Cubiertas vegetales: el mejor freno contra la erosión de los suelos en el olivar

Cada año se pierden hasta 47 toneladas de suelo por hectárea y año. Una auténtica tragedia medioambiental que se puede evitar. La Universidad de Jaén ha patentado dos semillas de gramíneas para cubiertas vegetales en olivar, con una capacidad mayor para retener el suelo y frenar la erosión.

Explotación con suelos desnudos y una cubierta vegetal.

Los paisajes de la provincia de Jaén son inconfundibles. Esta provincia concentra la mayor producción de aceite de oliva virgen del mundo, una actividad que ha traspasado la parte económica, hasta el punto de configurar tanto la identidad social como el aspecto de sus paisajes.

Suelos desnudos o con cubiertas vegetales en olivares

Una ruta por las carreteras de Jaén permite observar hileras e hileras de olivos, todos ellos ubicados estratégicamente para facilitar las labores de recogida de la aceituna. En esos paisajes llenos de motas verdes que representan cada uno de los olivos, llama la atención que los suelos están totalmente vacíos, desnudos de vegetación, que ha llevado a que el monocultivo estrella de esta zona del Sur de España sea, al mismo tiempo, una de las amenazas más importantes para la biodiversidad del entorno, y también uno de los peores enemigos para la conservación de los suelos.

Diversos estudios han estimado la pérdida de suelo entre 29 y 47 toneladas por hectárea al año, una auténtica “catástrofe”, en opinión del profesor del área de Ecología de la Universidad de Jaén, Antonio José Manzaneda.

Este investigador lidera un proyecto que ha permitido patentar dos semillas de la especie Brachypodium hybridum, que cuentan con unas características únicas para detener la erosión en los suelos de los olivares y que también se pueden aplicar en cualquier otro tipo de cultivos de carácter leñoso, como el almendro, en cuya producción se ha heredado el modelo insostenible de suelos desnudos que se implantó en los olivares, a partir de los años 60 y 70 del pasado siglo.

Gramínea, muy común en cubiertas vegetales

Las semillas desarrolladas de esta especie de gramínea, muy común en toda la geografía española y que crece de forma natural en las zonas no productivas de los olivares, cuenta con un sistema de raíces de mayor volumen, con el que se incrementa su capacidad natural para sujetar el suelo frente a la erosión; y, además, tiene un crecimiento más rápido, que no interfiere con el periodo de estrés hídrico del olivar, es decir, los meses de entre junio y octubre, en los que hace más calor y las precipitaciones son muy reducidas.

Tras una selección genética de las variedades más importantes, el equipo de la Universidad de Jaén ha patentado dos líneas de esta especie de gramínea, una ajustada a suelos calizos, como los del Valle del Guadalquivir; y otra más adaptada a suelos silicios, como los que se encuentran en los olivares de la zona de Sierra Morena.

El motivo, explica Antonio José Manzaneda, radica en que las semillas para las cubiertas vegetales en olivar deben estar “totalmente adaptadas a las condiciones del terreno en el que se cultivarán”, un factor que asegura el éxito.

Plantas de pequeño porte que sujetan el suelo pero no impiden las labores agrícolas

Estas nuevas plantas, al igual que sus hermanas ‘naturales’, son de pequeño porte, apenas alcanzan los quince centímetros, y no interfieren en los trabajos de recogida de la aceituna. Esta cubierta vegetal, añade el investigador de la Universidad de Jaén, se reproduce sin la ayuda de polinizadores, al caer sus semillas al suelo, con lo que la siembra se realizaría solamente una vez y en cuestión de dos años se tendría una cubierta vegetal bien consolidada.

Además, esta manera de reproducirse garantiza que no se mezcle con otras variedades y pierda sus características, de manera que se aseguran varias generaciones de plantas con la misma capacidad para retener el suelo y no interferir con el ciclo vital del olivo.

Antonio José Manzaneda muestra una planta obtenida con las semillas patentadas.

Semillas patentadas para cubiertas verdes

El proceso para patentar una semilla es diferente al de las patentes industriales. Aquí no ha habido ningún tipo de manipulación genética, que haya implicado el uso de transgénicos de ningún tipo, sino que “hemos tomado como partida líneas que ya existían en la naturaleza y las hemos seleccionado durante varias generaciones”, aclara Antonio José Manzaneda. “Los procesos que intervienen son naturales, son hibridaciones tras una duplicación del genoma ancestral”.

Hasta el momento, las semillas desarrolladas en la Universidad de Jaén se han probado en los jardines experimentales del campus y los resultados obtenidos han sido espectaculares, hasta el punto de que con estas cubiertas vegetales para olivar, la pérdida de suelos se ha reducido casi en su totalidad.

Así, estas nuevas plantas se plantean como una solución muy interesante para mantener los suelos tanto en olivar como en otros cultivos de tipo leñosos, como el almendro.

Comercialización de las nuevas semillas

El equipo de Antonio José Manzaneda va entrar en otra fase, que les llevará a presentar sus semillas para cubiertas vegetales en olivar a empresas del sector y poder comercializarla.

Están convencidos de su potencial, porque a la larga, y así lo remarcan, las cubiertas vegetales con estas nuevas plantas no solo no restan recursos a la explotación agrícola, sino que además le aportan una serie de valores ecosistémicos de los que se beneficia todo el entorno.

El desarrollo de estas semillas para contener la erosión forman parte de las acciones científicas de la Universidad de Jaén para la mejora ambiental de las explotaciones olivareras que, fruto de un conjunto de decisiones equivocadas impulsadas desde los años 60 y 70 del pasado siglo, en parte por informaciones erróneas difundidas por los fabricantes de herbicidas, han contribuido a una pérdida de suelo considerada como una catástrofe ambiental por muchos expertos.

Sin embargo, la situación se está revirtiendo. Una mayor concienciación ambiental está llevando a que cada vez más agricultores apuesten por mantener una cubierta vegetal en sus campos de olivos.

Aún así, todavía se necesita mucha pedagogía, hacer ver a los agricultores la importancia de esa cubierta vegetal para el terreno, con la que se consigue una mejora ambiental de la actividad agrícola, que también revierte en la imagen que los consumidores tienen del sector.

Aunque el punto de inflexión lo va a marcar la nueva PAC, que tiene en cuenta criterios de sostenibilidad como las cubiertas vegetales, sin las que los agricultores no podrán acceder a la totalidad de las ayudas económicas de la Unión Europea.

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