La liberación de una tortuga boba (Caretta caretta) que había sido localizada flotando a la deriva con una infección ocular eleva hasta cuatro el número de ejemplares de esta especie salvados y devueltos a su medio natural por parte de los especialistas del Centro de Recuperación de Fauna Silvestre de El Valle durante este año. Estas cuatro se suman, a su vez, a las diez tortugas bobas recuperadas tras recibir tratamiento en este centro desde el año 2016.
El animal, una hembra de cerca de 40 kilos de peso, fue localizado el pasado 24 de noviembre en las inmediaciones del litoral de Mazarrón por un particular que dio aviso al 112, activándose de manera inmediata el protocolo para su traslado al Centro de Recuperación. Una vez allí se comprobó que el animal tenía una importante afección ocular bilateral que le impedía ver y, por tanto, alimentarse, por lo que se le aplicaron antibióticos, antiinflamatorios y colirios con el doble objetivo de evitar infecciones y paliar el dolor y curar los síntomas de la infección.
La directora general de Medio Natural, Consuelo Rosauro, asistió hoy a la liberación de este ejemplar tratado en el Centro de Recuperación, que está cofinanciado con Fondos Europeos para el Desarrollo Regional (Feder).
Durante el acto, en la playa de La Llana de San Pedro del Pinatar, Rosauro subrayó que la recuperación de estas cuatro tortugas “tiene una enorme trascendencia, ya que se trata de una especie catalogada como vulnerable que prácticamente había desaparecido de las costas mediterráneas y que contribuye a mantener el equilibrio del ecosistema marino, ayudando por ejemplo a controlar las poblaciones de medusas”, señaló.
En los últimos años se ha incrementado la presencia de esta especie e incluso se han vuelto a registrar intentos de anidación en las playas de la Región. “La labor del Centro de Recuperación de Fauna Silvestre resulta fundamental para consolidar la presencia de las tortugas bobas en nuestras costas, ya que se enfrentan a un gran número de amenazas como los plásticos, sedales y otros restos que flotan en el mar y que se enredan en sus aletas y pueden provocarles asfixia o amputaciones”, señaló la directora general de Medio Natural.
Enmallamiento en sus aletas
La mayor parte de las tortugas que han ingresado en el Centro de Recuperación en estos tres últimos años, de hecho, lo hicieron por enmallamiento de alguna de sus aletas en plásticos y otros restos, por engancharse con sedales o anzuelos o por ingerir restos plásticos como tapones de botellas.
Antes de ser liberada, esta tortuga ha sido identificada con una marca metálica y un microchip y marcada con un transmisor por personal científico de la Fundación Oceanográfic de Valencia. Este seguimiento se enmarca en un proyecto que desarrolla la Fundación junto con la Autoridad Portuaria de Cartagena y que permitirá conocer información de gran valor para ayudar a su conservación, como su demografía o los movimientos que realizan.
En este sentido, por ejemplo, la información facilitada dentro de este proyecto por los transmisores de las tres tortugas bobas liberadas el pasado mes de octubre en las playas del Parque Regional de Calblanque ha permitido conocer que se encuentran en la actualidad al sur de la isla de Cerdeña después de bordear las costas del norte de África.