Comprender los procesos que dan lugar a la formación de nuevas especies es la piedra angular sobre la que gira la biología evolutiva. Uno de los resultados más llamativos dentro de esta disciplina son las radiaciones evolutivas, en donde, a partir de un ancestro y en un tiempo relativamente corto, surgen nuevas especies. Ahora, un equipo de investigación desvela los mecanismos por los que se rige.
Los procesos de formación de especies nuevas permiten estudiar los mecanismos desde los momentos iniciales de especiación hasta la formación de nuevas especies y es precisamente por eso por lo que las radiaciones evolutivas han cautivado el interés de los biólogos evolutivos. Una investigación, en la que participa la Universidad de Oviedo, ha revisado ahora las radiaciones de aves insulares tanto actuales como extintas en todo el mundo. El artículo ha sido publicado en la revista Cold Spring Harbor Perspectives in Biology, de máximo impacto en su área del conocimiento.
El investigador Juan Carlos Illera, profesor de Ecología de la Universidad de Oviedo, explica que los medios insulares oceánicos, es decir, aquellos que no han estado conectados nunca con el continente, son ideales para abordar estos procesos de diferenciación que dan lugar a nuevas especies.
Entre los casos más icónicos, cabe destacar a los mieleros de Hawái y los pinzones de las Galápagos. En ambos casos, la formación de nuevas especies se originaría por el aislamiento reproductivo de las poblaciones mediado por la selección natural. Estos fenómenos son conocidos como radiaciones adaptativas. No obstante, como señala Illera, las radiaciones no tienen por qué ser siempre adaptivas, y otros procesos que se producen de manera aleatoria pueden también dar lugar a la aparición de nuevas especies. Estas radiaciones se denominan no adaptativas.
“En un artículo ahora publicado hemos revisado las radiaciones de aves insulares tanto actuales como extintas en todo el mundo. Para ello hemos realizado una búsqueda de información de potenciales radiaciones aviares en islas oceánicas. Los resultados, en contra de lo que uno pudiera pensar, apuntan a que la mayoría de las radiaciones evolutivas se agrupan en la categoría de no adaptativa”, comenta el investigador.
“Además, en nuestra revisión concluimos que la mayoría de las radiaciones tuvieron lugar en las propias islas, es decir, los ecosistemas insulares son medios propicios para originar radiaciones evolutivas en el grupo de las aves”, subraya el investigador. Finalmente, “en este artículo ponemos en valor los grandes avances logrados con el uso de técnicas genómicas para comprender los procesos de diferenciación, y concluimos que en el futuro será crítico complementar la abundante información genómica que se está generando con aspectos ecológicos tanto de las especies actuales como extintas”, concluye.