Cuando el público da más miedo que el toro

El diestro Joselito explicó su experiencia a los alumnos del curso.

No tiene cuernos, ni pesa 500 kilos, tampoco es negro ni bravo, pero en la plaza, es el más poderoso. No se trata del torero, ni de ningún miembro de la cuadrilla que acompaña al diestro, se trata del público, el motivo por el que existe la fiesta y el que dicta sentencia con pañuelo en alto una vez finalizada la faena. Es a ése, al público, al que toreros como José Miguel Arroyo “Joselito” teme más que al toro, según confesó ayer en la primera sesión del seminario ‘El abecedario taurino: valores, ritos y redes sociales’, enmarcado dentro de los Cursos de Verano de la Universidad de Almería.

El curso, que se desarrolla en Roquetas de Mar, contó con un lleno en su primera sesión, principalmente eran estudiantes de la Universidad de Almería quienes llenaban el espacio donde el diestro Joselito y el periodista y coeditor del seminario, Francisco Aguado, dieron una serie de pinceladas sobre el mundo del toro.

José Miguel Arroyo Delgado comenzó su disertación diciendo que sigue sin entender de toros: “no entiendo y no me importa porque quiero disfrutar y saborear como cuando era un niños de 10 años; No quiero transmitir enseñanzas sino sentimientos y valores”.

Y eso es lo que ha ido transmitiendo en el tiempo que ha dedicado a explicar, en forma de entrevista con el periodista Paco Aguado, sus comienzos en el mundo del toro. Así, Aguado le refería al ex torero la dificultad de mantener los valores de ese mundo en la sociedad actual “donde todo es banalidad, superficialidad y prisa por lo que ser torero es una rareza”. ‘Joselito’ ha contestado que siempre ha sido una rareza porque es “una persona jugándose la vida delante de un animal”, aunque, ha concedido, “quizá hace unos años era la única forma de subsistir porque no había más medios eso ha cambiado pero…”.

El paso del maestro por la escuela taurina y sus referentes, Enrique Marín Arranza, (director de la escuela y padre adoptivo una vez que fallece su padre a la edad de 12 años), José De la Cal y Manuel Martínez Molinero, han ocupado gran parte de la charla, salpicada con multitud de anécdotas: “En mi caso procedo de un barrio humilde e ingreso en la escuela taurina que es un mundo serio, donde hay mucho respeto, admiración, aunque no fuera muy alto en el escalafón era tu maestro”. Un cambio total, según ha explicado el extorero puesto que en su adolescencia “era un macarra, con chupa de cuero y melena hevy y luego me ponía el chándal e iba a la escuela y era todo lo contrario”.

Enseñanzas que se han escuchado esta tarde también atentamente por parte del auditorio, como cuando el director de la escuela taurina preguntó a los chavales que hacía falta para ser un buen torero. “Dijimos de todo, arte, clase, técnica y su respuesta era no, no y no, hasta que nos dijo que la primera cosa es querer, la segunda es querer y la tercera es querer”. Honestidad, gallardía, solidaridad y otros valores “que los vas descubriendo a base de años” son los que le inculcaron a ‘Joselito’ en la escuela taurina, “valores que quizá en esta sociedad están un poco en desuso”.

En cuanto al miedo al toro ‘Joselito” explica: “El toro da miedo pero el público más, miedo a hacer el ridículo”. En su primer día ante el público ha contado que su problema no fue la becerra. “No quería salir pero al final me tocó y cuando vi que me habían tomando en serio y que me aplaudían…”

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