Dos años imposibles

    Hace dos años (¡ya!), dimos el paso definitivo para la creación de EQUO, la “cooperativa política” que debía, por un lado, reunir a los muy dispersos grupos y partidos verdes de España y, por otro, dar respuesta a las crecientes demandas de otra forma de hacer política, como el 15 M acababa de exponer de forma espectacular ante los ojos de todo el mundo. Era, es, un reto que necesitaba de personas que no supieran, que no quisieran saber, que era imposible. Porque EQUO era un hermoso proyecto imposible, pero como lo ignorábamos, como hemos ignorado, conscientemente, la imposibilidad de tantas luchas que, a veces, se han terminado por ganar, EQUO fue, EQUO es.

    Desde la falta de medios, desde la intuición de que debíamos dar cada paso sin terminar de ver el terreno que pisábamos, desde la confianza en la necesidad de un “invento político” como el que queríamos construir, se fueron dando un paso tras otro. Con generosidad, con paciencia, no siempre con los mejores resultados, pero siempre con la mejor intención. Teniendo claro que Machado era nuestro mejor guía, “se hace camino al andar”. Dos pasos adelante, uno atrás, con errores, con aciertos. Dando la bienvenida con alegría a nuevos pasajeros en esta apasionante travesía, despidiendo entristecidos cuando alguno decidía bajar a tierra.

    Llegaron las elecciones, llegaron las alegrías y las decepciones, pero no la desesperanza. Sabíamos, sabemos, porque lo hemos visto en otros proyectos hermanos, que el nuestro no es un partido estrella, protagonista repentino de la atención de los medios y con el encanto vacío del marketing rosáceo de otros proyectos. No, hemos elegido el camino difícil, empinado, el que no asegura nada, pero que nos permitirá ser fieles a nosotras mismas. Sin sucias ataduras con bancos que se cobrarán los favores con una libra de nuestra carne moral. Sin promesas facilonas o concesiones a la demoscopia.

    Luego, hace un año, casi, (como la vida misma, florecemos y damos nuestros mejores frutos en primavera y verano), el I Congreso Federal, donde nos pusimos frente a un espejo y, contra lo que nos dijeron algunos, nos gustamos, nos encontramos y continuamos alimentando la joven esperanza de otra política, de otra sociedad, de una tregua con la naturaleza.

    Ahora, dos años después del inicio de nuestro camino, nuevos EQUOS van brotando, organizándose, creciendo y aprendiendo, convirtiendo el brote de aquel 4-J en un vigoroso árbol, que multiplica sus ramas y profundiza sus raíces. Porque queremos estar profundamente arraigados, cerca de la gente y sus problemas, nuestros despachos deben ser las calles y plazas, nuestros vehículos oficiales, las mismas bicis que usábamos ayer y que usaremos mañana.

    No hemos venido a ganar elecciones, somos más ambiciosos, hemos venido, para quedarnos, a cambiar la sociedad, las personas y su forma de pensar y actuar. Quien lea estas palabras y vea lo que es EQUO hoy creerá que estamos locos, que somos unos ilusos que no sabemos lo que decimos. Tienen razón quienes así piensan, pero nosotros, nosotras, los locos y locas, sabemos más. Sabemos que estos dos años tampoco eran posibles.

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