El curso académico 2020/2021 comenzará con una enseñanza mixta que combinará clases presenciales y online (sesiones síncronas) con actividades formativas virtuales. Así se desprende del acuerdo alcanzado por el consejero de Economía, Conocimiento, Empresas y Universidad, Rogelio Velasco, y los rectores de las diez universidades públicas andaluzas y de la Loyola de Andalucía, en el que se pone de manifiesto el objetivo de alcanzar la máxima presencialidad posible.
Dicho documento marco, suscrito también por la Dirección de Evaluación y Acreditación (DEVA), responde a la planificación del nuevo año docente que están realizando la Junta y estas instituciones académicas para adaptar la vuelta a las aulas a los distintos escenarios que puedan darse tanto al comienzo como durante el desarrollo del curso en función de la evolución de la crisis sanitaria del COVID-19. Este acuerdo se enmarca en la línea de coordinación y colaboración entre la Administración autonómica y las universidades iniciada con la irrupción de la pandemia y que motivó que el pasado 11 de abril ya se consensuara otro documento marco de adaptación de la docencia del segundo semestre del actual curso.
Valor de la enseñanza presencial en la formación universitaria
El convenio firmado ahora reconoce el valor de la enseñanza presencial en la formación universitaria, de ahí que se priorice esa modalidad, atendiendo siempre a las indicaciones sanitarias, permitiendo con ello una mayor adecuación a los planes de estudios aprobados. Además, esas actividades presenciales se organizarán atendiendo a las directrices sanitarias sobre la capacidad de los espacios y el distanciamiento físico, aspectos que marcarán las dimensiones de los grupos. Si fuera necesario, se priorizará que esas clases en grupos reducidos se dediquen a la docencia de carácter práctico o experimental. Asimismo, se adaptarán los contenidos temáticos a esta modalidad mixta y se regularán los horarios para facilitar al estudiantado la compatibilidad entre la docencia presencial y la online.
El documento, que pretende ser un marco compartido de criterios generales para este periodo excepcional, servirá de referencia a las medidas que cada universidad andaluza adopte en el ejercicio de su autonomía y de acuerdo a sus características específicas hasta que se declare el fin de la pandemia y sea posible la vuelta a la plena normalidad de la actividad académica. Estas directrices específicas para cada campus deberán quedar plasmadas en planes de contingencia, que se activarán en función de las normas para prevenir el contagio del COVID-19 adoptadas por las autoridades estatales o autonómicas. En el caso de enseñanzas de grado o máster con un alto porcentaje de estudiantado internacional, también se podrán aplicar si las restricciones a los desplazamientos internacionales por motivos sanitarios impiden o dificultan la enseñanza presencial.
Dos escenarios previstos
Cada plan de contingencia contemplará dos escenarios de impartición de asignaturas en virtud de que sea necesario adoptar medidas de restricción del aforo en las aulas y de distancia física entre personas o, incluso, suspender la actividad presencial en todo el sistema o en determinados centros o grupos docentes. El escenario A plantea una menor actividad académica presencial y el escenario B refleja la suspensión de este tipo de formación y la adopción de un sistema exclusivamente online.
En cualquiera de los dos escenarios, entre las actividades no presenciales se podrán programar tanto sesiones síncronas como acciones formativas asíncronas, para las que se mantendrá una supervisión e interacción con el estudiantado con el fin de que éste pueda realizar un seguimiento adecuado de la asignatura. Además, los horarios de las asignaturas aprobados por los centros se adaptarán a ambos escenarios y se mantendrán para cualquiera de las modalidades en las que se pueda desarrollar la docencia, salvo modificaciones puntuales por restricciones de espacio.
Las universidades deberán incorporar en sus respectivas guías estos planes de contingencia y deberán tenerlas listas antes del 24 de julio, fecha en la que se inicia el periodo de la matrícula en grados.
La adaptación de la enseñanza universitaria a cualquiera de las tipologías previstas en el plan de contingencia no afectará a las fechas del calendario académico aprobado por cada institución docente, salvo para aquellas asignaturas que por su carácter práctico o experimental requieran un nivel de asistencia presencial que no haya sido posible alcanzar en cualquiera de los escenarios previstos. Para este caso, las asignaturas podrán ser reprogramadas en fechas distintas.
Criterios de evaluación
Los instrumentos y criterios de evaluación y ponderación establecidas se adecuarán también a los dos escenarios previstos, con la recomendación de priorizar la evaluación continua mediante pruebas online para facilitar el tránsito de uno a otro. En el supuesto A los exámenes finales de las asignaturas se realizarán preferentemente de forma presencial, respetando siempre el nivel de ocupación autorizado.
Por su parte, en el supuesto B exclusivamente online las pruebas virtuales incluirán mecanismos de garantía de la autoría por parte del estudiantado. Además, los sistemas informáticos que vayan a utilizarse deberán estar publicados antes de la matriculación para conocimiento de los estudiantes.
El documento marco también establece que las universidades programarán, individualmente o de manera conjunta, líneas de formación del profesorado que posibiliten mejorar o reforzar su conocimiento de las metodologías docentes online, de las herramientas tecnológicas para la docencia y evaluación online y el diseño de actividades formativas en un entorno digital.
Prácticas externas curriculares
Las prácticas externas curriculares se desarrollarán presencialmente en las entidades colaboradoras, siempre que las circunstancias lo permitan y se cumpla con las condiciones sanitarias. No obstante, si hubiera que limitarse el número de horas de presencia en la entidad colaboradora por limitaciones en el aforo (escenario A), se combinarán las actividades presenciales que garanticen una adquisición suficiente de competencias con otro tipo de iniciativas (proyectos, memorias, programas formativos, etc.) que puedan ser evaluadas. Si no fuera posible la presencia física, se procurará que los objetivos formativos se mantengan con actividades en línea desarrolladas con la entidad colaboradora. El calendario y metodología deberá ser acordado con los tutores externos.
En caso de que las prácticas curriculares se tengan que interrumpir por necesidades de confinamiento temporal (escenario B), la adquisición de las competencias podrá completarse mediante acciones formativas alternativas. Para las prácticas externas de larga duración de titulaciones profesionalizantes se tendrán en cuenta las recomendaciones y acuerdos que se alcancen por las conferencias nacionales de decanos, a fin de que las competencias adquiridas por el estudiantado sean similares en todo el territorio nacional.