La sociedad actual está llena de “felicidad basura”

La felicidad basura es un concepto muy actual. Igual que puede haber comida basura, contratos basura, también existe una felicidad en el mundo actual con estas características. La felicidad asociada a actividades masivas, llena de prisas y por la que hay que pagar de forma constante es lo que Luis Antonio de Villena cree que está muy presente en el mundo actual. De Villena puso como ejemplo de este modelo de felicidad el botellón, lleno de excesos, o los viajes organizados, viajes de placer llenos de prisas y masificados, y defendió que una buena forma de llegar a la felicidad “radica en el autocontrol de las subidas y bajadas”.

La búsqueda de la felicidad es algo inherente a la condición humana, todo proyecto de vida tiende a la felicidad, sin embargo, cuando se tiene en exceso y durante mucho tiempo es muy probable que ésta conduzca a la “autodestrucción”. Éstas fueron algunas de las conclusiones de la conferencia que el escritor y periodista, Luis Antonio de Villena, pronunció ayer en el ciclo ‘La mirada del hombre’ de la Fundación Cajamar.

Con constantes referencias a los clásicos griegos, Luis Antonio de Villena compartió sus reflexiones en torno a la felicidad, un concepto que mueve el mundo y que está presente hasta en los casos más extremos, como puede ser el suicidio. Sin embargo, la felicidad está sometida a lo que Villena llamó “el dios salvaje”, un concepto tomado del escritor Al Alvarez, y que hace referencia a esa “fuerza disturbadora que interviene para desviar el camino hacia la felicidad”. Pero, claro, esas desviaciones pueden ser positivas, con momentos de euforia, o negativas, asociadas a momentos de depresión.

La consecución de la felicidad varía en función de cada persona. Para unos la felicidad puede ser contar con muchos bienes materiales; otros, sin embargo, son felices entregando su vida por los demás, como puede ser el caso de los cooperantes de las organizaciones no gubernamentales; y en otros casos, un elemento disturbador como el dolor puede convertirse en un medio para alcanzar la felicidad, como en el caso de personas con creencias religiosas que ofrecen ese sufrimiento a su divinidad, porque ese dolor les va a llevar a la felicidad futura.

El caso es que este concepto se convierte en el fin al que todas las personas quieren llegar. A pesar de eso, movimientos filosóficos de la antigüedad cuyo fin era la conquista de la felicidad como el eudaimonismo han sido muy denostados. Epicuro fue uno de los autores abanderados de este movimiento, que defendía la vida como “un jardín y no un valle de lágrimas”.

El mundo actual, según De Villena, está lleno de prisas, de competitividad, de ambición por tener más. Elementos que hacen más complicado alcanzar un estado de felicidad. Este autor defendió que la clave para la felicidad está en el concepto de “aura medianía”, aspirar a lo mejor dentro de nuestros límites y, ante todo, tratar de evitar las interrupciones del dios salvaje. Luis Antonio de Villena terminó su intervención con una frase que caló en el público: “la felicidad no es fácil, pero es posible”.

 

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