Medina Azahara fue, junto a la Mezquita, la joya arquitectónica más importante de la Córdoba de los omeyas. Lo que hoy son unas ruinas, en su día fue un conjunto palaciego de referencia en su época y de una belleza deslumbrante. Sin embargo se abandonó, lo que la condenó a su destrucción casi total. Ahora, un equipo de investigación de la Universidad Pablo de Olavide ha descubierto que una falla formada hace unos mil años generó una intensa actividad sísmica en la zona y provocó que Medina Azahara se convirtiera en un lugar en que nadie quería habitar.
Esta falla tectónica está vinculada a la actividad sísmica del Arco de Gibraltar, en el que se incluyen las cordilleras Bética y Rifeña, y cuyo periodo de mayor actividad se registró entre el Paleógeno superior y el Mioceno inferior, es decir, entre 66 y 16 millones de años. La actividad se prolongó hasta tiempos más recientes y dio lugar a nuevas fallas tectónicas asociadas a este cinturón orogénico, que han influido en la evolución reciente del paisaje.
En concreto, el Proyecto de Investigación ‘Análisis Multidisciplinar y Multiescala de los mecanismos de localización y reparto de la deformación cortical en convergencia oblicua’ (PGC2018-100914-B-I00) de la Universidad Pablo de Olavide, liderado por Inmaculada Expósito y Manuel Díaz del Área de Geodinámica Interna, ha publicado recientemente resultados de dos estudios sobre la influencia de la actividad cuaternaria de fallas tectónicas en la evolución del relieve de Sierra Morena y de la campiña andaluza. La actividad de estas fallas pudo influir en el abandono de Medina Azahara, en la provincia de Córdoba, y en la desecación de una laguna de tiempos romanos cercana a Sierra de Yeguas, en la provincia de Málaga.
Cuándo se formó la falla que provocó el abandono de Medina Azahara
El yacimiento arqueológico de la ciudad califal de Medina Azahara, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, se encuentra al pie del escalón topográfico de Sierra Morena, que está controlado por una falla subvertical. El estudio de los investigadores e investigadoras de la UPO ha concluido que la actividad de esta falla es tan joven como 1.000 años cuando, aproximadamente, la ciudad omeya fue abandonada. Por lo tanto, según los estándares geológicos, se trata de un proceso activo.
Por otra parte, el grupo de investigación analizó diversas lagunas de campiña situadas en la confluencia de las provincias de Sevilla, Córdoba y Málaga, las cuales se forman en el centro de pequeñas cuencas endorreicas, ya que su escorrentía no fluye hacia ningún cauce fluvial. Estas lagunas son ecosistemas de alto valor ecológico, por lo que son consideradas Reservas Naturales.
En este caso, el estudio llevado a cabo en el entorno de la laguna del Gosque sirvió para comprobar que la cuenca de abastecimiento de esta se ha visto reducida por la captura que ha hecho el arroyo de la Albina y que está relacionada con actividad reciente de alguna de las fallas del entorno. De hecho, en un proceso previo, este mismo arroyo habría capturado la cuenca que abastecía de agua a una laguna ahora desaparecida que, según la presencia de restos arqueológicos en la zona, existía en tiempos romanos junto a la población de Sierra de Yeguas, en la provincia de Málaga.
Este Proyecto de Investigación ha sido financiado por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades del Gobierno de España a través de la Convocatoria 2018 de Proyectos I+D de ‘Generación de Conocimiento’ del Programa Estatal de Generación de Conocimiento y Fortalecimiento Científico y Tecnológico del Sistema I+D, en el marco del Plan Estatal de Investigación Científica y Técnica y de Innovación 2017-2020.