El Centro de Estudios Avanzados en Tecnologías de la Información y la Comunicación de la UJA ha desarrollado un laboratorio en el que los objetos están conectados en red y son capaces de tomar decisiones por sí mismos con el fin de facilitar o mejorar la vida de sus ocupantes.
El acto de presentación contó con la asistencia del Director del centro, Luis Martínez López, y Christopher Nugent, Director del Centro de Investigación en Computer Science de la Universidad de Ulster, con el que se ha colaborado para el desarrollo de este espacio, dotado con un conjunto heterogéneo de sensores sensibles a nuestra presencia, “que permitirá a los objetos del laboratorio ser capaces de tomar decisiones por sí mismos, a partir de la información que faciliten otros aparatos o sensores con el fin de facilitar o mejorar la vida a los ocupantes”, explica Macarena Espinilla, investigadora del Centro de Estudios Avanzados en Tecnologías de la Información y la Comunicación.
En el laboratorio de inteligencia ambiental de la UJA subyacen dos conceptos emergentes que en los últimos años están transformando la forma de entender la tecnología. El primero es el ‘Internet de las Cosas’, un paradigma donde los objetos cotidianos se encuentran conectados a la red permitiendo interactuar y comunicarse entre ellos. El segundo, es el concepto de ‘Ambiente Inteligente’, donde el entorno que nos rodean se adapta a las personas que lo habitan gracias a las redes de sensores, a los procesos de razonamiento y a los actuadores sobre dispositivos heterogéneos.
En una superficie aproximada de 25 metros cuadrados se ha desarrollado el laboratorio de inteligencia ambiental construido sobre un apartamento donde se encuentran distribuidas las zonas habituales de una vivienda: un recibidor, un salón, una cocina y un dormitorio, con un aseo integrado. Además del equipamiento tradicional de una vivienda como el televisor, los electrodomésticos o la cama, se han incorporado objetos inteligentes como altavoces o luces controlables de forma remota y dispositivos wereables, que permiten, por ejemplo, monitorizar el sueño, las señales vitales o las emociones.
La comunicación de la información en el laboratorio de inteligencia ambiental se ha construido sobre una plataforma que permite la integración de nuevos elementos heterogéneos de forma escalable, sencilla y con un coste reducido, buscando simplificar la reutilización de los servicios ofrecidos a otros ambientes inteligentes, así como permitir su evolución ante el nuevo mosaico de tecnologías que seguirán surgiendo sobre dispositivos inteligentes.
Son inagotables las aplicaciones que pueden llevarse a cabo en este laboratorio, siendo las más prometedoras aquellas centradas en la asistencia tecnológica, que permitan apoyar a las personas en sus actividades diarias, facilitar y mejorar la experiencias de uso, trabajo, juego o vida y aquellas capaces de proporcionar información relevante en el momento y lugar necesario para tomar las decisiones adecuadas en tiempo real.
El apartamento inteligente se encuentra dirigido principalmente por una perspectiva de ingeniería desde campos tan diversos como la inteligencia artificial, la interacción persona-máquina, la tecnología de sensores, las redes de computadores y la computación ubicua. En su evolución y aplicabilidad será imprescindible contar con grupos multidisciplinares, tales como las Ciencias de la Salud, las Ciencias Sociales, las Ciencias de la Educación, etcétera.