El cambio climático influye también en la fertilidad humana. En los últimos 30 años, en las mujeres se ha observado una diminución progresiva tanto de la cantidad como de calidad de óvulos y en los hombres una reducción de la concentración de espermatozoides en el semen, de su movilidad y vitalidad. Los daños afectan también al ADN de los espermatozoides, causando abortos espontáneos y nacimientos de niños con anomalías.
Según el doctor Jan Tesarik, “la polución atmosférica, del agua, de la comida y el estrés asociado con la vida cotidiana, son factores directos que afectan a la fertilidad humana, que en los últimos años han provocado un importante aumento de los tratamientos de fertilidad y de Fecundación in Vitro I(FIV)”.
Un trabajo científico reciente, que analiza el impacto del cambio climático sobre la fertilidad humana que, aunque indirecto, no es marginal. Sus efectos son más evidentes en países poco desarrollados, donde la degradación de la producción agrícola impulsa la pobreza y choca con los proyectos familiares de sus habitantes, si bien favorece la procreación para disponer de mano de obra barata.
La tendencia es opuesta en los países desarrollados, donde la creciente incertidumbre que ofrece el futuro, disminuye la tendencia de tener más hijos y aumenta el deseo de dar la educación y formación profesional más alta posible a cada uno. Así, la fertilidad aumenta en los países pobres y disminuye en los ricos, creando importantes desequilibrios entre diferentes regiones geográficas del mundo y alimentando los flujos migratorios con sus consecuencias sociales, económicas, humanitarias y políticas. “A esta situación socioeconómica -añade el doctor Tesarik- se añade la peor calidad de espermatozoides y óvulos en los países desarrollados, provocada por diferentes factores medioambientales, psicológicos y sociológicos”.
Según Jan Tesarik, “muchas mujeres que viven en el occidente no abandonan por completo su proyecto reproductivo pero lo posponen hasta las edades más avanzadas, cuando la calidad de sus óvulos tiende a bajar. Una situación que reclama técnicas de reproducción asistida cada vez más sofisticadas para invertir la tendencia de menor fertilidad en el occidente”.