Alimentos sin gluten, el reclamo publicitario engañoso, y peligroso, de la industria alimentaria

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David Bernardo junto a Eduardo Arranz lideran el Grupo de Investigación Inmunidad de las Mucosas del Instituto de Biología y Genética Molecular (UVA-CSIC), que desarrolla para los hospitales de Valladolid y Burgos una de las pruebas diagnósticas de la celiaquía (intolerancia al gluten). Por cada celiaco diagnosticado hay cinco que no lo están

Actualmente la celiaquía se ha convertido en un reclamo publicitario para la industria alimentaria. Estos expertos denuncian la moda de los alimentos “sin gluten» y de la incorporación de alimentos para celíacos procesados, que “son peores que los alimentos con gluten».

A la celiaquía se la conoce como la enfermedad de las mil caras. Siempre ha estado con nosotros, pero actualmente se diagnostica más, y los estudios han demostrado que tiene base genética muy importante. Hasta hace unos años, era una enfermedad oculta, dado que no siempre está relacionada con problemas gastrointestinales, porque también puede ocasionar epilepsia, infertilidad o incluso abortos recurrentes, entre otras sintomatologías.

El investigador David Bernardo, del Grupo de Inmunidad de las Mucosas del Instituto de Biomedicina y Genética Molecular (UVA-CSIC) lleva muchos años investigando esta enfermedad, a la que se acercó por su interés como enfermo celíaco gracias a su tesis doctoral, con la que pudo incorporarse al grupo del IBGM, referente en España en su estudio gracias a la labor de otro investigador, Eduardo Arranz.

Actualmente, ambos son los investigadores principales de este grupo de investigación, que entre otras funciones prestan apoyo en la labor de diagnóstico de la celiaquía a los hospitales Clínico Universitario y Río Hortega de Valladolid y al Hospital Universitario de Burgos. 

La labor de diagnóstico que desarrollan para los centros hospitalarios se basa en la técnica denominada linfograma, una de las distintas pruebas que se realizan para detectarla, ya que “es una enfermedad compleja», aunque matiza que “en niños es más fácil de diagnosticar, pero en adultos es un problema, porque muchos en cuanto tienen sospecha excluyen automáticamente o disminuyen el gluten de la dieta y eso dificulta el diagnóstico, ya que cuando llega a las pruebas está parcialmente recuperado», explica David Bernardo.

Ante la idea de que la enfermedad celíaca afecta a cada vez más gente en nuestros días, Bernardo aclara que no es cierto “la enfermedad celíaca no ha aumentado, sino que ahora la incidencia es mayor porque se diagnostica más». Por cada celíaco diagnosticado, hay cinco que no lo han sido. “Un ejemplo es el mío- aclara-, yo soy de la cuenca minera del Nalón y fui el primer diagnosticado en 1982 de cien mil habitantes, con tan sólo año y medio de edad». De hecho, la celiaquía tiene una base genética, y eso explica que tanto su madre como una de sus hijas lo sean también. “Se cree que casi el setenta por ciento de la enfermedad tiene un componente genético, pero las diferencias genéticas entre unos y otros enfermos son diferentes, por esta razón es tan difícil de diagnosticar».

Por lo general, los síntomas pueden ser muchos y variados, aunque los más frecuentes son los problemas gastrointestinales, desde diarreas malolientes y amarillentas a estreñimiento. En los niños, por ejemplo, se puede dar un retraso en el crecimiento. “Ya no se ven casos extremos como los de antes de niños muy delgados con barriga, el fenotipo de un niño celíaco». La introducción del gluten a partir de los seis meses y poco a poco ha ocasionado que no lleguen hasta estos extremos. Gracias a la labor que está desarrollando la asociación de pacientes en la divulgación de la enfermedad, el pediatra ahora en cuanto ve ciertos signos o problemas gastrointestinales en los niños, lo primero que va a pensar en esta enfermedad. Otro asunto distinto es la celiaquía en adultos.

David Bernardo (1º izquierda) junto a dos miembros del Grupo de Inmunidad de las Mucosas del IBGM. Foto: Universidad de Valladolid.

“¿Has sido celiaco toda la vida, pero no has sido diagnosticado, o debutaste de adulto? No lo sabemos», se pregunta Bernardo. “La celiaquía se ha relacionado hasta con ataques de epilepsia». Añade que “las consecuencias de esta enfermedad pueden ser múltiples, ya que puede dar lugar a multitud de síntomas, desde abortos recurrentes, infertilidad masculina, ataxia cerebelosa o falta de coordinación de movimientos». El porqué hay que buscarlo en la falta de absorción de nutrientes que esta enfermedad produce, porque se encuentra en el duodeno y si tienes una inflamación del intestino, el duodeno deja de absorber nutrientes. “Si por ejemplo necesitas un oligoelemento para que te funcione bien el cerebro y dejas de absorberlo bien, tiene sus consecuencias».

Bernardo compara esta enfermedad como cuando tienes de pequeña miopía y estás acostumbrado a esa visión borrosa hasta que te pones las gafas y compruebas que se puede ver mejor. Al celíaco le ocurre algo similar, ya que está acostumbrado a padecer problemas desde siempre hasta que deja el gluten y es cuando se da cuenta que antes no estaba bien porque con la dieta sin gluten su metabolismo mejora. “Y no tiene que estar asociado a un problema gastrointestinal, porque puede padecer, por ejemplo, cansancio y antes de quitarse el gluten necesitaba dormir muchas horas».

Desde la Sociedad Española de Enfermedad Celíaca, de la que David Bernardo es miembro de la Junta Directiva, uno de los mensajes que quieren transmitir es “hay que pensar en la enfermedad celíaca como la segunda causa tras primera sospecha». Y lo explica con un ejemplo: “mujer en edad fértil con abortos recurrentes, es un caso de ginecología, pero va al médico y le miran las hormonas y no encuentran nada anormal, es un caso para pensar en una posible celiaquía». “Conozco una persona diagnosticada de adulto que tiene los huesos de juguete, que ha tenido siete u ocho fracturas a lo largo de su vida, lo que puede estar ocasionada por la falta de nutrientes»

Recuerda una anécdota que ilustra muy bien otro de los síntomas de esta enfermedad. “Una mujer se me acercó y me dio gracias porque se iba a divorciar de su marido, a quien le diagnosticaron celiaquía, pero le retiraron el gluten de la dieta y se convirtió en otra persona, más cariñosa. Lo que no sabía es que antes estaba enfermo». 

´Celiaquía versus Chron y colitis ulcerosa

El grupo del IBGM no sólo aborda en sus investigaciones esta enfermedad sino que las amplia a la enfermedad inflamatoria intestinal, una patología que en realidad son dos: la enfermedad de Chron y la colitis ulcerosa. La diferencia entre la celiaquía y ésta es que en este último caso tu sistema inmune se equivoca y ataca a las bacterias del intestino, mientras que en la celiaquía, ataca a la proteína de la dieta, en concreto el gluten. Por esta razón, la síntomatología de estas enfermedades se produce en un órgano concreto que, en el caso de la celiaquía, es el duodeno, porque es allí donde se produce la absorción de nutrientes y cuando es atacada la proteína por nuestro propio organismo, el duodeno se inflama. En el caso de la enfermedad inflamatoria intestinal, las bacterias se encuentran en el colón y en el íleon, por lo que la inflamación se produce en estos dos órganos cuando nuestro cuerpo ataca las bacterias.

Estas dos enfermedades autoinmunes de tracto gastrointestinal tienen una base genética y ambiental, aunque en la celiaquía tiene más peso. El 96 por ciento de los pacientes celíacos tienen un polimorfismo genético concreto, el gen HLA-DQ2 ó DQ/8. Un 96 por ciento de los celíacos y un 30 por ciento de la población sin la enfermedad tiene este gen. “Por lo tanto, este gen resulta casi imprescindible para ser celíaco, pero no es suficiente, porque hay otros factores», Otro de ellos es que el diez por ciento de los familiares de primer grado de un celíaco va a tener la enfermedad y sube al treinta por ciento en mellizos y al setenta por ciento en gemelos. “Estos últimos dan la pista de que la celiaquía de tienen un setenta por ciento de base genética y un treinta por ciento de componente ambiental». Se han hecho muchos estudios y hemos encontrado muchos polimorfismos pero ninguno concreto que los identifique a todos, a excepción del anteriormente citado. 

Bernardo señala otra característica de estos pacientes, “tienen una composición de bacterias y virus intestinales diferente al resto». Explica que las bacterias son diferentes y al digerir el gluten cuando se digieren provocan “trozos de gluten diferente». 

Pero los factores ambientales también afectan, como es la alimentación. Pone un ejemplo de una fracción de una región (Karelia) que comparten Finlandia y Rusia, cuya base genética de los habitantes es la misma en ambos lados. Sin embargo se da mayor prevalencia de celíacos en Finlandia, lo que da pie a pensar que está influido por un componente ambiental. Incluso el hecho de nacer por cesárea o por parto natural influye en la prevalencia, porque hay más en estos primeros, y una de las causas es porque no se han expuesto en el nacimiento a las bacterias de la madre.

En resumen, Bernardo expone un esquema de las causas que pueden llevar a una persona a esta enfermedad. “Hay que pensar en la celiaquía como una enfermedad de cien puntos, es decir, vas a ser celíaco cuando llegues a los cien puntos. 2Si tengo el DQ2 parto con cuarenta puntos, pero luego se van añadiendo otros hasta completarlos para desencadenar en la celiaquía». 

La moda de la celiaquía

Se queja de la moda de los alimentos “sin gluten» y de la incorporación de alimentos para celíacos procesados, que “son peores que los alimentos con gluten», a la que se está incorporando la industria de la alimentación. Para Bernardo la dieta sin gluten es la mediterránea, quitando el pan y la pasta, por eso la gente mejora mucho cuando la adopta porque es muy sana. Y esta moda está trayendo consecuencias, porque se está dando una mayor incidencia de problemas cardiovasculares en estos enfermos, derivados de estos “nuevos alimentos» a base de grasas trans. Y no escatima en criticar que esta misma industria utiliza reclamos publicitarios para atraer a estos clientes a base de etiquetados “sin gluten» en productos que no deberían llevarlo porque estos de por sí no lo contienen.