por México, su regreso a España en el siglo XIX con las novelas de José Rizal, su declive tras su independencia de España (1898) y, en la actualidad, la pervivencia del chabacano en la antigua colonia española.
Lugar de la muestra: Instituto Cervantes (c/ Alcalá, 49, Madrid).
Permanecerá abierta al público hasta el 20 de junio.