La acumulación de ácido sulfhídrico en el fondo marino se ha convertido en una amenaza importante para las praderas de posidonia, que está favorecido por el calentamiento del medio marino.
Un equipo de investigadores del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha comprobado que el aumento de temperatura del mar favorece la descomposición de materia orgánica, un proceso en el que se libera ácido sulfhídrico.
Simultáneamente, el aumento de la temperatura intensifica la respiración de la planta y, por tanto, su capacidad para mantener los tejidos oxigenados. El sulfhídrico puede entonces penetrar en la planta a través de las raíces y llegar a causar un estrés tóxico y, en algunos casos, la muerte.
“Se sabe que la Posidonia es muy vulnerable al ácido sulfhídrico, incluso aunque las concentraciones sean bajas. Un aporte importante de materia orgánica resultado de la contaminación humana afectará a la supervivencia de esta especie”, destaca Rosa García, investigadora del CSIC en el Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados (mixto del CSIC y la Universidad de las Islas Baleares).
Los investigadores han medido las tasas netas de crecimiento de la población en cada pradera y el isótopo estable de azufre, indicador de la acumulación del sulfhídrico, en muestras de hojas, sedimento y agua. “Con estos parámetros hemos calculado el porcentaje de azufre presente en la planta que proviene del ácido sulfhídrico acumulado en el sedimento. Además, hemos utilizado el isótopo de azufre como indicador de toxicidad en las hojas. También hemos relacionado los datos de azufre con una serie temporal de temperaturas máximas anuales del agua del mar recopilada para las diferentes islas, la profundidad de las praderas y las tasas de crecimiento”, ha detallado García.
Según el estudio, a mayor profundidad las praderas están menos expuestas al estrés por sulfhídrico. No obstante, los científicos prevén que la profundidad no será suficiente para paliar las consecuencias de las temperaturas proyectadas para finales del siglo XXI, incluso aunque se tengan en cuenta escenarios moderados de emisión de gases de efecto invernadero.
“Uno de los escenarios modela el estrés por azufre en un gradiente de 40 metros de profundidad a la temperatura máxima estimada en el mar Mediterráneo para finales del siglo XXI. El modelo predice que las praderas de Posidonia estarían afectadas por el estrés por sulfhídrico hasta los 40 metros de profundidad, exacerbando así el declive de la especie y comprometiendo su supervivencia”, agrega la investigadora del CSIC.