Antonio Cuadra llegó a ser primer violón de la Orquesta Sinfónica de Málaga y cofundador de la Asociación Filarmónica de Almería. Este almeriense, considerado como uno de los más importantes músicos españoles del siglo XX, recibió un homejane póstumo de la ciudad que lo vio nacer, con una placa ubicada en la que fue su casa, en la calle Lope de Vega del Centro Histórico.
El alcalde de Almería, Luis Rogelio Rodríguez-Comendador, fue el encargado, este viernes, de descubrir la placa junto a las hijas del artista, Amalia y María del Mar, en la que se puede leer “el violín, que en sus manos canta y llora…”.
Durante el acto, ha señalado que para el Ayuntamiento “es una honra poder ofrecer este pequeño homenaje a Antonio Cuadra, un violinista extraordinario, una persona que aunque no nacida en Almería, vivió entre nosotros muchos años y fue un icono de la música de nuestra ciudad, dentro y fuera de las fronteras provinciales”. Asimismo, el máximo responsable municipal ha destacado que “este pequeño homenaje nos ayuda a que Antonio Cuadra siga viviendo entre nosotros permanentemente”.
En este sentido, se ha tratado de un emotivo acto en el que tras el descubrimiento de la placa, dos jóvenes músicos de la Orquesta Joven de Almería (OJAL) han interpretado un el Dúo de Ignaz Pleyel, Opus 8.
Posteriormente, José Luis Rodríguez Martínez, antiguo director de la Coral Virgen del Mar y amigo del desaparecido Antonio Cuadra, ofreció unas emotivas palabras, recordando vivencias y experiencias con el que ha definido como el “violinista más importante que ha dado Almería y al que quizá no se le han dedicado suficientes muestras de admiración y respeto”. Así, durante su intervención, en la que Rodríguez Martínez explicó que hicieron juntos numerosos dúos de violín y piano, ha destacado de Antonio Cuadra su “virtuosismo como intérprete y su calidad como director y compositor” y ha recordado que “era muy exigente, muy purista con la partitura y la ejecución musical y yo le admiraba por su sencillez, su exquisita educación y sobre todo por su manera de interpretar, su perfección en el sonido, su fraseo, su timbre, su técnica en el vibrato, su afinación, sus matices, su expresión estética, su manejo del arco, su agilidad y seguridad, su virtuosismo, su sentimiento en la interpretación y su facilidad para la repentización, tocar a primera vista”.