El avance de la tecnología, la aparición de necesidades y retos nuevos y los cambios tan rápidos que se están dando en la sociedad repercuten directamente sobre las universidades españolas, que se ven obligadas a dar golpes de timón para hacer frente a la realidad actual. La Fundación Conocimiento y Desarrollo (CYD) ha analizado cuáles son las prioridades estratégicas más destacadas en un informe que acaba de darse a conocer.
En su estudio, la Fundación CYD analiza, diagnostica y propone líneas de mejora para la universidad española con el fin de favorecer la contribución de la universidad al desarrollo económico y social, y que cuenta con la colaboración de expertos nacionales e internacionales. A lo largo de cuatro capítulos y una monografía dedicada al impacto de la inteligencia artificial en la universidad, el Informe CYD analiza la situación y evolución de las siete prioridades estratégicas para la universidad, identificadas en la anterior edición, yque definirán la agenda de trabajo de la Fundación CYD.
El informe ha sido elaborado con las aportaciones de 43 expertos del ámbito académico, institucional y empresarial, desgrana las prioridades estratégicas de la universidad española, analizando la situación actual y los retos de futuro.
Cuáles son las siete prioridades estratégicas de las universidades españolas
Según la Fundación CYD, las prioridades estratégicas de las universidades españolas están vinculadas a la financiación, la atracción del talento, la empleabilidad, la transferencia de conocimiento, la internacionalización, acceso y equidad, y transformación digital.
1. Aumentar la inversión en educación superior
Es una de las demandas más recurrentes de las universidades españolas y una medida necesaria para reducir la brecha respecto al contexto internacional. Según el informe Education at a Glance 2023 de la OCDE, el gasto en las instituciones de educación superior españolas es de 14.361 $ por alumno, un 20,7% inferior al promedio de la OCDE.
También difiere la distribución entre fuentes públicas y privadas, con más participación del sector privado en el gasto en la educación superior: 32,5% en España, 29,9% en la OCDE y 20,2% en la UE.
En los últimos años, España ha aumentado el peso de la inversión en I+D sobre el PIB: ha pasado de un 1,19% en 2016 al 1,44% en 2022, siendo las empresas e instituciones privadas las que más han impulsado este crecimiento. Los sectores de la Administración Pública y la enseñanza superior (con una participación relativa del 16,91% y del 26,6% respectivamente) crecen a un ritmo insuficiente, que hace difícil cumplir el objetivo de gasto en I+D sobre el PIB del 2,12% definido en la Estrategia Española de Ciencia, Tecnología e Innovación 2021-2027.
Impulsar una formación e investigación de calidad no solo requiere más recursos, sino nuevos modelos de negocio. Tal y como señala el Informe CYD 2023, una mayor inversión debería ir acompañada de la máxima confianza que dicha asignación de recursos es meditada, basada en un sistema de justificación de impacto y ajustada a las necesidades estratégicas de cada institución.
2. Atraer talento y asegurar el relevo generacional del personal docente e investigador (PDI).
En la última década la universidad pública ha visto disminuir su personal funcionario: en el curso 2021-2022 hay 7.924 funcionarios menos respecto al 2010-2011, a la vez que ha aumentado el profesorado contratado en 12.506 personas, de las cuales, 6.080 son profesores asociados.
La universidad pública necesita abordar un relevo generacional: el 19,4% de la plantilla, alrededor de 21.400 profesores, se jubilará en los próximos 10 años, un porcentaje que aumenta si se tiene en cuenta únicamente al PDI funcionario (32,8%) y al cuerpo de catedráticos (49,7%).
La universidad necesita retener y atraer talento, asegurar el relevo generacional del personal docente e investigador y tener más autonomía en la contratación para permitir políticas más flexibles de atracción, retención y estabilización del personal docente. Según el Autonomy Scorecard de la European University Association, España ocupa la posición 27 de 35 en cuanto a autonomía en la gestión del personal docente.
3. Mejorar la empleabilidad.
Los graduados superiores españoles presentan en 2022 la segunda tasa de empleo más baja de los 27 países de la Unión Europea (83% respecto al 87,4% de la UE) y la segunda tasa de desempleo más alta (7,1% frente al 3,5% de la UE).
Según datos de Eurostat de 2022, en nuestro país se registra el mayor porcentaje de ocupados de 20 a 64 años con educación superior que trabaja en ocupaciones de baja cualificación (35,9%), siendo el dato de la UE del 22,2%. Además de la sobrecualificación, se da otro desajuste entre la demanda de estudios y las oportunidades de empleo: el porcentaje de titulados en STEM en España (18,8%) es inferior al de la Unión Europea (25,1%), mientras que en nuestro país hay, en proporción, el doble de egresados en el ámbito de la educación.
El Informe CYD subraya la necesidad de reducir los desajustes entre la oferta formativa y el mercado laboral, mejorando la orientación e informando sobre las perspectivas laborales.
4. Aumentar la relevancia del conocimiento generado para la sociedad.
Las universidades españolas generan el 77,5% de las publicaciones científicas, pero hay poca interacción con otros actores del ecosistema de ciencia e innovación, lo que puede llevar a que el conocimiento generado no sea accesible y, consecuentemente, no se aproveche y valorice.
El actual sistema de evaluación de la actividad investigadora tiende a dar prioridad al volumen de publicaciones, que en algunos casos ha derivado en prácticas cuestionables. Además, hay un desajuste entre el mayor número de publicaciones (14,68% en 2022 respecto a 2019) y el descenso en las tasas de crecimiento de indicadores de liderazgo y de excelencia liderada (observándose los valores más bajos en el último cuatrienio), lo que ha alentado el debate sobre la idoneidad de las publicaciones en revistas indexadas como indicador de calidad científica.
Las universidades no son socios preferentes del sistema productivo para la compra de I+D, aunque en 2021 aumentaron los ingresos por la colaboración en I+D con terceros: ingresaron 672 millones de €, un 5,16% más que en 2020.
El Informe CYD 2023 destaca la importancia de aumentar la relevancia del conocimiento generado por las universidades, tendiendo puentes estables con el sistema productivo.
5. Fomentar la internacionalización
La generalidad de las universidades españolas ha integrado con más o menos intensidad la dimensión internacional en su funcionamiento y buscan expandir su alcance en el extranjero. España recibe más alumnos de los que envía fuera: en el curso 2021-2022 había 135.474 estudiantes internacionales en el sistema universitario presencial y 54.163 alumnos españoles estaban matriculados en programas de movilidad. Las universidades públicas acogen a más estudiantes extranjeros (91.985), pero en términos relativos, hay mayor proporción de estudiantes internacionales en las privadas (18, 82%) que en las públicas (7,85%).
La oferta de titulaciones en otro idioma es limitada, un 12%, un porcentaje bajo teniendo en cuenta que España se sitúa en la posición 25 de los 34 países europeos analizados por el EF English Proficiency Index 2023.
La LOSU contempla medidas para fomentar la internacionalización, como la creación de alianzas y programas conjuntos entre universidades, cuya implementación queda en manos de las CC. AA y las universidades, pero falla en concretar una agenda y el apoyo que habrá para ello.
6. Mejorar el acceso y la equidad
Las mujeres son mayoría entre los titulados de grado y máster (60,5% y 57,2% respectivamente, curso 2021-2022), pero a medida que aumenta el nivel de estudios y la carrera académica su presencia mengua: solo el 26,3% son catedráticas y el 25% rectoras. Su presencia está ligada a ámbitos de estudio como educación (77,7% de los matriculados en grado son mujeres), salud y servicios sociales (72,2%) y su presencia es menor en ingeniería, industria y construcción (30,3%) e informática (14,9%).
Según destaca Ángela Mediavilla, responsable del gabinete técnico de la Fundación CYD: “la universidad debe protagonizar la transformación social: hay que persistir en las políticas de igualdad, mejorar el acceso equitativo y promover su rol como ascensor social”.
7. Acelerar la transformación digital
La inteligencia artificial ha acelerado la transformación digital en la universidad, la cual debe contemplarse desde tres perspectivas: aprender con ella (utilizando herramientas), aprender sobre ella (cómo funciona) y prepararse para ella (entender sus repercusiones en la vida humana y en sus actividades). Gracias a este triple enfoque, puede ayudar a personalizar la docencia, agilizar la investigación y automatizar la gestión.
El uso de la inteligencia artificial es a la vez prometedor y complejo, pues introduce tanto desafíos éticos, como la necesidad de formar a los profesionales e invertir en tecnología, retos que deben abordarse con planificación, gestión y recursos.
La aplicación de la IA en la universidad debería centrarse, a futuro, prioritariamente en articular modelos viables de coexistencia, en los que la IA mejore la calidad y el alcance de la información y contribuya a la automatización de tareas administrativas y repetitivas, permitiendo que el PDI se centre en aquello en lo que puede aportar valor: impulsar la investigación de vanguardia e inspirar, guiar y cultivar el pensamiento crítico de los estudiantes.
1 Según la Estadística sobre Actividades de I+D del INE publicada el 28 de noviembre de 2023. Dada su reciente publicación el análisis del Informe CYD 2023 llega hasta el año 2021.