El ecodiseño y el diseño sostenible se han convertido en fórmulas para reducir las emisiones de la empresas, al incorporar los criterios ambientales a todos sus procesos. Además, son un yacimiento de empleo prometedor para ingenieros.
La emergencia climática es una de las mayores amenazas al modo de vida de los países mediterráneos. La sucesión cada vez mayor de fenómenos extremos como tormentas, sequías y olas de calor; la prolongación de los veranos, así como la subida de la temperatura media están afectando el equilibrio en torno al que se ha levantado esta sociedad.
El planeta está reclamando una actuación integral, y en ella, la industria, en particular, y el conjunto de las empresas pueden tener un papel muy relevante, en la medida en que son responsables de gran parte de las emisiones de gases contaminantes.
Ecodiseño y diseño sostenible para frenar la emergencia climática
La respuesta se llama ecodiseño, y también el diseño sostenible, maneras diferentes de entender la actividad económica, que lleva a integrar criterios medioambientales en la dinámica habitual de las organizaciones.
Hasta ahora, en el diseño y fabricación de un producto se tenían en cuenta solamente aspectos de mercado, como que el producto cuente con la calidad exigida por los consumidores, resulte atractivo, sea mejor que el de la competencia y su producción tenga un coste lo más reducido posible, entre otros factores.
Sin embargo, estos elementos no son suficientes, especialistas reclaman añadirles los de sostenibilidad propios del ecodiseño y que, a diferencia de lo que muchas empresas piensan, no suponen un sobrecoste, sino todo lo contrario.
Sistemas de producción basados en el ecodiseño
Así lo cree la profesora de la Escuela de Ingenierías Industrial de la Universidad de Málaga, Luz García Ceballos. Esta investigadora, además de impartir la asignatura de Ecodiseño en el grado en Ingeniería en Diseño Industrial y Desarrollo del Producto y en el doble grado de Ingeniería Mecánica e Ingeniería en Diseño Industrial y Desarrollo del Producto de la Universidad de Málaga, cuenta con varias investigaciones que avalan la necesidad de que las empresas de todos los sectores incorporen esta filosofía en sus procesos de producción y comercialización, así como en su funcionamiento habitual.
Pone como ejemplo el caso del País Vasco, cuyas empresas se subieron al carro del ecodiseño “hace años”, gracias al impulso dado por el Gobierno de esa comunidad autónoma. Afirma que esta manera de trabajar les ha dado un valor añadido, ha hecho que reduzcan sus costes de producción, y todo ello, sin rebajar en nada la calidad de sus productos finales, más bien al contrario.
Un sistema de trabajo nuevo basado en la sostenibilidad
Cuando una empresa adopta el ecodiseño cambia profundamente su forma de trabajar y, aunque al principio requiera una inversión y formación, los beneficios no tardan en llegar.
“Ecodiseño integra el diseño y el desarrollo del producto. Cómo se piensa, cómo se diseña esa idea, a quién va dirigido, su función, cómo se va a fabricar, cómo se va a utilizar y cómo será su final de vida”, explica.
La idea fundamental del ecodiseño pasa por reducir el impacto ambiental en todas las fases de la producción, desde la misma idea y concepción del bien hasta el final de su vida útil. Se trata también de un proceso de mejora continua, que se va aplicando a las sucesivas series de un producto, para hacerlo más amigable con el medio ambiente.
Cuando se hace un diseño se tienen que tener presentes la calidad, la funcionalidad, la estética, la economía, que se pueda pagar… pero en el ecodiseño se incluye todo esto y, además, los aspectos medioambientales. Entran en juego conceptos como el “cómo produzco, qué material empleo, cómo se reutilizará tras su vida útil”.
Ciclo de vida del producto y cómo reutilizarlo tras su vida útil
En el ecodiseño piensa en todo el ciclo de vida del producto. Por ejemplo, en la fabricación se busca que los materiales empleados tengan un impacto ambiental menor; que se reduzca el volumen de residuos generados durante la fabricación; al mismo tiempo, estudiar qué otras empresas pueden utilizar estos residuos como materia prima y viceversa, qué empresas generan residuos que pueden ser aprovechados en la producción; también, si el producto, una vez terminada su vida útil, puede ser reutilizado o incluso remanufacturado.
El ecodiseño es una de las piezas angulares de la economía circular, en la que los residuos dejan de entenderse como tales y se consideran como subproductos que pueden ser aprovechados por otras organizaciones.
Esta forma de ver los residuos conduce a que la industria reduzca sus costes, ya que su materia prima es más barata, al tiempo que puede obtener unos ingresos adicionales por un material al que hasta ahora no le daba ningún valor.
Falta pedagogía en las empresas
Si tiene tantas ventajas, ¿cómo que el ecodiseño no se ha adoptado como una práctica habitual en las empresas? En primer lugar, afirma Luz García Mellado, porque se trata de una práctica normalizada, recomendable, pero no obligatoria. Por otro lado, falta pedagogía, que las empresas sepan ver las ventajas de adoptar esta filosofía de trabajo en el diseño y desarrollo de sus productos.
“Las empresas piensan que disminuir su impacto ambiental le va a salir más caro, y no es así. En ecodiseño se utiliza menos materia prima, se emplea menos energía, se tienen menos posibilidades de que ser multado por contaminar, es también una ventaja desde el punto de vista de la imagen de empresa, se está innovando…”, explica la investigadora de la Universidad de Málaga.
Aunque no todo depende de ellas, las administraciones también pueden poner de su parte para fomentar la implantación del ecodiseño. Una manera, explica esta experta, sería una planificación diferente de los parques industriales, de manera que se tienda a una ubicación estratégica de las empresas que se pueden retroalimentar entre sí, como ocurre en algunos espacios industriales de la Japón, Dinamarca y Estados Unidos.
Residuos de una empresa, materia prima para otra
Así, es mucho más sencillo que las empresas incorporen como materia prima los residuos de las empresas vecinas. Además, esta planificación del suelo en polígonos industriales daría pie a sinergias que repercutirían positivamente en las cuentas de resultados de estas redes de empresas adscritas al ecodiseño.
“Es verdad que para que las empresas adquieran esta dinámica necesitarán una formación unos apoyos… pero al final, compensa, porque la empresa va a destacar sobre el resto”, opina Luz García Ceballos.
Por otro lado, la falta de madurez en la implantación del ecodiseño en las empresas de este país representa una oportunidad de empleo muy interesante para el alumnado de ingeniería. Ahora es uno de los mejores momentos para especializarse en esta rama industrial, ya que todavía hay pocos profesionales trabajando en esta línea, el campo de desarrollo es todavía muy elevado y, más pronto que tarde, el conjunto de las empresas adoptarán esta manera de trabajar.
El ecodiseño, como una de las ramas fundamentales de la economía circular, es ya una necesidad, para reducir el impacto ambiental de la industria. Un dato a tener muy en cuenta: el 80% del impacto ambiental de un producto ocurre en la fase de diseño, de ahí la importancia de apostar por un diseño verde.