Artículo de
Monserrat Rodríguez León
directora de la carrera de Ciencias de la Nutrición de la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG) de México.
En la actualidad se reconoce a la dieta mediterránea como un patrón de alimentación clave para la prevención de enfermedades crónicas, particularmente para la salud del corazón y se ha demostrado cada vez más, que la adherencia a este tipo de dieta ayuda a mantener el colesterol en niveles óptimos y prevenir enfermedades cardiacas.
La dieta mediterránea reduce 30% la aparición de complicaciones cardiovasculares mayores y, por lo tanto, es considerada una excelente estrategia para este fin. Además, también previene la aparición de diabetes, cáncer, deterioro cognitivo y enfermedades neurodegenerativas.
Hoy en día este patrón de alimentación se considera como uno de los más saludables, tiene su origen en Grecia e Italia y los países que bordean la costa Mediterránea y, en general, consiste en tener un alto consumo de verduras, frutas, granos, cereales integrales, legumbres, frutos secos, semillas, aceite de oliva y hierbas que se utilizan como condimento en la preparación de los platillos. Además, disminuir el consumo de alimentos ultra procesados y preferir los alimentos frescos es bueno para el corazón, sin olvidar la reducción del consumo de grasas como tocino, chicharrón, quesos y moderar el de alimentos fritos, sal y azúcares añadidos.
Es importante comenzar a reducir el consumo de carnes rojas e incrementar el de pescado y huevo, ya que éstos últimos contienen ácidos grasos poliinsaturados que ayudan a disminuir el colesterol en la sangre. Otras fuentes alimenticias de este tipo de ácidos grasos es el aceite de oliva y frutos secos como nueces, pistachos, almendras o semillas.
La dieta mediterránea ofrece grandes beneficios para la población, ya que las enfermedades cardiacas son la principal causa de muerte. Al incorporar alimentos ricos en antioxidantes, grasas saludables y fibra se promueve un estilo de vida más saludable. Adaptar la gastronomía mexicana a este patrón de alimentación hace más fácil su adopción.
Este tipo de alimentación se recomienda para personas con riesgo cardiovascular, quienes están en proceso de recuperación de una enfermedad del corazón o simplemente quienes deseen llevar un estilo de vida más saludable. Al promover un consumo de alimentos equilibrados y nutritivos no solo ayuda a las personas a mantener un peso adecuado, sino a tener un corazón bien nutrido con mucha energía y vitalidad.