El Sol muestra un ciclo de once años a lo largo del que su actividad aumenta y disminuye. Este ciclo produce cambios en la cantidad de energía que emite, lo que se conoce como forzamiento solar, y cuya influencia sobre el clima terrestre debe tenerse en cuenta en simulaciones de modelos climáticos. Un equipo internacional liderado por el centro GEOMAR de Kiel y el Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC) ha publicado nuevos datos, que muestran una influencia significativamente mayor de los efectos del ciclo solar, particularmente en la estratosfera.
¿Cuánto influyen las variaciones del ciclo solar en nuestro sistema climático? ¿Podría la elevación de la temperatura de la Tierra, debida a efectos antropogénicos, ser compensada en parte por una reducción del forzamiento solar en el futuro? Estas preguntas, que han ocupado el foco de la investigación sobre el clima durante mucho tiempo, se hallan más cerca de una respuesta gracias a este trabajo, que servirá de base para el próximo informe sobre la evaluación del clima del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC).
Influencia en el clima superficial
“En este nuevo conjunto de datos, la variabilidad en la región ultravioleta del espectro solar es más fuerte que antes, lo que conduce a un calentamiento de la estratosfera y a un aumento de la producción de ozono durante el máximo de la actividad del Sol”, explica la investigadora Katja Matthes (GEOMAR) que, junto con Bernd Funke (IAA-CSIC) encabeza el estudio. Estos procesos podrían influir también en el clima superficial a través de los complejos mecanismos de interacción que se producen en la atmósfera.
“Estos datos proporcionan una estimación más sofisticada de la evolución futura de la actividad solar -explica Bernd Funke, del Instituto de Astrofísica de Andalucía-. Para el 2070 se espera una disminución de la actividad media del Sol, lo que en principio contrarresta la señal antropogénica del calentamiento global; sin embargo, no se traducirá en una influencia significativa en las temperaturas medias en la superficie, aunque los efectos regionales no deben ser despreciables”.
La constante solar
Este nuevo conjunto de datos, que incluye los efectos de las partículas y una nueva estimación de la “constante solar” (o la cantidad de radiación promedio del Sol) ha sido posible gracias al trabajo de un grupo multidisciplinar, que incluye físicos solares, expertos en partículas energéticas y modeladores del clima, y forma parte de un proyecto internacional del programa mundial de investigación climática. Se trata, a día de hoy, de la mejor evaluación posible de la variabilidad solar pasada, presente y futura.
“Este nuevo conjunto de datos ayudará a mejorar aún más nuestra comprensión de la variabilidad del clima a escala de décadas y a distinguir más claramente los procesos naturales de los antropogénicos”, concluye Matthes (GEOMAR).