El concierto arrancó con El puzzle, un tema que habla sobre los padres del cantante, para luego continuar con Eres y Los Valientes. Desde el principio se mostró muy contento y feliz de actuar en Almería tras tres años sin pisar estas tierras y agradecido al público por asistir al concierto.
Por eso nada más comenzar pidió un aplauso para el público y le volvió a dar las gracias. Mientras iba intercalando las canciones de su debut con las versiones más delicadas de algunos de sus temas de El Canto del Loco. A piano y voz hacía estremecer al público creando una atmósfera de intimidad y delicadeza en cada canción.
La intensidad y el ritmo subieron en temas como Ya nada volverá a ser como antes, Volverá o La suerte de mi vida. “Estáis bien, estáis a gusto, estáis de vacaciones. Estáis felices”, dijo Dani Martín a sus fans, antes de interpretar Un millón de cicatrices.
A mitad del directo, el cantante recordó que hacía tres años que no volvía a Almería, ya que su última actuación fue en 2008. “Soy un mal educado, cuánto tiempo. Un placer estar aquí esta noche”. Luego hizo una versión del tema Miedo de M-Clan al que le imprimió su personal estilo vocal. Uno de los temas que el público coreó con el cantante y que más emoción provocó fue Mi lamento, que Martín escribió para su hermana que está en el cielo.
Luego recordó que hace nueve años hicieron una canción titulada Contigo. Con este tema se volvió a desatar la locura entre el público. Concluyó el concierto con Insoportable y Foto en blanco y negro. Tras unos minutos con el escenario sin Dani Martín, este volvió a salir para hacer su primer bis de la noche. Cantó sobre un sofá y acompañado de su corista, Cristina Méndez el tema Puede ser. Sin apenas moverse del sofá, Martín hizo Por ti y El cielo de los perros. “Estoy muy agradecido de poder estar en el escenario, que es donde me gusta estar, que haya gente que venga a verme”, dijo. También aprovechó para pedir un aplauso para un grupo de chicas de la primera fila que habían estado tres días haciendo cola para el concierto y también para una chica alemana.
Dejó para su tercera aparición sobre el escenario, en el segundo de los bises, la canción Peter Pan, que inundó el Pabellón de los Juegos Mediterráneos de ternura y complicidad, una de las más coreadas de la noche. También generó el mismo ruido su 16 añitos que fue con la que acabó la actuación.
Pero cuando el público empezaba a desfilar para marcharse, Dani Martin se quedó en el escenario y se puso a repartir toallas a diestro y siniestro. Sacó al escenario a un joven que no pudo contener la emoción y se abrazó al artista. Este le regaló la toalla que llevaba al cuello. Luego llegó a repartir botellitas de agua. Los que lograron toalla o botella de agua no podrán olvidar este concierto. Dani Martin dejó bien claro que aparte de ser un gran artista, tiene un enorme corazón.