El Centro Andaluz de la Fotografía (CAF) trae a sus salas el trabajo de la fotoperiodista libanesa Dalia Khamissy, una muestra que recoge el horror y las consecuencias de la mayor ofensiva israelí contra el Líbano, producida en julio de 2006. Con ‘Espacios abandonados’, la fotoperiodista libanesa invita a la reflexión sobre las consecuencias de la guerra, un testimonio desgarrador en forma de imágenes que se podrá ver desde el 22 de noviembre.
En julio de 2006 se produjo la ofensiva más virulenta sobre los territorios de Líbano desde la invasión de Israel en 1982. Por aquel entonces, Dalia Khamissy trabajaba como editora fotográfica en una agencia internacional de noticias en Beirut.
Tras comprobar cómo el mundo se había olvidado de esa catástrofe, la fotógrafa dejó su trabajo en la agencia y se tiró a las calles para retratar las consecuencias y el horror producido por el ataque israelí. Ruinas, destrucción y un entorno dantesco. Eso fue lo que Dalia Khamissy encontró y lo que ha reflejado en ‘Espacios abandonados’.
El trabajó se llevó a cabo durante el verano de 2007, casi un año después del ataque. La fotógrafa entró en viviendas y mezquitas asoladas, donde encontró amontonados muebles y enseres que reflejaban la virulencia de la ofensiva.
La propuesta de Khamissy es un acercamiento frío y pausado al conflicto bélico. Un encuentro con la destrucción que sirve como acicate para iniciar una reflexión en torno a la guerra.
“El mundo perdió paulatinamente el interés en las noticias de el Líbano y se olvidó de su población, cuya vida había dado un giro para siempre”, ha declara Khamissy durante la inauguración de la muestra. Dejó su trabajo de editora gráfica y casi un año después de la guerra, en el verano de 2007, se dirigió a las zonas afectadas.
“Había conocido el conflicto a través de la mirada de mis compañeros, pero esta vez era testigo directo…en silencio. Los muebles que quedaron atrás daban testimonio de miles de historias y recuerdos de familias que había compartido una vida entre paredes hoy decoradas con grietas y humedad”, explica la autora. Esta serie de 16 imágenes fue el primer proyecto que realizó sobre la guerra de ese verano, fue su manera de reconciliarse con la fotografía.
En palabras de Pablo Juliá, “son fotografías de una extraña belleza con una saturación cromática generada por el sol y la luz que entran por los boquetes producidos por las bombas y acarician muebles sin vida. La increíble y triste belleza de lo destruido. No podemos escapar a esa disyuntiva que plantea la autora”.