¿Por qué los más jóvenes se enganchan a las redes sociales?

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Detrás del uso desmedido de las redes sociales hay algo más complejo. Un grupo de investigadores de la Universidad de Almería ha analizado los factores psicológicos implicados en la adicción a las redes sociales y ha descrito qué elementos de la personalidad tratan de compensarse cuando las personas emplean estos canales de comunicación digitales de una forma problemática.

Una adolescente consulta las redes sociales con su móvil.

En un estudio realizado por la asociación Protégeles se estima que en España, el 1,5% de la población ya es adicto a la tecnología y que el 21% de los jóvenes se encuentra en riesgo de engancharse al móvil. El uso abusivo de los dispositivos electrónicos y de las redes sociales está alcanzando niveles preocupantes, y lo peor de todo es que estas cifras irán a más en los próximos años, a tenor de la presencia de los teléfonos inteligentes y de las redes en la vida diaria de cualquier persona.

Los jóvenes y adolescentes son, con diferencia, el colectivo más vulnerable ante la tecnología y las redes sociales. Por un lado, son los que más las utilizan, ya que han crecido pegados a estos dispositivos; y, por otro, son los que menos herramientas cuentan para controlar el uso que hacen del teléfono inteligente, lo que puede derivar en un abuso de estos canales de comunicación, hasta el punto de sobrepasar la línea de una relación saludable con el mundo digital al que dan acceso.

Las redes sociales cuentan con unas ventajas fantásticas y permiten la comunicación con personas ubicadas en cualquier parte del mundo, sin embargo están relegando la relación persona a persona a un segundo plano, especialmente en los nativos digitales, que ven con naturalidad relacionarse con sus iguales a través de Instagram, Tik Tok o WhatsApp, por citar las más utilizadas.

Qué factores psicológicos explican la adicción a las redes sociales

El profesor de Psicología y director de Máster en Terapias Contextuales de la Universidad de Almería, José Manuel García Montes, habla de un dúo de factores psicológicos que se repiten en la mayor parte de los casos de adicciones o uso problemático de las redes sociales. En primer término, se encuentra  la soledad; y muy vinculada a ésta, la falta de un sentido vital.

«Hemos encontrado que la pérdida de un sentido vital se correlaciona con el uso de redes sociales, de tal manera que quien no tiene un sentido en la vida se engancha más a redes sociales. Lo que hipotetizamos es que el sentido de la vida es un factor protector, es decir, que si la gente se siente sola, pero tiene un sentido de la vida, es más difícil que se enganchen a redes sociales».

Pero qué se entiende por un sentido en la vida. Este investigador de la Universidad de Almería explica que se trata de tener un propósito, de ver la vida con algún sentido. Y las fuentes de significado pueden ser diversas y cada persona tiene las suyas.

@Trece__13 y @Lolalolita, influencers con 300.000 y 2,9 millones de seguidores en Instagram.

Por qué los jóvenes están más en riesgo de engancharse a las redes

El de los jóvenes es un colectivo en riesgo de caer en la adicción a las redes sociales, porque muchos de ellos tienen una falta de un sentido vital, que se suma a la desmotivación que acompaña a los jóvenes y adolescentes de hoy en día, quizás los más desorientados de la historia, a pesar de ser los que más recursos cuentan para informarse y encontrar su sitio en el mundo que les rodea.

Esto los hace especialmente vulnerables a las redes sociales, sostiene este investigador, porque «no saben muy bien qué van a hacer, se llevan mal con sus padres, pero a la vez también tienen conflictos con sus amigos… y en esta etapa de confusión vital, los influencers que siguen a través de las redes sociales entran para decirle a la juventud lo que tienen que hacer».

¿Hay diferencias de género en los motivos que llevan a tener un uso problemático de la tecnología?

En un artículo realizado junto a Ornella Gianna Miani, de la Universidad de Almería, y Laura del Carmen Sánchez, de la Universidad de Granada, García Montes ha encontrado diferencia de género, en cuanto a las razones que llevan a realizar un uso problemático de la tecnología.

Este equipo ha observado que mientras los varones caen en un uso adictivo de los medios digitales llevados por la ansiedad; las mujeres emplean estos dispositivos como una manera de calmar el desasosiego que les causa carecer de un sentido vital y para la evitación experiencial. Las niñas buscan más orientación e influencers. Y estas diferencias tienen su origen en el tipo de educación que han recibido unos y otras, así como en los roles que la sociedad espera que desempeñen.

Qué elementos facilitan la adicción a redes y tecnología

Una vez que se conocen los rasgos psicológicos de las personas que realizan un uso abusivo de las redes sociales, otra cuestión a analizar qué los elementos favorecen el que la utilización de unos dispositivos imprescindibles en la vida actual, se convierta en un problema que derive en una adicción. Uno de los primeros elementos de predisposición, aunque parezca obvio, es la disponibilidad de acceso a los dispositivos electrónicos. «El móvil acompaña al joven durante todo el día y ese es un primer factor de riesgo», explica el director del Máster en Terapias Contextuales.

Junto a la disponibilidad de un móvil se encuentra la importancia que en la adolescencia se otorga al grupo de pares, de iguales, cuya influencia es mucho mayor que la de los propios padres. Las redes sociales ofrecen un acceso continuo al grupo y eso hace que se vuelquen todavía más en estos medios, de manera que los amigos, están presentes en todo momento y de manera inmediata, algo que no habían experimentado generaciones anteriores.

«Cuando no existían móviles, las interacciones con el grupo de pares estaba limitado a encontrarse físicamente con ellos. Ahora eso ha cambiado, porque cuando se está con la familia también se puede usar el móvil y mantener el contacto el grupo de pares al mismo tiempo. Esto genera una atención dicotómica», añade.

La situación se complica todavía más, ya que se ha demostrado que quienes hacen un mayor uso de las redes sociales son, precisamente, los chicos y las chicas que menos amigos tienen. «Pero todo esto es más perverso todavía, porque cuando uno se va enganchando más a las redes va cortando la amistad real con las personas que se tienen al lado», añade este profesor de la Universidad de Almería.

Qué encuentran los jóvenes y adolescentes en las redes sociales para que les sean tan atractivas

José Manuel García Montes.

En las redes sociales, los adolescentes encuentran justamente lo que necesitan a esa edad: modelos a seguir, bien los que les ofrecen sus grupos de amigos o los influencers a los que siguen;  así como el reforzamiento en su forma de ver el mundo.

Este profesor de la Universidad de Almería, opina que las redes sociales hoy ocupan el papel que tenía la Iglesia hace 50 ó 60 años, ya que son «las grandes agencias de control del comportamiento», con la diferencia de que mientras antes esa agencia de control venía impuesta, la actual la configuran a su gusto los usuarios, a través de sus ‘me gustas’ y sus comentarios.

Qué señales alertan de un uso problemático de las redes sociales

Estamos acostumbrados a ver a los adolescentes, y también a muchos adultos, con la cabeza gacha mirando su móvil. Pero hay una serie de señales que evidencian cuándo la utilización de las redes se ha convertido en un problema. La primera, y más evidente, es el tiempo que se pasa delante del dispositivo. Y la segunda viene cuando el uso del móvil interfiere en su vida normal: llega tarde al instituto por ver redes sociales, baja el rendimiento académico, deja de realizar actividades con amigos por quedarse en casa con el móvil.

Para evitar llegar a estos casos, la limitación del uso de los dispositivos electrónicos resulta fundamental. De la misma manera que no se puede estar comiendo o jugando todo el día, tampoco se pueden pasar las horas pegados a la pantalla. El establecimiento de límites ayuda a que aprendan a tener una relación saludable con la tecnología y dejen apartado el dispositivo en los contextos donde no corresponde, como el tiempo para estar con la familia, comida… Porque la opción de retirar totalmente el móvil no es la adecuada, opina García Montes, ya que al final es un elemento necesario prácticamente para todo.

La adicción a las redes sociales funciona como cualquier otra adicción a sustancias, sigue el mismo patrón: en ambas se va necesitando cada vez y cuando no se tiene lo que genera ese ‘subidón’ se crea un malestar.

Por eso, recomienda este experto, hay que trabajar con los adolescentes desde el primer momento, para establecer una relación segura con la tecnología y fomentar las relaciones persona a persona.