Un compuesto extraído de la hoja del olivo activa las células responsables de cerrar heridas graves o crónicas y puede ser la base para un nuevo fármaco cicatrizante. Investigadores de la Universidad de Murcia están detrás de este hallazgo.
Entre el tres y el cinco por ciento de todo el gasto sanitario se va en el tratamiento de heridas graves o crónicas. Son afecciones como pie del diabético o úlceras de presión, cuyo tratamiento es complicado, costoso y generan un malestar muy prolongado a las personas que las padecen.
Heridas graves, una asignatura pendiente
La cura de estas heridas es todavía una asignatura pendiente para los investigadores del campo de la salud, aunque ya están viendo la luz soluciones ingeniosas, como en la que trabajan científicos de la Universidad de Murcia y del Instituto Murciano de Investigación Biosanitaria (IMIB) – Arrixaca.
El equipo ha dado con una fórmula para activar a las células encargadas de cerrar la herida, una solución aparentemente sencilla, pero cuyo descubrimiento se ha llevado más de dos años de trabajo en el laboratorio.
Hojas de olivo para cerrar heridas graves
La clave para poner en marcha a las células en este tipo de heridas es el ácido oleanólico, un compuesto extraído de las hojas del olivo y que tiene la capacidad de dar la instrucción a las células para que dejen su letargo y se pongan a trabajar en el taponamiento de este tipo de heridas, tal y como lo hacen en otras menos complicadas.
En la cura de heridas se necesita sangre. En el caso del pie del diabético, los problemas vasculares que conlleva esta enfermedad, complica la circulación en las extremidades. Entonces surge el problema, porque las células del borde de la herida no trabajan para hacer el puente necesario para cerrar la herida, explica con este símil el investigador de la Facultad de Enfermería de la Universidad de Murcia, David Armero, quien, como enfermero, vio que era necesario ponerse a investigar en la solución de este tipo de heridas.
Para ello se puso en contacto con el investigador del IMIB, Francisco Nicolás, que finalmente se ha encargado de coordinar el equipo de científicos y que atesora una experiencia dilatada en el trabajo con antioxidantes.
Fue Francisco Nicolás el que pensó en las propiedades de algunos vegetales en la curación de heridas y más concretamente, los productos derivados del olivo.
Una solución que arranca de los usos tradicionales del olivo
Estos científicos aseguran que no han inventado nada, ya que el uso del olivo para el tratamiento de heridas se lleva haciendo durante mucho tiempo. Sin embargo, lo que sí han conseguido es dar con el compuesto capaz de activar las células en estas situaciones y cambiar su comportamiento habitual. “El ácido oleanólico es capaz de activar rutas moleculares importantes para la migración de las células del borde de una herida y acelerar su cierre”, dice David Armero.
La investigación de la actuación de este compuesto procedente de la hoja del olivo se encuentra en su primera fase, a pesar de llevar dos años de trabajo en laboratorio. Por ahora, la efectividad de esta nueva solución ha sido probada in vitro y los resultados obtenidos son muy prometedores.
Ensayos en laboratorio muy satisfactorios
En los ensayos en laboratorio han depositado células humanas en un recipiente y a ellas se les ha originado una incisión. Así observaron la diferencia entre las muestras tratadas con ácido oleanólico y las que actuaban sin ningún tipo de ayuda extra. Y comprobaron cómo las que habían recibido el tratamiento actuaban mucho mejor y cerraban la herida con mayor rapidez.
“Cuando las células están inflamadas no se reproducen”, explica el investigador de la Universidad de Murcia, y lo que ha conseguido este grupo es cambiar esta forma de actuar. De esta manera, gracias al compuesto derivado de hojas de olivo, las células se mueven, crecen y consiguen taponar la herida. Al mismo tiempo, se estimula a que otras células que hay detrás de las que están al borde de la herida actúen de apoyo y contribuyan al cierre de la incisión.
Ensayos en animales con heridas graves
Ahora, el siguiente paso que se está planteando este grupo de investigación es realizar ensayos en animales, para comprobar si el compuesto desarrollado tiene la misma efectividad en ellos. Sin embargo, los científicos del IMIB y la Universidad de Murcia se encuentran con el mismo problema que afecta a la mayoría de la ciencia de este país: la falta de financiación.
Hasta ahora, este trabajo ha sido financiado con fondos nacionales y autonómicos captados por Francisco Nicolás. Sin embargo, para afrontar la siguiente fase del proyecto necesitan el apoyo de la industria farmacéutica, que podría estar interesada en apostar por este compuesto para el desarrollo de un producto farmacéutico que contribuyese a la cicatrización mucho más acelerada de las heridas crónicas y graves.
De momento, ya hay una serie de contactos establecidos con algunas empresas punteras del sector, que han mostrado interés en cerrar la patente con estos investigadores, sin embargo, dice David Armero, no hay nada cerrado todavía y una investigación tan prometedora y que mejoraría la calidad de vida de muchos enfermo podría quedar tan solo en un artículo científico que recientemente ha publicado la revista Plos One.
Esta investigación no habría sido posible sin el apoyo que los científicos han recibido por parte de la firma murciana Nutrafur, actualmente una potencia internacional en el desarrollo de esencias de romero y olivo. Esta empresa puso a disposición de los investigadores hasta trece compuestos extraídos de diferentes plantas.
Pruebas con trece compuestos vegetales
Una vez que los investigadores recibieron los compuestos realizados por Nutrafur, se pusieron manos a la obra en el laboratorio para comprobar los resultados obtenidos con cada uno de ellos. En un principio, comenzaron a utilizar células de origen animal, pero pronto las cambiaron por células humanas, ya que el objetivo de este proyecto es conseguir un principio activo que le sirva a la industria farmacéutica para el desarrollo de un producto para seres humanos.
Las pruebas en laboratorio se realizaron cada uno de los trece compuestos recibidos y, al mismo tiempo, se realizaba el mismo ensayo en una muestra de células a la que no se le había añadido el nuevo producto, con el objetivo de comprobar cómo evolucionaba el cultivo con y sin el tratamiento diseñado.
Tras las pruebas, los investigadores se dieron cuenta que el producto que mejor funcionaba y cuyos resultados se acercaban a los esperados era el ácido oleanólico.
Extracto de hola de olivo para heridas graves
De la misma manera que comprobaron los resultados con los diferentes compuestos disponibles, los investigadores trabajaron en la búsqueda de la concentración adecuada, para que conseguir el crecimiento celular sin dañar a las propias células.
El ácido oleanólico fue suministrado al cultivo de células en una solución de grasas y agua, para que pudiera ser asumida por las células de una forma casi natural y no pusiera en peligro el principio activo logrado en esta investigación.
Como bioindicador empleado para conocer la efectividad del producto, los científico utilizaron la concentración de proteínas, ya que a medida que se produce el crecimiento y reproducción celular aumenta la concentración de esta sustancia orgánica. Y sí, comprobaron que cuando a las células a las que se les había practicado un corte se les suministraba la concentración adecuada de ácido oleanólico se activaban de manera especial y redoblaban los esfuerzos para taponar la herida artificial practicada en el cultivo in vitro.
Esta investigación se enmarca en la línea de trabajo sobre regeneración de heridas desarrollada por el grupo Oncología Molecular y TGFß del IMIB-Hospital Clínico Universitario Virgen de la Arrixaca, que dirige por Francisco J. Nicolás, en colaboración con el grupo Investigación en Cuidados de Enfermería y Práctica Basada en la Evidencia de la Facultad de Enfermería de la UMU.
Además de David Armero y Francisco Nicolás, también firman este trabajo María Ruzafa, Antonio Jesús Ramos, de la UMU, y Ángel Bernabé y Sergio Liarte, del IMIB-Hospital Clínico Universitario Virgen de la Arrixaca.