Alzheimer: 40.000 casos nuevos al año y la mayor parte en mujeres

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El Alzheimer es una de las epidemias del siglo XXI. Cada vez más extendida por el envejecimiento de la población y los hábitos de vida, esta enfermedad neurodegenerativa afecta especialmente a las mujeres, que representan un 65% de los nuevos casos, así como a la población mayor de 65 años, franja de edad en la que se sitúa el 90% de las personas diagnosticadas de esta enfermedad. El próximo 21 de septiembre se conmemora el Día Mundial de la Enfermedad de Alzheimer y es un buen momento para recordar que cada año se diagnostican en España unos 40.000 casos nuevos.

Esta enfermedad neurodegenerativa es responsable del 50-70% de casos de demencia en todo el mundo y afecta a 50 millones de personas, de ellas, 800.000 en España, según las estimaciones de la Sociedad Española de Neurología (SEN).

Cuál es a prevalencia del Alzheimer

La prevalencia del Alzheimer en España se estima entre un 5 y un 10% entre las personas que rondan los 65 años. Este dato se duplica cada cinco años, hasta llegar a una prevalencia de entre el 25-50% en la población mayor de 85 años, ya que la edad es uno de los mayores factores de riesgo de esta enfermedad. Así que el envejecimiento de la población no hace más que ayudar a que se expanda esta enfermedad y se estima que en 2050 habrá 115 millones de personas con Alzheimer.

Además, la demencia es la tercera causa de muerte, tras las enfermedades vasculares y el cáncer y, además, el Alzheimer es una de las enfermedades con un mayor coste social y económico. En todo el mundo ya supone un coste sociosanitario superior a los 800 mil millones de euros y solo en la Unión Europea se estima que este coste aumentará más de 250 mil millones de euros para el año 2030. 

Una persona mayor realiza juegos de memora, estrategia para frenar el avance del Alzheimer.

Cuántos casos de Alzheimer se diagnostican al año en España

Cada año se diagnostican en España unos 40.000 nuevos casos de Alzheimer: en más de un 65% de los casos en mujeres y en un 90%, en personas mayores de 65 años. “En todo caso, la enfermedad de Alzheimer no debe ser considerada como una parte normal del envejecimiento. Aunque es verdad que cumplir años puede traer consigo un ligero declinar de la memoria, cuando hablamos de la enfermedad de Alzheimer, estamos hablando de una enfermedad caracterizada por cambios anormales en el cerebro que causan daño y pérdida progresiva de células cerebrales. Estos cambios, con el tiempo, conducirán a un deterioro cognitivo con una pérdida significativa de la memoria y otras funciones cerebrales, alterando la capacidad funcional y produciendo discapacidad y dependencia”, explica la Dra. Raquel Sánchez del Valle, Coordinadora del Grupo de Estudio de Conducta y Demencias de la Sociedad Española de Neurología. 

“Estamos por lo tanto ante una grave enfermedad, que en todo el mundo representa el 12% de los años vividos con discapacidad debido a una enfermedad y que conlleva numerosos desafíos emocionales, sociales y psicológicos tanto para las personas que lo padecen como para sus familiares. Y, a pesar de ello, aún existe un nivel significativo de desconocimiento y falta de conciencia en gran parte de la población sobre el Alzheimer, sobre todo, en dos aspectos fundamentales: la prevención y el diagnóstico en fases iniciales”.

¿Está suficientemente diagnosticada?

Aunque la enfermedad de Alzheimer es la segunda causa de consulta en los servicios de Neurología, se trata de una enfermedad infradiagnosticada a pesar de que, aunque disponibles de forma desigual en el territorio español, existen métodos aprobados para apoyar biológicamente el diagnóstico precoz de la enfermedad de Alzheimer. Se estima que en España, más del 50% de los casos que son leves están aún sin diagnosticar y que, en la Unión Europea, la media global de tiempo entre que se notan los primeros problemas y se hace el diagnóstico puede ser de hasta a 2,1 años.

Por otro lado, también existen muchos errores de diagnóstico: entre el 30 y el 50% de las personas con algún tipo de demencia no son diagnosticadas formalmente y hasta un 30% de las personas que han sido diagnosticadas en fases iniciales sólo basándose en la evaluación clínica no padecían realmente esta enfermedad, lo que hace imprescindible el uso de técnicas diagnósticas complementarias, especialmente en fases muy iniciales de los síntomas.
 
“Detectar la enfermedad precozmente permite una mejor planificación de los cuidados y una mejor calidad de vida para los pacientes. Ya que, aunque se trata de una enfermedad para la que no hay cura, los tratamientos disponibles actualmente para la enfermedad de Alzheimer tienen un impacto positivo en los síntomas de los pacientes. El diagnóstico en fases en las que la persona es todavía competente le permite, por otro lado, tomar sus propias decisiones en la planificación de cuidados”, comenta la Dra. Raquel Sánchez del Valle. “Por otra parte, todo apunta a que en un futuro cercano podrían estar disponibles los primeros fármacos capaces de frenar parcialmente la progresión del Alzheimer. Y esto obligará no solo a la necesidad de tener que diagnosticar la enfermedad en sus primeras fases, sino a adaptar los sistemas sanitarios para que todos los pacientes que puedan beneficiarse de ellos, los reciban”. 

Qué resultados de investigación se están logrando para luchar contra el Alzheimer

Actualmente, en todo el mundo, se está investigando en más de 100 nuevos compuestos. Además, en los últimos meses, ya se han publicado los resultados de dos anticuerpos que han mostrado resultados positivos a la hora de frenar la progresión de la enfermedad en sus fases iniciales y, en Estados Unidos, se ha aprobado recientemente un nuevo fármaco.
 
“La comunidad científica cada vez está más centrada en tratar de atajar la enfermedad desde sus etapas más tempranas. La buena noticia es que después de 20 años sin novedades farmacológicas en este campo, por fin están publicándose resultados positivos. Y aunque probablemente estos no sean los fármacos definitivos, y sólo una minoría de los pacientes actuales puedan beneficiarse de su efecto, sí están abriendo una puerta a nuevas generaciones de fármacos más eficaces, seguros y fáciles de administrar que, esperamos, consigan cambiar el panorama de la enfermedad”, concluye la Dra. Raquel Sánchez del Valle. “Por esa razón, incidimos en la necesidad de empezar ya a reorganizar y dotar de recursos a la atención sanitaria de la enfermedad de Alzheimer para potenciar el diagnóstico precoz y el acceso a potenciales nuevos tratamientos”.