Una buena botella de vino puede ser la excusa para una velada especial con la pareja o para un encuentro familiar o para darse un capricho. Sin embargo, hay ocasiones en que un defecto en el corcho de la botella arruina la degustación. Ese defecto se conoce como ‘mancha amarilla’ y, aparte de ocasionar pérdidas millonarias en el sector, hace que se desprenda un compuesto muy peligroso para el vino.
Ahora, investigadores del grupo BIOACTINOTEC de la Universidad de León (ULE) ha descrito el proceso que causa la ‘mancha amarilla’ del corcho, un avance que podría ayudar a desarrollar estrategias para evitar la degradación del corcho, asociado a niveles altos de de 2,4,6-tricloroanisol o TCA.
Cómo se forma la ‘mancha amarilla’ del corcho
La ‘mancha amarilla’ del corcho se forma por la acción de un grupo de hongos. Según explica el catedrático del área de Microbiología de la ULE Juan José Rubio Coque, del Instituto de la Viña y el Vino, “en esta investigación hemos descubierto un proceso que explica cómo, a partir de la propia degradación del corcho en un fenómeno conocido como ‘mancha amarilla’ y con la participación de distintos hongos y bacterias, se puede producir de forma natural el TCA”, trata de un compuesto que puede pasar del tapón de corcho al vino al que “confiere un desagradable aroma fúngico”, arruinando su aroma y evitando su comercialización, hecho que anualmente causa pérdidas millonarias a las bodegas.
Por tanto, “la mancha amarilla del corcho es un proceso de degradación microbiana en el que participan distintos hongos y bacterias, se puede producir de forma natural el TCA”.
Este estudio ha sido publicado en la prestigiosa revista Microbiome y aporta, explica Rubio Coque, “nuevas pistas para el desarrollo de soluciones a este problema”.
Cuál es la importancia de este descubrimiento sobre el vino
Tal y como detalla el investigador, la importancia de este descubrimiento radica en el contraste con lo que se pensaba hasta ahora, que “el TCA únicamente se producía a partir de la transformación de unos pesticidas químicos ampliamente utilizados en muchas industrias conocidos como clorofenoles”, mientras que esta investigación demuestra que la formación de TCA también puede darse de forma natural en corcho en un proceso natural en el que participan distintos hongos y bacterias. Con ella, se abre un camino de “nuevas perspectivas para la búsqueda de soluciones a este grave problema para los sectores del corcho y el vino”.
Según describen los investigadores en las conclusiones de la revista Microbiome, “los clorofenoles y cloroanisoles pueden producirse de novo en el corcho a partir de compuestos fenólicos liberados por la biodegradación microbiana de lignina (componente fundamental de la madera) y/o suberina (componente principal del corcho) mediante la participación de diferentes tipos de microorganismos presentes en el corcho.
Se describe el origen natural de estos compuestos, que son de gran interés para el ciclo del cloro, y representan una nueva fuente de contaminación ambiental diferente a la causada por la actividad humana”.