“Dramático descenso” de las aves esteparias por la disminución de la ganadería ovina

La cabaña de ganadería ovina ha decrecido en más de nueve millones desde la década de los 90, lo que ha llevado a que también lo hagan las aves asociada.

Ave esteparia retratada por Cristian Pérez-Granados.

A las más evidentes consecuencias de la desaparición de la ganadería tradicional ovina y su sustitución por la intensiva, como el bienestar animal y el tipo de productos derivados de ella, se suman otras menos evidentes, pero no por ello menos importantes, como es el papel que juega el pastoreo en modular el paisaje y las comunidades de animales, como por ejemplo las aves esteparias.

Así lo señala una investigación realizada por Cristian Pérez-Granados, investigador distinguido Beatriz Galindo del departamento de Ecología de la Universidad de Alicante, y Juan Traba, profesor titular del departamento de Ecología de la Universidad Autónoma de Madrid.

Estos investigadores han constatado una relación significativa entre el declive de 35 especies de aves agrícolas y de 20 especies de aves de estepas arbustivas y el descenso de la cabaña de ovejas en España.

En el periodo comprendido entre 1998 y 2018 se produjo una disminución de 9,2 millones de ovejas, un 37,3% menos, coincidente con el “dramático declive” en el número de aves esteparias durante el mismo periodo.

En concreto, el índice de aves agrarias (FBI), estimador oficial utilizado por la Comisión Europea para evaluar las tendencias de este grupo de aves, muestra un descenso del 20%, mientras que el índice de aves de zonas arbustivas (SBI), definido expresamente para este estudio, muestra un declive del 10%.

Las tasas de declive de las aves fueron estimadas a partir de los datos suministrados por el programa de ciencia ciudadana SACRE (Seguimiento de Aves Comunes Reproductoras de España) de SEO/BirdLife, la principal organización dirigida a la conservación de aves en España.

De forma particular, los investigadores también encontraron una relación entre el declive de la ganadería ovina y el de la alondra ricotí, uno de los paseriformes más amenazados del continente, cuyas únicas poblaciones europeas se encuentran en España, y ejemplo paradigmático de la conservación de los ambientes esteparios. 

Rebaño de ovejas.

Tal y como recoge el estudio, las estepas ibéricas están entre los parajes europeos más singulares y poseedores de elevada biodiversidad. No obstante, su conservación está amenazada por la despoblación rural y los cambios en los usos del suelo, como pueden ser la intensificación agrícola, el abandono de la ganadería o la implementación masiva de energías renovables.

En estos ecosistemas arbustivos se encuentran especies de aves de gran interés como el sisón común, el bisbista campestre, el cernícalo vulgar, el mochuelo europeo, la perdiz roja, la avutarda euroasiática, la codorniz común, la curruca tomillera, las collalbas gris y rubia o la mencionada alondra ricotí.

El declive generalizado de las aves esteparias en España y Europa se ha relacionado con cambios en el uso y gestión de los ambientes agroganaderos, tales como la intensificación agrícola, el uso de herbicidas o la reducción en la superficie de barbechos, por citar algunos.

No obstante, son muy escasos los estudios que han analizado la relación entre la presión ganadera y las aves esteparias. Cristian Pérez-Granados explica el importante papel que juegan las ovejas en estos ecosistemas: “la ganadería extensiva aumenta la heterogeneidad del paisaje, creando un hábitat más abierto y accesible para las aves.

Además, la presencia de ganado mantiene el ciclo de nutrientes, y disemina las semillas con sus deposiciones, las cuales además atraen a multitud de insectos, la base de la dieta de muchas aves esteparias”.

Cristian Pérez-Granados.

“Los efectos beneficiosos desaparecen cuando los animales están encerrados en naves de las que apenas salen o lo hacen por un tiempo limitado y, lo que es peor, se concentran en espacios reducidos, lo que genera problemas de contaminación o erosión del suelo”, añade el investigador Juan Traba.

“La comunidad de aves esteparias es la más amenazada de Europa y España, la que muestra declives más pronunciados y mayores riesgos de extinción. La desaparición del pastoreo extensivo es, al menos en parte, responsable de estos declives, y es uno más de los procesos vinculados a la extinción de un paisaje, el estepario. Es nuestra responsabilidad revertir esta situación”, concluye Juan Traba.

A partir de este estudio, Pérez-Granados y Traba sugieren que la ganadería extensiva debería ser considerada como un factor clave en las políticas agrarias de la Unión Europea y en los programas de conservación, ya que no solo tiene efectos positivos en las aves, sino en todo el ecosistema.

La ganadería extensiva, cuando se realiza de forma ordenada y en cargas adecuadas, contribuye a reducir el riesgo de incendios y puede ayudar a contener los riesgos de desertificación, ya que dispersan las semillas de las plantas, nitrifican el suelo, y crean un hábitat más abierto y variado. El pastoreo extensivo es una práctica sostenible y respetuosa con el medio ambiente y, con las ayudas adecuadas, podría “promover el asentamiento de población en zonas rurales despobladas”, añade Cristian, quien cuenta como en los últimos años, con los cambios de las ayudas de la comisión europea, se ha favorecido la ganadería de vacuno frente a la de ovino “aunque los efectos no son los mismos. Las vacas no juegan el mismo papel en el ecosistema, por su forma de pastar, tipo de alimentación, menor movilidad, mayor peso, etc.”.

En estos momentos, desde los departamentos de Ecología de la UAM y de la UA se está continuando con esta línea de investigación con la elaboración de una tesis doctoral que pretende analizar el papel de las ovejas como modulador del paisaje, determinando la relación existente entre la intensidad del pastoreo y diferentes elementos del ecosistemas, tales como la diversidad y composición florística, la abundancia de insectos o uso del espacio por las aves esteparias.