El 90% de los loros capturados ilegalmente en Bolivia terminan como mascotas de la población local

Un equipo científico internacional, liderado por la Estación Biológica de Doñana (EBD-CSIC) y la Universidad Pablo de Olavide (UPO) en Sevilla, ha desarrollado una innovadora metodología para cuantificar el impacto de la captura ilegal de loros en Bolivia. Los resultados, publicados en la revista Biological Conservation, revelan que la demanda local de loros como mascotas supera ampliamente el comercio doméstico e internacional. Se estima que cada año se capturan entre 300.000 y 500.000 loros en el país para su tenencia como mascotas.

En este estudio, se ha combinado el seguimiento durante varios años del principal mercado del país en donde se vende fauna silvestresituado en Santa Cruz de la Sierra) con encuestas en la propia ciudad y en las áreas rurales donde se capturan los loros que se venden en el mercado. Esta metodología permitió estimar que solo un pequeño porcentaje de lo que se captura llega finalmente al mercado: solo el 11,75 % de los loros capturados son transportados a mercados urbanos para su venta, mientras que el 88,25 % restante se mantiene como mascotas en las áreas de origen. .

“Esto demuestra que la captura ilegal para satisfacer la demanda local de mascotas representa un volumen mucho mayor que todo el comercio doméstico e internacional histórico combinados”, explica Pedro Romero- Vidal, investigador de la Estación Biológica de Doñana (EBD-CSIC) y autor principal del estudio.

Una tradición muy arraigada a nivel cultural con graves consecuencias ecológicas

En Bolivia, la tenencia de loros como mascotas es una práctica cultural muy arraigada que se remonta a tiempos prehispánicos. Sin embargo, las condiciones en las que se mantienen estas mascotas de origen salvaje suelen ser muy precarias, lo que provoca una alta mortalidad de los individuos. El equipo científicoobservó que la mayoría de los loros encontrados como mascota tenían menos de 2 años de vida, ya que terminaban muriendo de forma prematura debido a enfermedades, depredación por animales (principalmente domésticos) o a problemas derivados de una mala alimentación.

“Esta alta mortalidad, contribuye a generar una demanda constante, lo que ejerce una presión de captura insostenible para las poblaciones naturales.”, añade Romero-Vidal.

Implicaciones para la conservación

Los resultados de este estudio también alertan sobre la delicada situación para algunas especies en peligro de extinción, como el guacamayo de frente roja (Ara rubrogenys), del cual se estima que solo quedan entre 800 y 1.200 individuos en estado silvestre. Durante el estudio, se registraron 113 ejemplares de esta especie como mascotas en áreas rurales, lo que representa aproximadamente el 10 % de su población global.

Además, los resultados de la investigación centran la atención sobre la necesidad de reevaluar el estado de conservación de otras especies de loros que, aunque no están clasificadas como amenazadas, podrían estar en declive debido a la captura ilegal. Por ejemplo, el loro de frente azul (Amazona aestiva), una de las especies más capturadas en Bolivia, muestra una disminución poblacional a nivel global.

Una metodología aplicable a otros países

La metodología propuesta por este equipo científico no solo proporciona por vez primera una estimación del número de loros capturados ilegalmente a nivel nacional, sino que también puede aplicarse a otros países del Neotrópico y otras regiones, donde el comercio ilegal de fauna silvestre es una amenaza importante para la biodiversidad.

“Nuestro objetivo es proporcionar una primera imagen de la magnitud del problema de la captura ilegal de loros y otras especies silvestres, que va mucho más allá de los mercados de fauna. Para ello, ofrecemos una nueva metodología que permite evaluar de forma más realista el impacto de esta actividad para la conservación de las especies que son objeto de este tipo de comercio ilegal”, explica Pedro Romero-Vidal, “Para diseñar acciones de conservación efectivas, es crucial comprender la magnitud y las dinámicas de esta actividad también a una escala local”.

¿Qué se puede hacer para frenar esta actividad?

Los investigadores enfatizan la necesidad de implementar estrategias integrales que aborden tanto la oferta como la demanda de loros como mascotas. Esto incluye campañas de educación y concienciación, mejora de las condiciones en cautividad para evitar la alta demanda y fortalecimiento de las leyes y su aplicación para combatir la captura y el comercio ilegal.

“La conservación de los loros no solo es importante para este grupo, sino también para preservar el equilibrio ecológico de los ecosistemas neotropicales en los que llevan a cabo diversas funciones ecológicas”, concluye el investigador.