El tocaor jerezano nunca se salió de los cuatro costados del cante jondo para acompañarlo y, sin embargo, satisface sus anhelos de abrir fronteras con buenas dosis de imaginación y un gusto exquisito. No ha destacado por sus picados inverosímiles o sus arpegios increíbles, pese a que el techo de su técnica no encuentra fin. Moraíto, curiosamente, ha sabido rebuscar en sus adentros donde se encuentra el misterio de la sencillez. Defiende la virtud del silencio para tocar con sinceridad, gracia y temple. Opta siempre por el juego. Aboga por el salero versus la técnica insufrible. El ángel por encima de todo.
Nacido en el jerezano barrio de Santiago, Moraíto (1955) debutó por primera vez en un escenario con 11 años en el festival flamenco que su tío, Manuel Morao, organizaba cada año en la plaza de toros de Jerez. Una cita en la que participaban tanto artistas noveles como consagrados, por lo que compartió cartel con José Mercé y Juan Villar. En tablaos y festivales tuvo oportunidad de tocar para las grandes figuras de cada momento, entre las que se encuentra, por ejemplo, La Paquera o José Mercé -que le reclama para todos sus discos y conciertos-; y algunos no flamencos como Serrat. Fruto de la colaboración con Mercé han sido los álbumes “Aire” (2000) y “Lío” (2002). Por su trayectoria y su buen hacer a la guitarra ha recibido varios premios, como la Copa de Jerez de la Cátedra de Flamencología de Jerez en 1984 o el Primer Premio Nacional de Guitarra Flamenca de la Peña los Cernícalos en 1972 y 1986
La cita con el flamenco de Moraíto es esta noche, a partir de las 21 horas, en el Teatro Apolo. La entrada vale 10 euros.