Cada 20 minutos desaparece una pradera marina equivalente al tamaño de un campo de fútbol

En un contexto de crisis medioambiental y de pérdida acelerada de biodiversidad, la conservación y regeneración de la vida en los mares se ha convertido en una prioridad para muchos expertos y organizaciones dedicadas a la conservación de la vida marina en todo el mundo. El océano es un mundo en gran parte desconocido, pero vital para el futuro de nuestro planeta y como consecuencia, para el futuro de la sociedad.

Ejemplar de caballito de mar localizado recientemente en el Mar Menor.

Varios especialistas en conservación marina y turismo vinculado al mar, han abordado durante la Cumbre HIC en Ibiza, celebrado con el apoyo del Pacto Mundial de la ONU, GSTC, Consejo Insular de Ibiza y Ayuntamiento de Ibiza entre otras entidades, la urgencia de implementar medidas y tecnologías innovadoras para preservar especies como el caballito de mar y proteger hábitats esenciales como las praderas de Posidonia.

La importancia de descubrir lo desconocido

El océano se nos presenta como todo un misterioso universo aún por descubrir. De hecho, cabe destacar que solo vemos un 11% de él. Este dato refleja la cantidad de secretos ocultos en las profundidades marinas, esenciales para comprender mejor la vida en nuestro planeta. Francisco López, investigador de la Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT) y fundador del Instituto de Investigación Oceanográfico de Cartagena, subraya una realidad inquietante: “Si no hemos llegado a explorar gran parte de las profundidades marinas, ¿cómo vamos a conocerlas y protegerlas?”.

Afortunadamente, gracias a los avances tecnológicos que se están desarrollando, hoy en día es posible obtener una visión mucho más detallada de lo que ocurre en lo más profundo del océano. Mediante un robot marino de última generación, los investigadores de organizaciones como UPCT y CORI han logrado documentar lo que hay en el fondo del mar, acercando a todo el mundo un entorno que, hasta hace poco, permanecía fuera de nuestro alcance. Esta tecnología, cuyo objetivo es investigar, proteger la biodiversidad marina y contribuir en el equilibrio ambiental del planeta, permite abrir la puerta a nuevos conocimientos, estudiar ecosistemas vulnerables y tomar medidas para su conservación.

El caballito de mar se encuentra en situación crítica

El caballito de mar es una especie que siempre ha sido percibida como emblemática e icónica, sin embargo, hasta hace poco se desconocía prácticamente todo de ella. En la Península Ibérica hay dos especies de caballito de mar: el Hippocampus Hippocampus y el Hippocampus Guttulatus. El motivo por el cual nunca se les ha prestado atención es porque no se les atribuye una utilidad determinada. Sin embargo, los caballitos de mar son especies que juegan un papel crucial al ser indicadores clave, por ejemplo, de la salud de las praderas marinas, actuando como un sistema de monitoreo y cuidado.

Tras evaluar las poblaciones de caballitos de mar en el litoral español, se ha concluido que la situación es crítica. Aunque no están catalogados como especies en peligro de extinción, su número ha disminuido de forma preocupante. Esta reducción se debe a la destrucción de sus hábitats naturales: las praderas de fanerógamas marinas, ecosistemas que, una vez degradados, requieren décadas para recuperarse.

Miquel Planas, profesor en el Instituto de Investigaciones Marinas de Vigo (IIM-CSIC) y galardonado con premio HIC Talentum 2024 señala que, en 20 minutos a nivel global desaparece en praderas marinas, el tamaño equivalente a un campo de fútbol profesional de este hábitat vital para especies como los caballitos de mar.

¿Por qué es vital conservar las praderas de Posidonia?

La Posidonia es una planta marina endémica del Mediterráneo y esencial para la salud de los ecosistemas acuáticos, ya que destaca por su producción de oxígeno, y su potencial para almacenar parte de su producción primaria en depósitos de carbono de larga duración en el sedimento contribuyendo así a mitigar parte de las emisiones de CO2, y actuando además, como refugio para una gran variedad de especies marinas, incluidos moluscos, crustáceos y peces, entre las cuales se encuentra el caballito de mar.

Marc Rigau, miembro de la Fundación Vida Azul, destaca dos razones por las que es importante preservar y recuperar las praderas impactadas de Posidonia: es una fuente de generación de oxígeno y tiene un impacto directo en la biodiversidad y en el desarrollo del territorio y el atractivo turístico. Sin Posidonia, muchas especies se verían de manera directa o indirecta afectadas, las aguas perderían su transparencia y calidad, las playas su atractivo y, en consecuencia, disminuiría el interés turístico y la belleza y riqueza de los paisajes marinos.

En este contexto, y dada la amenaza hacia esta planta, es necesaria una regeneración de Posidonia. En muchas partes del mundo, los paisajes marinos han sufrido una transformación drástica: áreas que solían estar cubiertas por diversas especies vegetales han quedado reducidas a simples extensiones de roca desnuda. La actividad humana, especialmente los vertidos, la pesca accidental y el fondeo de embarcaciones supone, en las últimas décadas, una amenaza adicional para las praderas marinas y para la protección de la Posidonia oceanica.

Fundación Vida Azul: sembrando el futuro del Mediterráneo

Desde la Fundación Vida Azul, se lleva a cabo un minucioso proceso de regeneración marina. En primer lugar, su equipo recolecta frutos de Posidonia en las orillas de las playas y fragmentos que se desprenden en el mar por las tormentas y otros fenómenos meteorológicos, y las traslada a acuarios, donde se acondicionan adecuadamente, controlan los parámetros y se prepara el sustrato correcto para su crecimiento. Posteriormente, las semillas y fragmentos se plantan, mediante distintas metodologías y densidades, en áreas que han sido erosionadas por la actividad humana en Ibiza. Este es un proceso lento, ya que puede tardar hasta 100 años en formar una pradera marina completa.

Durante este tiempo, el equipo de la Fundación con el apoyo del CSIC-IMEDEA liderado por el profesor Jorge Terrados, se encarga de realizar un seguimiento constante, en el que particpan de manera activa residentes y visitantes, para monitorizar su estado, asegurar la protección de las zonas recuperadas y prevenir cualquier intervención humana que pudiera perjudicar el proceso de recuperación.

Conectar al turista con la tradición pesquera y la cultura del mar

Con el objetivo de poner en valor los ecosistemas marinos, existen iniciativas que permiten a los turistas comprender la importancia de las tradiciones y apreciar la conexión entre la conservación de los mares y océanos y la cultura pesquera local. En este sentido, el proyecto Turismo Marinero surge como una iniciativa que permite a los residentes y visitantes adentrarse en el sector pesquero de la zona, respondiendo a la creciente demanda de experiencias más auténticas que simplemente disfrutar del sol y la playa.

Investigadores de la Fundación Ibiza Sostenible analizando el estado de las praderas de posidonia.

Pocas personas conocen la historia que hay detrás de los peces que se pescan y de quienes se dedican a este oficio. De hecho, la pesca artesanal no sólo carece de popularidad, sino que está desapareciendo en nuestro país, enfrentando un grave problema de relevo generacional.

Tal y como señala Shonia Cruz, gerente de Turismo Marinero, esta modalidad de turismo ofrece la oportunidad de acercar a la ciudadanía al mundo de los pescadores. Los visitantes pueden embarcarse en un barco pesquero para poder conocer el día a día de la vida en el mar, aprendiendo sobre la captura de diferentes especies y el funcionamiento de las estructuras marinas y la interconexión de las especies. Además de promover el oficio de la pesca, esta iniciativa ayuda a concienciar sobre la importancia de preservar el entorno natural y la sostenibilidad de los recursos marinos.

En conclusión, la protección y recuperación de la vida marina requiere tiempo, esfuerzo y un cambio de mentalidad, tanto por parte de los turistas como de los residentes. No obstante, la participación ciudadana en la ciencia, la tecnología, la innovación y el creciente interés de emprendedores y grupos de inversión, ofrece un futuro viable a las iniciativas de conservación y recuperación que se están incubando en distintos territorios y que contribuyen a un futuro más sostenible. Como señala Daniel Rolleri de Ambiente Europeo: “Hace falta pasar a la acción. Debemos informar, inspirar y empoderar a todos los actores de la sociedad hacia esa nueva cultura de sostenibilidad que permita el buen estado de nuestros mares y océanos.”