El caballo de octubre

    Desde un enfoque estrictamente humano aquello que nos define es lo social. Las sociedades más avanzadas son aquellas que mayor nivel de bienestar han apostado por consolidar entre sus componentes. Está claro que un buen nivel de desarrollo tecnológico facilita la vida y, en suma, la hace menos agreste.

    Sin embargo es el desarrollo de la madurez y la conciencia social la que posibilita estar alerta ante los posibles desmanes de diversa índole que puedan hacer peligrar este deseable bienestar. Son diversos los estamentos desde los que se ha ido construyendo esta conciencia social. Es de destacar de entre ellos la educación como el estamento más visible. No nos quepa la menor duda, a través de la educación cada gobierno pretende construir un determinado modelo de ciudadano. Conocido es el caso de aquellos países con mayor nivel de desarrollo y su decidida apuesta por una educación de calidad. Claro que el tan manido concepto de calidad está tomando hoy día sus propios derroteros. Situémonos.

    La calidad en educación debe ser bien entendida. La calidad bien entendida alude a una clara inversión en educación. A una educación realmente gratuita: donde el alumnado no tiene que aportar ningún material y con una política de becas realmente compensadora de desigualdades. La calidad bien entendida es consecuente con el papel de los diversos componentes de la comunidad educativa: el derecho y hasta la obligación de los progenitores de tener permiso en el trabajo para asistir a las tutorías de sus hijos/as. La calidad bien entendida pasa por tener una apropiada ratio profesorado/alumnado, por favorecer e incentivar la participación de las familias en la vida educativa más allá de las asistencias a las tutorías y similares. La calidad bien entendida pasa por diferenciar ámbitos claramente y situar la religión en el que le corresponde: el privado y/o familiar. La calidad bien entendida pasa por un pacto efectivo por la educación, en el que el referente sea la persona y no los intereses partidistas de uno y otro lado.

    La educación es la apuesta clara que han hecho aquellos estados más avanzados, estados defensores a ultranza de los derechos humanos, más respetuosos con su entorno, con conciencia global… Tienen claro que la educación es el caballo ganador. Es el Caballo de Octubre. En la tradición del imperio romano el caballo de octubre, el ganador, era sacrificado. El caballo de octubre de la educación está siguiendo el mismo camino: España está a la cola del gasto en educación dentro del conjunto de países que integran la OCDE; 85.000 estudiantes perderán la ayuda al estudio; 4.500 docentes menos en Andalucía mientras sigue aumentando el número de alumnos; no contemplación en la normativa laboral del derecho a ausentarse para asistir a reuniones en el centro educativo; la religión sigue siendo de oferta obligatoria en las enseñanzas de 6 a 16 años y ahora también pretende ser ofertada en el bachillerato; no existe pacto alguno por la educación y cada sigla que se alterna en el poder lucha por borrar lo anterior e instaurar su propio programa ideológico.

    Desde Equo queremos denunciar esta situación y pedir una implicación madura y responsable en el campo educativo a los representantes políticos.

    Antonia Lozano

    Miembro de la Coordinadora Provincial de Equo Almería

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